jueves, 8 de junio de 2017

El último mohicano - Fenimore Cooper

                      
Título: El último mohicano
Autor: Fenimore Cooper
 
Páginas: 571

Editorial: Biblioteca nueva
 
Precio: 13,90 euros 

Año de edición: 2008

Escrita en 1826, esta novela, que algunos leímos de pequeños en la maravillosa colección Historias Selección de la edtorial Bruguera como una novela más de aventuras en el Oeste, es en realidad la fundadora del género y una de las primeras obras de la literatura estadounidense, junto con las de Washington Irving.

Inaugura la épica de los pioneros el Far West, sus luchas contra los elementos y los indios, las grandes extensiones y el contacto directo con un naturaleza prácticamente virgen, de una belleza sobrecogedora, que se ofrece como un vasto territorio que conquistar. Aporta así un relato mítico fundacional a los Estados unidos: la del héroe que se abre camino en el mundo por sí mismo, desafiando y modificando la naturaleza.

El último mohicano en la Colección Historias Selección,
una edición que alternaba las páginas de historieta con las de texto

En el proceso, contribuye a la desaparición necesaria de una sociedad primitiva y poco desarrollada, la de los pieles rojas, para que pueda surgir otra más evolucionada, basada en la libertad y la democracia. El protagonista es tan noble y bien nacdo, que incluso, derrama una lágrma de compasión por la extinción de las tribus aborígenes, de ahí el título de la obra, «El último mohicano».

Está escrita en un tono realista y descriptivo,lo que la convierte en cierta medida en una novela histórica sobre la vida de los colonos de la época. Por otro lado el autor sabe captar la atención del lector y engancharle para seguir leyendo, introduciendo periódicamente nuevos elementos de interés y puntos de giro para animar la historia. Como novela de aventuras funciona muy bien, está llena de peripecias, acción y episodios atractivos, y sus más de 400 páginas se leen pero que muy bien.

Por otro lado, tiene muchas de las caracterísicas del Romanticismo: presencia de la naturaleza sobrecogedora, pasiones arrebatadas e historias tremebundas. Las descripciones de paisajes son tan buenas que se han utilizado como testimonios para ver cómo ha cambiado el entorno con el paso de tiempo.

Se nota la importancia que el autor le daba a la idea de aristocracia; tanto el protagonista como los antihéros indios, con valores pero del lado equivocado, aseguran varias veces ser de pura raza y tener sangre noble.

En fin, una novela muy completa, romántica, de aventuras, fundacional, de frontera, mítica, clásica, muy entretenida, llena de aspectos y facetas interesantes en los que vale la pena fijarse. Un buen libro que vale la pena leer. 

James Fenimoore Cooper (Burlington, 1789-1851) creció en Cooperstown, fundada por su padre, juez y terrateniente. Se trata de una pequeña ciudad fronteriza que le permitió estar en contacto con la naturaleza desde muy joven. Estudió en la Universidad de Albany y en Yale, de donde fué expulsado tras varias faltas de indisciplina.
 
Se embarcó entonces en un largo viaje por Europa y descubrió su afición marinera. Ingresó en la Armada, pero la repentina muerte de su padre y su matrimono con la heredera de una distinguida y adinerada familia, le hicieron cambiar de planes y se convirtió en gentleman de alta sociedad.
 
Tuvo cinco hijas, su vida se hizo sedentaria y se dedicó a leer. Un día, al acabar una novela, le comentó a su mujer que él mismo podía escribir un libro mejor y a los 30 años publicó su primera obra, «Los pioneros», con notable éxito. Fué la primera de una serie de cinco títulos sobre la vida de los pioneros estadounidenses y sus luchas contra los pieles rojas.
 
Viajó de nuevo a Europa y visitó Londres, París y Suiza como una verdadera celebridad. Se dedicó algo a la política, fué cónsul y no escribió mucho más. Curiosamente, mantuvo varias polémicas con la prensa por defender su derecho a la intimidad frente a la libertad de expresión. Nunca le gustó que escribiesen sobre su vda privada sin su consentimiento. Espero que estas líneas no le molesten, esté donde esté.

James Fenimoore Cooper en 1822
                 
Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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