Título: Tres tristes tigres
Autor: Guillermo Cabrera Infante
Páginas: 537
Editorial: Seix Barral
Precio: 21 euros
Año de edición: 2017
Pues tengo que reconocer que no había leído esta famosísima novela y, la verdad, me ha encantado. Entiendo perfectamente por qué es tan conocida y por qué es ya uno de los clásicos de la literatura iberoamericana.
Se publicó por primera vez en 1965 y en 1967 apareció una segunda edición mejorada y ampliada que ha quedado como definitiva y de cuya aparición se cumpen ahora 50 años. Para celebrarlo, la editorial Seix Barral ha lanzado esta edición especial que incluye la foto de portada original de la primera cubierta y una copia al final de varios informes de la censura franquista que la tacha de irreverente, irreligiosa, pornográfica, procaz y marxista. Porque esta obra tuvo el raro honor de estar prohibida en la Cuba de Castro y también en la España de Franco.
Volviendo al texto en sí, contiene un alarde de creatividad y dominio del lenguaje en cada página, porque pone juego una amplia variedad de técnicas, modos y trucos para construir un discurso tropical y arrollador, un torrente de palabras sobre lo que era y cómo era en aquellos años la noche en la Habana, los cubanos, las cantantes de boleros, los músicos, los compadres, los compañeros de juerga y mil personajes y situaciones de aquel universo que, no sé si era tan maravilloso y rico como aparece aquí, pero en todo caso la literatura y la nostalgia lo convierten en un mundo fascinante y colorido, inolvidable, que hace que el lector se muera de envidia por no haberlo podido conocer.
Es una novela escrita en cubano, con acento cubano y alma cubana, tan oral que a ratos hay que leerla en voz alta y a toda velocidad para oír cómo suena. Si hay que hablar de lo que cuenta, esta obra desgrana un rosario de situaciones y escenas alrededor de las andanzas de tres amigos en la capital cubana, en las que aparecen y se cruzan un montón de personajes típicos y característicos, muy bien dibujados. Pero el auténtico tema es la noche habanera, el trópico y la cultura cubana, la música y el desparpajo verbal, un festín literario cocinado con todos los olores, sabores y sones de por allí.
Esta gran novela ganó inmediatamente el Premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral y en 1970 el Premio al mejor libro extranjero traducido al francés. También se ha vertido a otros idiomas, por ejemplo al japonés, y me gustaría saber cómo suena en nipón, pero desgraciadamente eso es imposible.
En fin, una novela que marca una época, única y divertidísima, un regalo para todo gourmet de la literatura. Corred, corred a comprarla y leerla porque si no la conocéis, os estáis perdiendo algo muy gordo.
Y para acabar dándoos la oportunidad de que juzguéis vosotros mismos sin necesidad de haber leído antes estas estupendas quinientas y pico páginas, a cata y prueba, aquí tenéis dos fragmentos significativos de las mejores cualidades de tan estupenda y tremenda novela.
«... y es curioso que tantas cosas entren en Cuba por la boca y no solamente
nos comamos el espacio, sino que comerse una mujer es acostarse con ella
y comebolas y comemierda es sinónimo de idiota y comerse un cable es
pasar hambre, necesidades y comecandela es un guapo de oficio y comer de
la mano de alguien es dejarse domesticar por ese adversario y cuando
alguien hace algo bien o alguna cosa extraordinaria, se dice que se la
comió... ».
«La dejé hablar así na ma que pa dale coldel y cuando se cansó de metel su descalga yo le dije que no vieja, tu etás muy equivocada de la vida (así mimo), pero muy equivocada: yo rialmente lo que quiero e divestisme y dígole, no me voy a pasal la vida como una momia aquí metía désas en que cerraban a lo farallone y esa gente, que por fin e que yo no soy una antigua, y por mi madre santa te lo juro que no me queo vestía y sin bailal...».
Guillermo Cabrera Infante
Guillermo Cabrera Infante (Gibara, 1929-2005) fue un escritor y guionista cubano de antepasados canarios, una de las figuras de la isla caribeña más reconocidas internacionalmente. Hijo de un periodista, sus dos progenitores eran comunistas y por ello fueron encarcelados. Así que el pequeño Guillermo pasó unos meses en prisión a la tierna edad de 7 años.
A los 19 años y como resultado de una apuesta, escribió una parodia de «El señor presidente» de Miguel Ángel Asturias, la envió a la revista «Bohemia» y se la publicaron, lo que cambió su vida y le hizo inclinarse definitivamente hacia el oficio de escritor. Empezó a estudiar Medicina, pero muy pronto lo dejó para dedicarse al periodismo, había descubierto ya los dos grandes amores de su vida: los libros y el cine.
Tuvo problemas con la censura en tiempos del dictador Batista, apoyó decididamente la revolución de Fidel Castro, fué nombrado subdirector de «Gramma» y Director del Consejo Nacional de Cultura, pero también a la censura comunista le parecieron demasiado atrevidos sus cuentos y guiones de cine. Tuvo que exiliarse primero en Madrid, luego en Barcelona, Londres y Hollywood.
En 1997 ganó el Premio Cervantes. y en el año 2001 el Premio Unión Latina por el conjunto de su obra. Ha influido en toda una generación de escritores y está considerado uno de los escritores del boom latinoamericano más interesante. Reconozco que el personaje no me resultaba muy simpático, siempre ceñudo y antipático, pero ahora que lo he leído, rindo pleitesía a su talento y a su enorme talla como novelista innovador y tropical.
Guillermo Cabrera Infante en su salsa
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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