domingo, 12 de mayo de 2019

Julio Cortázar, poeta


Si oímos hablar de Cortázar, la reacción inmediata es acordarnos de sus maravillosos cuentos, poblados de cronopios, famas y sucesos extraordinarios. Quizá tambien de «Rayuela», esa novela gigante y rompedora con la que el lector no sabe si está jugando con el texto o si el autor está jugando con él.

Pero también fué un poeta muy importante y hoy queremos recordar algunos de sus mejores poemas y un fragmento con sabor de poesía: 


Happy new year
  
Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
 


No me des tregua, no me perdones nunca... 

No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, 
que cada cosa cruel sea tú que vuelves. 
¡No me dejes dormir, no me des paz! 
Entonces ganaré mi reino, 
naceré lentamente. 
No me pierdas como una música fácil, 
no seas caricia ni guante; 
tálame como un sílex, desespérame. 


Los amigos

En el tabaco, en el café, en el vino, al borde de la noche se levantan como esas voces que a lo lejos cantan sin que se sepa qué, por el camino.

Livianamente hermanos del destino, dióscuros, sombras pálidas, me espantan las moscas de los hábitos, me aguantan que siga a flote entre tanto remolino.

Los muertos hablan más pero al oído, y los vivos son mano tibia y techo, suma de lo ganado y lo perdido.

Así un día en la barca de la sombra, de tanta ausencia abrigará mi pecho esta antigua ternura que los nombra.
 


Toco tu boca
 
«Toco tu boca, con un dedo todo el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

»Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua». (Rayuela)
 
Julio Cortázar (Bruselas, 1914-1984), hijo de argentinos, nació en la capital belga cuando su padre era agregado comercial de la embajada argentina allí. Es uno de los escritores de ese país más grandes de todos los tiempos, un autor siempre original, innovador y sorprendente. Se dice que su literatura está a medio camino entre el realismo mágico y el surrealismo.

Vivio en Argentina hasta la década de los 50, en la que se trasladó a Europa. Residió en Italia, España, Suiza y Francia, país donde se estableció en 1951. Sin renunciar a su nacionalidad argentina, optó por la nacionalidad francesa en 1981, en protesta contra el régimen militar argentino.  

Padecía una extraña enfermedad, que parecía inventada por él, la acromegalia, una dolencia crónica causada porque la glándula pituitaria produce hormona del crecimiento permanentemente. Hace que manos, pies, frente, mentón y nariz crezcan indefinidamente.

Julio Cortázar

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

2 comentarios:

  1. No conocía esta faceta de Cortázar. Me ha emocionado especialmente el primero de los poemas. Un saludo

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    1. Gracias, Squirrell. Sí, Cortázar es tan sensible, tan tierno, tan inteligente. Queremos mucho a Cortázar.

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