Título: Idaho Autora: Emily Ruskovich
Páginas: 356 pág.
Editorial: Random House
Precio: 21,90 euros
Año de edición: 2022
En un caluroso día de verano, una familia que vive en la montaña va al bosque en una camioneta a buscar leña. Mientras los padres cortan las ramas y las amontonan, las dos hijas, de seis y nueve años, juegan y beben limonada. La madre se sienta un momento en la camioneta con la hija pequeña, la mayor se dirige al vehículo y de pronto, ocurre algo terrible, un suceso difícil de explicar que destruye a esa familia y dispersa a sus miembros.
Nueve años después, la segunda mujer del padre, Anne, trata de reconstruir los hechos y entender qué pasó y por qué, cuando su marido comienza a mostrar signos de demencia senil y a olvidar su pasado.
Ese es el punto de partida de esta originalísima novela, aparecida en inglés en 2017 y que ahora llega a España, después de haber cosechado un buen número de premios. Un brillante debut sobre la memoria y el olvido, la culpa y la redención, los golpes de la fortuna y el amor, la fe en quienes amamos y la verdad, las desapariciones de seres queridos y el cariño como bálsamo que lo dulcifica todo. Nos plantea una curiosa situación, en la que una mujer enamorada trata de rescatar antes de que se pierda, lo más importante de la memoria emocional de su marido.
El estilo es espléndido, preciso, evocador y elegante. Consigue dibujar escenas con minuciosidad con una redacción ligera, que no se hace pesada y no se demora en detalles excesivos. Los 26 capítulos están titulados simplemente con el año en el que transcurre la acción, van saltando hacia delante y hacia atrás y permiten que la autora dosifique la información poco a poco, en un juego en el que el lector va reconstruyendo la historia de la familia y de cada uno de sus miembros. Utiliza una escritura en espiral que pasa y vuelve a pasar por los mismos puntos, añadiendo cada vez información relevante. El texto está escrito con una habilidad impropia de una escritora tan joven, relativamente, y que choca en una primera novela.
Al final, se cierra el círculo y acabamos sabiendo la historia completa. Hay frases memorables («La revelación de la bondad duele más que la crueldad», «Vivieron una semana más en la mente de mi madre», «Nos enamoramos para recuperar aquella dimensión, aquella capacidad de asombro» (la de la infancia), «Morir es sencillamente recordar cómo se muere») y otras que parecen inocentes, pero que situadas en su contexto adquieren una potencia demoledora.
Una novela en la que aparecen una niña que juega mentalmente a las muñecas, sin moverse del sitio, un fabricante artesanal de cuchillos, una profesora de piano que da clases en una cabaña en la montaña, un hombre que lo olvida todo excepto cómo se amaestra un border collie, un hombre que aprende a pintar cómo van creciendo sus modelos, aunque no los vea, y muchas otras cosas. La psicología de los personajes se describe indirectamente y con amplitud de matices, prestando especial atención a su situación existencial, al devenir de su vida y su destino.
En fin, la epopeya íntima y personal de una mujer enamorada que trata de recuperar la memoria y el pasado de su amado, porque sabe que será la base de su futuro. Una novela tan original como interesante, con un final que puede considerarse abierto y cerrado al mismo tiempo, poderosa y con mucha personalidad, con un encanto especial, que sirve como estupenda carta de presentación de una escritora de talento, a la que hay que seguir, porque intuyo que tiene muchas cosas que contar y es capaz de escribir novelas incluso mejores que ésta.
El trabajo de traducción, impecable, es obra de Antonia Martín Martín.
Emily Ruskovich (Idaho, 1986) es una escritora estadounidense. Creció al norte de Idaho, en las montañas. Se graduó en Literatura en al Universidad de Iowa, ha sido profesora en la Universidad Estatal de Boise y lo es actualmente en la Universidad de Montana, en la que enseña escritura creativa.
En 2019 obtuvo el Premio Internacional Literario IMPAC de Dublin con su primera novela, «Idaho». Hoy en día, vive en las montañas de Missoula.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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