Título: Las aventuras de Rocambole
Autor: P. A. Ponson du Terrail
Páginas: 480
Editorial: Ediciones B
Precio: 6 euros
Año de edicion: 2007
Éste es el primer volumen de una larga serie de ocho tomos, que cuenta las increíbles aventuras de Rocambole, un ladrón de guante blanco, misterioso y dotado de habilidades casi mágicas que, a medio libro y estando en la cárcel, sufre una tranformación; se vuelve bueno y se convierte en un peculiar héroe, ingenioso y caballeresco, que ayuda al desvalido y deja como firma en el lugar de crimen una sota de corazones.
El truco de tener un antihéroe malligno que luego se convierte en héroe positivo tiene la ventaja de que el personaje queda impregnado del atractivo que siempre tiene el malvado (¿quién no ha deseado alguna vez que al malo de la película le salgan las cosas bien?), y funciona como una figura recortada en negativo en la que el lector proyecta buena parte de sus pulsiones más inconfesables, redimidas porque finalmente se trata de un héroe que persigue un buen fin.
Todo ello crea un juego de espejos, lleno de morbo y catarsis muy interesante, que hace que haya dos tipos de lectores, los que rechazan al protagonista y tienen dficultades en identificarse con él y los que lo abrazon sin reparos y les encanta. Yo me confieso de los segundos (¿qué barbaridades cometería si no leyera tanto?).
Si a eso le añadimos una acción de un ritmo frenético, llena de aventuras, peripecias, misterios y enigmas, tenemos los principales ingredientes de esta novela divertidísima. En ella la verosimilitud importa poco frente al efectismo y el lector tiene la satisfacción de ver que a menudo ocurre lo que desea; el aburrimiento está desterrado mediante una desidad desproporcionada de sorpresas y giros por palabra cuadrada. Increíble.
Hay que leerla con cierta complicidad, sabiendo que las reglas del juego no incluyen que sea creíble lo que sucede, eso es lo de menos, sino que se trata de manipular nuestros deseos y temores más profundos. Y si este carrusel de aventuras y emociones se lee con la suficiente deportividad, se puede disfrutar mucho.
El desenfreno de estas páginas vibrantes es tal, que contienen algunos excesos ciertamente cómicos, como la conocida frase: «tenía las manos frías como las de una serpiente».
En fin, una montaña rusa de párrafos y vicisitudes de tal categoría que ha dado lugar al término rocambolesco: circunstancia o hecho, generalmente en cadena con otros similares, que resulta extraordinario, exagerado o inverosímil. Os lo recomiendo. Vale la pena acercarse a este superventas del siglo XIX para pasar un buen rato.
Sus primeras novelas, buenos ejemplos de la novela gótica más típica, le abrieron las puertas de los periódicos para publicar historias por entregas. En 1857 comenzó a publicar las aventuras de su famoso personaje Rocambole, todo un hito que cubrió la transición de la novela gótica francesa a la novela de aventuras.
En poco tiempo alcanzó un éxito y una popularidad enormes, que le convirtieron en el escritor francés más popular y mejor pagado de aquellos años, lo que le permitió vivir de la literatura y dedicarse por completo a escribir. Fué un escritor muy prolífico, que produjo 73 títulos en poco más de veinte años.
Durante la guerra franco-prusiana en 1870, que terminó con la derrota de Napoleón III, comenzó a vivir lo que parecía un argumento sacado de una de sus novelas: huyó de París, ocupado por los alemanes, y en Orleans se puso al frente de una guerra de resistencia a la ocupación; finalmente, tuvo que huir a Burdeos acosado por las tropas de alemanas, que habían incendiado su castillo, y alli murió. Está enterrado en el cementerio de Montmartre de París. En la foto parece un hombre manso como un cordero, pero no os imágináis lo que era capaz de escribir.
Pierre Alexis Ponson du Terrail, fotografiado por Nadar
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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