Título: Estar enfermo
Autora: Virginia Woolf
Páginas: 104
Editorial: Alba
Precio: 14 euros
Año de edición: 2019
Este curiosísimo ensayo fué escrito en 1926. Es bastante breve y a la vez, profundamente original, innovador, arriesgado y extraño. Está muy alejado en el tono y el estilo de los ensayos clásicos, piezas sesudas bien argumentadas y sólidas. Con un estilo ligero y como de pasada, trata multitud de temas con más sentido de lo que parece, sugiriendo y mencionando por encima ideas que a todos nos atañen: la compasión, la soledad, la religión, el lenguaje, la lectura...
Es un texto poco racional, más bien una serie de vivencias, sensaciones e impresiones hábilmente hilvanadas con algunas ideas. Y sin embargo, funciona maravillosamente bien en su aparente sencillez.
El libro se basa en la enfermedad, ese estado alterado de la consciencia, cuando como dice la Woolf, el policía que controla nuestra mente está fuera de servicio y todo se descontrola un poco. Las percepciones cambian, la mente se embota y funciona de otra manera, el mundo parece extraño y se abren puertas que habitualmente están cerradas.
No puedo contar más, es mejor que lo leáis vosotros mismos. Realmente es una pieza muy notable, que trata la enfermedad como un estado ental. La autora lamenta que la literatura no le haya dedicado sus mejore páginas, como sí ha hecho con el amor, el honor o la patria. Hay poca patografía, poca escritura sobre la vida del enfermo.
Desde luego, la pobre Virginia tenía amplia experiencia en el tema. Era maníaco-depresiva, padecía fiebre alta continuada, de la que fué tratada con los métodos más estrambóticos (sacándole los dientes, con cloral), pasó la rubeola, tenía frecuentes dolores de cabeza y jaquecas, y en general, nunca disfrutó de una salud demasiado buena.
Un ensayo muy especial e interesante, tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta. Esta edición se completa con un texto de su madre, Julia Stephen, que fué enfermera y nos cuenta en su cuaderno de notas cómo veía su experiencia cuidando enfermos.
Páginas: 104
Editorial: Alba
Precio: 14 euros
Año de edición: 2019
Este curiosísimo ensayo fué escrito en 1926. Es bastante breve y a la vez, profundamente original, innovador, arriesgado y extraño. Está muy alejado en el tono y el estilo de los ensayos clásicos, piezas sesudas bien argumentadas y sólidas. Con un estilo ligero y como de pasada, trata multitud de temas con más sentido de lo que parece, sugiriendo y mencionando por encima ideas que a todos nos atañen: la compasión, la soledad, la religión, el lenguaje, la lectura...
Es un texto poco racional, más bien una serie de vivencias, sensaciones e impresiones hábilmente hilvanadas con algunas ideas. Y sin embargo, funciona maravillosamente bien en su aparente sencillez.
El libro se basa en la enfermedad, ese estado alterado de la consciencia, cuando como dice la Woolf, el policía que controla nuestra mente está fuera de servicio y todo se descontrola un poco. Las percepciones cambian, la mente se embota y funciona de otra manera, el mundo parece extraño y se abren puertas que habitualmente están cerradas.
No puedo contar más, es mejor que lo leáis vosotros mismos. Realmente es una pieza muy notable, que trata la enfermedad como un estado ental. La autora lamenta que la literatura no le haya dedicado sus mejore páginas, como sí ha hecho con el amor, el honor o la patria. Hay poca patografía, poca escritura sobre la vida del enfermo.
Desde luego, la pobre Virginia tenía amplia experiencia en el tema. Era maníaco-depresiva, padecía fiebre alta continuada, de la que fué tratada con los métodos más estrambóticos (sacándole los dientes, con cloral), pasó la rubeola, tenía frecuentes dolores de cabeza y jaquecas, y en general, nunca disfrutó de una salud demasiado buena.
Un ensayo muy especial e interesante, tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta. Esta edición se completa con un texto de su madre, Julia Stephen, que fué enfermera y nos cuenta en su cuaderno de notas cómo veía su experiencia cuidando enfermos.
Virginia Woolf (Londres, 1882-1941), que en realidad se llamaba Adeline Virginia Stephen es una de las escritoras británicas más importantes, miembro del grupo de Bloomsbury.
Ya ha visitado varias veces La antigua Biblos, así que no vamos a repetir de nuevo su biografía, simplemente mencionar que se la considera junto con James Joyce, Thomas Mann, Franz Kafka y Marcel Proust, una de las grandes renovadoras de la novela moderna del siglo XX. Experimentó con la estructura temporal y espacial de la novela, perfeccionó y desarrollo el monólogo interior de Joyce, procedimiento con el que se intenta reproducir representar los pensamientos de un personaje tal y como surgen en la mente.
Ya ha visitado varias veces La antigua Biblos, así que no vamos a repetir de nuevo su biografía, simplemente mencionar que se la considera junto con James Joyce, Thomas Mann, Franz Kafka y Marcel Proust, una de las grandes renovadoras de la novela moderna del siglo XX. Experimentó con la estructura temporal y espacial de la novela, perfeccionó y desarrollo el monólogo interior de Joyce, procedimiento con el que se intenta reproducir representar los pensamientos de un personaje tal y como surgen en la mente.
Fué
además una de las primeras voces en reflexionar sobre la condición de
la mujer, la identidad femenina y sus
relaciones con el arte y la literatura, aspectos que planteó en algunos
de sus ensayos de manera tan persuasiva y clara que tuvieron una
influencia enorme en el movimiento feminista.
Virginia Woolf
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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