miércoles, 13 de marzo de 2024

De algún tiempo a esta parte - Max Aub

 

Título: De algún tiempo a esta parte                                                                                     Autor: Max Aub

Páginas: 86 pág.

Editorial: Renacimieto

Precio: 9,40 euros 

Año de edición: 2018

Escrito en 1939, en los primeros meses de su exilio en París, primero como relato y luego como obra de teatro, este monólogo dramático marca, según los críticos, el inicio de la etapa de madurez de Max Aub como autor teatral. En él, aparece Emma, una burguesa, católica de segunda generación, que vive en Viena en 1938 y que, al ver con asombro que es discriminada por tener sangre judía, reniega de su ascendencia semita. Su vida está destrozada, su marido ha sido fusilado y cuenta con horror cómo su hijo ha sido detenido y ejecutado en España por los republicanos, por lo que no sabe a ciencia cierta si simpatiza o no con los nazis. La pobre mujer, arruinada y caída en desgracia, trabaja como limpiadora en un teatro y pronuncia su atormentado parlamento en el escenario, de noche, entre tramoyistas y trabajadores de la empresa teatral.

Se trata, por lo tanto, de un monólogo duro, de un intenso dramatismo, que transmite con eficacia el terrible drama personal de la pobre mujer y consigue que sirva como metáfora y botón de muestra de la tremenda tragedia colectiva sufrida por los judíos en aquel momento histórico. Una obra teatral que funciona a la perfección en su brevedad, intensa, sobrecogedora, que sintetiza con hondura el dramatismo de aquellos días en solo 55 páginas.

Algunas frases pueden dar idea de la fuerza de este texto: «Si no hubiese recuerdos ¿para que se viviría?», «Que no me consuele nadie, que nadie rebaje mi pena», «Daría cualquier cosa por saber si Samuel (su hijo) llegó o no a ser uno de ellos», «Estáis envenenando a los vivos y a los muertos. No hay veneno como el miedo».

Un buen ejemplo de cómo se pueden contar muchas cosas, utilizando tan solo un diálogo rodeado del contexto adecuado. Una muestra de que se puede hacer buena literatura y a la vez, literatura política. Una estupenda obra dramática, dedicada «A cualquiera», porque cualquiera puede verse envuelto en una situación similar si vienen mal dadas, escrita a los pocos meses de producirse la situación que describe. Excelente.

Esta edición y el atinado prólogo que la acompaña son obra de Esther Lázaro (Tarrasa, 1991), investigadora, actriz, dramaturga, documentalista y editora, doctora en Filología Hispánica y especialista en memoria histórica.

Max Aub (París, 1903, 1972), escritor e intelectual de la generación del 27, llegó a tener cuatro nacionalidades: alemana heredada de sus padres, francesa de nacimiento, española por naturalización (su padre se afincó en Valencia en 1914) y mejicana por decisión propia. 

Sólo hace falta ver las gruesas gafas de la foto y esa cara de introvertido, para deducir que era de los nuestros, una máquina de leer, un devorador de libros de primera categoría.  En Valencia fue amigo del poeta Juan Gil-Albert y de la actriz Lola Gaos, se hizo viajante de comercio para poder viajar y anduvo unos años por Barcelona, donde aprendió catalán, luego viajó a Madrid, se hizo amigo de casi toda la generación del 27, se fue a París e intervino en el encargo y compra del Guernica a Picasso.

Se exilió en México y allí desarrolló una intensísima carrera como novelista, poeta, ensayista... cuando volvió a España en 1969 se encontró con un desolador desierto intelectual, que describió en «La gallina ciega». Hay un asteroide que lleva su nombre, el 72 827.
 
Max Aub

Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

1 comentario:

  1. Una obra "menor" de Max Aub que como dice Antonio es una pequeña obra maestra. El testimonio inmediato e indignado añade verdad a la pieza. Tiene un gran interés histórico porque se escribió cuando la barbarie estaba a punto de engullir Europa. Desde luego, por su trayectoria, Max Aub (republicano español, socialista y judío) tenía pleno derecho a hablar en primera persona de los perseguidos, ya que él era uno de ellos. Habla en carne viva. Un ejemplo de la mejor literatura comprometida, que no quiere decir panfletaria. Creo que Emma, la protagonista del monólogo, fue interpretada por la actriz Carmen Conesa hace pocos años.

    Un saludo.

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