Título: La mancha humana
Autores: Philip Roth
Páginas: 432
Editorial: Debolsillo
Precio: 9.95 euros
Año de edición:2009
Autores: Philip Roth
Páginas: 432
Editorial: Debolsillo
Precio: 9.95 euros
Año de edición:2009
Con
esta novela Philip Roth (Newark, Nueva
Jersey, 1933) termina su llamada «Trilogía Americana», un ciclo de tres
novelas en las que analiza con profundidad tres momentos claves en la historia de las guerras de los Estados Unidos
y sus consecuencias. «Pastoral Americana»
está situada en los años sesenta, después de la guerra de Vietnam; «Me casé
con un comunista» relata los años
cincuenta, época conocida tristemente como el macartismo y sus persecuciones
indignas para todo lo que tuviera algún aire comunista, y finalmente «La mancha
humana» está ubicada a fines de los
años noventa, en pleno proceso de impugnación contra Bill Clinton por su
conducta indecorosa en el despacho oval.
A riesgo de parecer demasiado entusiasta, creo no equivocarme al señalar que, a pesar de la gran producción de Roth (28 novelas, antologías y libros de memorias), «La mancha humana» basta para consagrarlo como un escritor sobresaliente. La profundidad de los caracteres, la complejidad de los personajes y el drama que se desarrolla a lo largo de la trama nos hacen preguntarnos una y otra vez sobre nuestras conductas, temores y anhelos más profundos.
El planteamiento parece sencillo: un hombre de 71 años, profesor emérito en Lenguas clásicas es acusado de racista en la universidad en la que ha sido decano durante más de 30 años y sin ningún miramiento es obligado a renunciar. Ello complica su existencia y la de su esposa, que abrumada por la afrenta sufre un ataque y muere. El profesor Coleman Silk, que es el nombre de nuestro personaje central, enfurecido comienza a escribir detalles de lo sucedido con la intención de que un amigo escritor, Nathan Zuckerman, revele las entretelas de la hipocresía con que se vive en los campus universitarios.
No se piense que estoy revelando la historia, nada más alejado de ello; éste es sólo el inicio de la novela que habrá de irse enriqueciendo con otros elementos: el profesor conocerá a una mujer de 34 años Faunia Faury, iletrada, con una historia terrible y un trabajo sencillo: es afanadora en la universidad, nuevos motivos de escándalo… Y por si fuera poco, aparece el exmarido de la mujer, Lester Farley un excombatiente de Vietman que sufre del trastorno de estrés postraumático. Para redondear el círculo, revelaré sólo un nombre más: Delphine Roux, una joven profesora francesa, graduada en Yale y responsable del Departamento de Lenguas y Literatura de la universidad. Con todo ello tenemos ya los elementos para un drama explosivo.
Una vez planteada la trama, Philip Roth se permite hacer una radiografía de la conducta y motivaciones, no sólo de sus personajes sino también de la complicada existencia de otros hombres y mujeres, mostrada con toda crudeza y sin misericordia. La doble moral que puede enseñorearse de un campus universitario, donde se presume reina la tolerancia, la capacidad de análisis, la inventiva y la convivencia entre seres privilegiados por el conocimiento, la cultura, el saber. El propio título nos recuerda la fragilidad de la condición humana, sus contradicciones, debilidades y extremos.
Una severa crítica al sistema se revela en el acucioso retrato de la problemática de los veteranos estadounidenses, abandonados a su suerte una vez que regresan a casa, llenos de ira, incomprensión, dolor y rabia. Resulta casi patético el relato de la gira del muro ambulante, copia exacta del Muro Memorial que se encuentra en Washington D. C. inaugurado el 23 de noviembre de 1982 en el que se detallan los 58 209 nombres de los jóvenes sacrificados en la Guerra de Vietnam.
Igualmente de estremecedora es la dolorosa perspectiva de la vida de la joven profesora francesa, que uno pensaría llena de vida por su juventud, 29 años, y sus logros para descubrir que es una chica insegura, infeliz, llena de temores y odio contra sí misma. Sólo tiene como motivaciones el despecho, la angustia y el instinto de supervivencia.
La definición de los caracteres principales: Coleman Silk, Faunia Farley y Nathan Zuckerman es profundamente humana y revela una vez más que Philip Roth es un observador cuidadoso de las conductas y las motivaciones de sus personajes. Detrás de sus actos concretos se revelan las constantes preocupaciones de su obra: el sentido de la existencia, el doloroso proceso del envejecimiento, la certeza de la muerte, la imposibilidad de actos fallidos, el que todo tiene un motivo y un sentido, el deseo, la indignación y la voluntad de forjarse un destino, la crítica severa a la perversión de las conductas en las personas, la incapacidad para enfrentarse con su destino, la imposibilidad de ser mejores. La cara más amarga de lo humano, mostrada en su completa desnudez, sin artificios.
Es también una novela sobre la ira y la forma de lidiar con ella. Los personajes están enojados, algunos consigo mismos y otros con los demás, con el mundo. La novela es un juego de espejos donde Roth hace reflexionar al lector al obligarlo a verse sin concesiones. Podría decirse que es anticlímax, ya que el escritor nos revela el destino de los personajes antes de que termine la novela, pero es tan buena la trama que uno desea seguir leyéndola para completar la historia. Para ello utiliza a Nathan Zuckerman, su alter ego, narrador omnisciente en algunas de sus novelas que integra las partes de la trama y les da sentido y congruencia. Así, la literatura aparece como el único medio de salvación.
Por si fuera poco todo lo que les he ponderado esta novela, es también una vívida lección de historia contemporánea de los Estados Unidos. Profundamente crítico sobre la sociedad estadounidense, Roth habla de personajes de la política de ése difícil momento, los años finales de los noventa; del deficiente sistema educativo, del puritanismo norteamericano y su infame tiranía del decoro, de su vocación destructiva y de su perpetua necesidad de guerra y sacrificio.
Para finalizar quiero mencionar un sólo tema más: el secreto. Es el sustrato, el motivo y la definición de la historia. ¿Podemos vivir por siempre atados a un secreto? ¿Es liberador poder contarlo? ¿Nos hace mejores o nos disminuye como personas? Muchas de estas dudas serán reveladas tras la lectura del libro. Les invito a disfrutarlo, a reflexionar con él y también a leer la trilogía mencionada. Philip Roth, el eterno aspirante a Premio Nobel de Literatura, que al menos para mí, ya lo ha ganado.
Lectura, fascinante aventura.
A riesgo de parecer demasiado entusiasta, creo no equivocarme al señalar que, a pesar de la gran producción de Roth (28 novelas, antologías y libros de memorias), «La mancha humana» basta para consagrarlo como un escritor sobresaliente. La profundidad de los caracteres, la complejidad de los personajes y el drama que se desarrolla a lo largo de la trama nos hacen preguntarnos una y otra vez sobre nuestras conductas, temores y anhelos más profundos.
El planteamiento parece sencillo: un hombre de 71 años, profesor emérito en Lenguas clásicas es acusado de racista en la universidad en la que ha sido decano durante más de 30 años y sin ningún miramiento es obligado a renunciar. Ello complica su existencia y la de su esposa, que abrumada por la afrenta sufre un ataque y muere. El profesor Coleman Silk, que es el nombre de nuestro personaje central, enfurecido comienza a escribir detalles de lo sucedido con la intención de que un amigo escritor, Nathan Zuckerman, revele las entretelas de la hipocresía con que se vive en los campus universitarios.
No se piense que estoy revelando la historia, nada más alejado de ello; éste es sólo el inicio de la novela que habrá de irse enriqueciendo con otros elementos: el profesor conocerá a una mujer de 34 años Faunia Faury, iletrada, con una historia terrible y un trabajo sencillo: es afanadora en la universidad, nuevos motivos de escándalo… Y por si fuera poco, aparece el exmarido de la mujer, Lester Farley un excombatiente de Vietman que sufre del trastorno de estrés postraumático. Para redondear el círculo, revelaré sólo un nombre más: Delphine Roux, una joven profesora francesa, graduada en Yale y responsable del Departamento de Lenguas y Literatura de la universidad. Con todo ello tenemos ya los elementos para un drama explosivo.
Una vez planteada la trama, Philip Roth se permite hacer una radiografía de la conducta y motivaciones, no sólo de sus personajes sino también de la complicada existencia de otros hombres y mujeres, mostrada con toda crudeza y sin misericordia. La doble moral que puede enseñorearse de un campus universitario, donde se presume reina la tolerancia, la capacidad de análisis, la inventiva y la convivencia entre seres privilegiados por el conocimiento, la cultura, el saber. El propio título nos recuerda la fragilidad de la condición humana, sus contradicciones, debilidades y extremos.
Una severa crítica al sistema se revela en el acucioso retrato de la problemática de los veteranos estadounidenses, abandonados a su suerte una vez que regresan a casa, llenos de ira, incomprensión, dolor y rabia. Resulta casi patético el relato de la gira del muro ambulante, copia exacta del Muro Memorial que se encuentra en Washington D. C. inaugurado el 23 de noviembre de 1982 en el que se detallan los 58 209 nombres de los jóvenes sacrificados en la Guerra de Vietnam.
Igualmente de estremecedora es la dolorosa perspectiva de la vida de la joven profesora francesa, que uno pensaría llena de vida por su juventud, 29 años, y sus logros para descubrir que es una chica insegura, infeliz, llena de temores y odio contra sí misma. Sólo tiene como motivaciones el despecho, la angustia y el instinto de supervivencia.
La definición de los caracteres principales: Coleman Silk, Faunia Farley y Nathan Zuckerman es profundamente humana y revela una vez más que Philip Roth es un observador cuidadoso de las conductas y las motivaciones de sus personajes. Detrás de sus actos concretos se revelan las constantes preocupaciones de su obra: el sentido de la existencia, el doloroso proceso del envejecimiento, la certeza de la muerte, la imposibilidad de actos fallidos, el que todo tiene un motivo y un sentido, el deseo, la indignación y la voluntad de forjarse un destino, la crítica severa a la perversión de las conductas en las personas, la incapacidad para enfrentarse con su destino, la imposibilidad de ser mejores. La cara más amarga de lo humano, mostrada en su completa desnudez, sin artificios.
Es también una novela sobre la ira y la forma de lidiar con ella. Los personajes están enojados, algunos consigo mismos y otros con los demás, con el mundo. La novela es un juego de espejos donde Roth hace reflexionar al lector al obligarlo a verse sin concesiones. Podría decirse que es anticlímax, ya que el escritor nos revela el destino de los personajes antes de que termine la novela, pero es tan buena la trama que uno desea seguir leyéndola para completar la historia. Para ello utiliza a Nathan Zuckerman, su alter ego, narrador omnisciente en algunas de sus novelas que integra las partes de la trama y les da sentido y congruencia. Así, la literatura aparece como el único medio de salvación.
Por si fuera poco todo lo que les he ponderado esta novela, es también una vívida lección de historia contemporánea de los Estados Unidos. Profundamente crítico sobre la sociedad estadounidense, Roth habla de personajes de la política de ése difícil momento, los años finales de los noventa; del deficiente sistema educativo, del puritanismo norteamericano y su infame tiranía del decoro, de su vocación destructiva y de su perpetua necesidad de guerra y sacrificio.
Para finalizar quiero mencionar un sólo tema más: el secreto. Es el sustrato, el motivo y la definición de la historia. ¿Podemos vivir por siempre atados a un secreto? ¿Es liberador poder contarlo? ¿Nos hace mejores o nos disminuye como personas? Muchas de estas dudas serán reveladas tras la lectura del libro. Les invito a disfrutarlo, a reflexionar con él y también a leer la trilogía mencionada. Philip Roth, el eterno aspirante a Premio Nobel de Literatura, que al menos para mí, ya lo ha ganado.
Lectura, fascinante aventura.
Philip Roth
Publicado por María Antonieta Canseco.
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