lunes, 24 de noviembre de 2014

Aurélia o el sueño y la vida- Gérard de Nerval

 

Título: Aurélia o el sueño y la vida 
Autor: Gérard de Nerval

Páginas: 112
 
Editorial: Eneida

Precio: 10,50 euros

Año de edición: 2011

Este libro mítico, escrito por Gérard de Nerval en 1854, al final de su vida, cuando convivía con la locura, es una obra que se sale fuera de lo normal. Un texto alucinado, sugerente y misterioso, que impresionó e inspiró a partes iguales a los surrealistas franceses. Las primeras frases son una buena muestra de lo que ofrece el resto:

«El sueño es una segunda vida. Yo no he podido nunca abrir sin estremecerme las puertas de marfil o de asta que nos separan del mundo invisible. Los primeros instantes del sueño son una imagen de la muerte...»

Escrita después de pasar por tres crisis de locura, tres descensos a los infiernos como él mismo las llamaba, esta enigmática novelita cuenta el delirio de alguien que comienza a tener sueños extraordinarios, vívidos y reales, que continúan de una noche a otra, hasta que todo se embrolla y...no puedo contar nada más. Tenéis que leerlo, es fenomenal.

El estilo es muy depurado, culto, poco recargado, lleno de reminiscencias y muy evocador. Es a la vez profundamente poético y sencillo, transparente y brillante. Se adapta perfectamente a la historia, una mezcla de ensoñación y vigilia, en los límites de la realidad que percibimos, escrita por un visionario que sostenía que «Lo extraordinario forma parte de lo ordinario».

Un libro imprescindible de un autor único, en la tradición de la mejor literatura más fantástica e inquietante, que se lee con un escalofrío y luego permanece en nuestra memoria, inolvidable..

Gérard de Nerval era el seudónimo de Gérard Labrunie (París, 1808-1855), sonámbulo, poeta, novelista y traductor rabiosamente romántico. Su madre murió de meningitis, siendo él un niño, y le crió un tio abuelo en el pueblo de Valois.

Se hizó famoso por hacer una traducción del «Fausto» de Goethe no muy exacta, pero muy creativa y original. Fué amigo de Théophile Gautier, Alejandro Dumas y Víctor Hugo. Recibió una herencia de su abuela materna y la dilapidó editando una revista de lujo que fué un fracaso, titulada «Monde dramatique». Trabajó como periodista, aprendiz de imprenta, ayudante de notario y ocasionalmente publicaba libros.

Como buen romántico viajó a Italia e hizo un largo periplo por oriente. En Siria estuvo a apunto de casarse con la hija de un jeque, en Beirut se enamoró de una muchacha drusa y en El Cairo, compró una esclava javanesa.

Se enamoraba de las actrices que representaban sus obras de teatro y la muerte de una de ellas, le afectó de un modo terrible y comenzó a dar síntomas de locura. Desarrolló esquizofrenia, episodios de depresión y visitó varios sanatorios, pero seguía escribiendo. Finalmente se colgó de una farola de la rue de la Vieille-Lanterne, en París, dejando este extraño mesaje: «No me esperes hoy, pues la noche será negra y blanca».

Gérard de Nerval, fotografiado por Nadar

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

7 comentarios:

  1. Estos genios/locos nos hacen disfrutar con sus obras y también con sus biografías. Pero lo cierto es que generalmente llevaron unas vidas muy desgraciadas. Un alto precio a pagar.En ese sentido, no los envidio de ninguna manera. Luis Manteiga Pousa

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  2. Gracias por el comentario, Luis. Más que disfrutar con esas biografías terribles, lo curioso es confrontarlas con sus obras y preguntarse si a veces la literatura nace del desequilibrio. Como creo que dijo Fitzgerald una vez: "Doctor, no me cure la depresión que no puedo escribir".
    Salud y libros.

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    1. Me matizo. Estos genios/locos, en su mayoría, tuvieron unas vidas bastante desdichadas. Pero también vivieron la otra cara de la moneda, vivieron con gran intensidad, para lo bueno y para lo malo (a veces mezclados), fluctuando entre los extremos, para el placer y para el dolor (a menudo también mezclados), en esa ambivalencia radical, mucho mayor que la habitual en la mayoría de las personas. En ese sentido también hay una parte envidiable en sus vidas.

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  3. Luis Manteiga Pousa16 de enero de 2023, 23:12

    Me parece que ser un genio puede dar miedo.

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  4. Luis Manteiga Pousa22 de febrero de 2023, 22:45

    Ser un genio pienso que te hace ver más allá de lo que se ve a simple vista, o sentirlo, hace que tu cabeza de vueltas incluso aunque no quieras, planteandote cuestiones que la mayoría de la gente no se plantea, que le des vueltas y vueltas a los temas rompiendo los estereotipos. Desde luego, te quita tranquilidad. Y eso puede dar miedo. Ya se dice que la genialidad y la locura pueden estar muy cercanas, mezcladas, y ese es otro de los posibles miedos, el de enloquecer. Profundizar demasiado te puede llevar al abismo mental incluso, muy a menudo, sin llegar a ninguna parte satisfactoria. Por otra parte, la genialidad también puede ser apasionante, entrar en territorios desconocidos y conseguir grandes logros. Nerval, quizás un ejemplo.

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  5. Sí, señor. Gracias por el comentario. Salud y libros.

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