Título: Napátrida Autor: Erri De Luca
Páginas: 144 pág.
Editorial: Periférica
Precio: 12 euros
Año de edición: 2023
Este volumen resume en un primer artículo largo, titulado «Napátrida», como el libro, y otros diecinueve adicionales, más cortos, la peculiar y contradictoria relación de amor y odio, de atracción y rechazo que tiene el autor con su ciudad natal, la inefable, bella y terrible Nápoles. No me extraña esa dualidad, porque la ciudad del Vesubio domina una bahía maravillosa, por un lado, con un volcán de de hermosa estampa pero, por otro lado, es una urbe mísera y poblada en buena parte por delincuentes de la peor calaña. Una mezcla inextricable de belleza natural y lo más sombrío de la condición humana.
El título, alude a la esencia de esa relación. De Luca nos cuenta que, a menudo, el que nace en Nápoles, se despega completamente de ella («Quien se despega de Nápoles, se despega de todo») y sale al mundo a vivir sin lazos de pertenencia a ninguna patria, apátrida en cierto sentido, pero de manera muy radical: ese napolitano rebelde borra consciente y concienzudamente todo resto de pertenencia a una patria chica. Él, en concreto, anduvo por el mundo como vaca sin campano («Nunca he vuelto a echar raíces en ninguna parte») y cuando al fin volvió a la ciudad, porque siempre se vuelve a esa bahía, probablemente sintió esa mezcla que definió Freud como la raíz de lo siniestro: lo familiar, olvidado y reprimido, que al cabo del tiempo regresa. Porque esa urbe está grabada está grabada de manera indeleble en la memoria del autor. Un único ejemplo: las últimas palabras de su padre, ya moribundo, fueron en dialecto napolitano.
A lo largo de un rosario de capítulos muy breves, De Luca nos ofrece fogonazos clarividentes que iluminan aspectos relevantes y llamativos de su ciudad, magnífica y plebeya, su historia, lo que representa y lo que le sugiere: el olfato es un sentido barroco; en Nápoles, los niños ya saben cómo moverse en la calle desde muy pequeños; esa urbe pertenece al sur de Italia, aunque esté en el centro; recuerdos de niño, de obrero, de manifestante...; la anécdota del profesor iracundo; la historia de la sífilis, llamada el mal napolitano; lo invasivos que resultaban los ruidos y las voces en su barrio; la relación de Nápoles con los sentidos (olfato, oído, vista); el carácter telúrico de los napolitanos, un pueblo que ha cambiado la Polar por el Vesubio, uno de los volcanes más peligrosos del mundo; la locura del fútbol, un juego de suburbio, en esa ciudad situada entre el volcán y el mar; la pesca en el mar Tirreno; el significado de la palabra patria; personajes napolitanos... mil aspectos de los recuerdos napolitanos del autor, que parecen conformar una especie de memorias resumidas de su niñez.
El estilo es recortado, muy sintético y a la vez poético, conceptista, con frases cortas casi siempre al borde del aforismo, como témpanos lingüísticos que guardan un noventa por ciento de significado bajo la superficie. El texto resulta muy evocador, sugerente, lo que resulta muy apropiado para el tema que se trata.
En fin, un libro encantador, que se lee pronto y hace pensar mucho, poético y mágico, impregnado de la fuerte personalidad del autor. Una obra cien por cien Erri De Luca, llena de encanto y sabiduría, y condimentada con el olor, el ruido y el colorido napolitano. Muy recomendable.
La traducción del italiano, correcta y fluida, es obra del profesor y editor Carlos Gumpert Melgosa, que ha sido la voz en español de autores italianos muy importantes, como Tabucchi, con el que mantuvo una estrecha amistad.
Hace poco ha estado envuelto en la polémica por incitar al sabotaje, en el sentido de resistencia y movilización civil, contra la construcción de una línea de alta velocidad entre Turín y Lyon, para la que es necesario perforar una montaña rica en amianto, lo que dicen algunos que contaminará de modo irreversible toda la zona. Luca se unió en el 2011 al movimiento de resistencia en el valle de Susa, después de haber presenciado algún que otro abuso de la violencia policial y para defender la libertad de expresión. Le juzgaron por desórdenes públicos, fue absuelto y actualmente, la obra está en marcha, aunque sigue envuelta en la polémica. Hay que excavar 164 km de túneles y parece que no será rentable.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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