Título: Una temporada para silbar Autor: Ivan Doig
Páginas: 360
Editorial: Salamandra
Año de edición: 2011
Una temporada para silbar es una novela ambientada en un pueblecito del Oeste americano, alrededor de 1910, en la que una vez más el escritor Ivan Doig hace una minuciosa y detallada descripción de los ambientes campesinos de Montana, como ya hizo en novelas anteriores. El comienzo es prometedor, Oliver, un viudo con tres hijos y dedicado al cultivo del campo (qué importante la meteorología en esta novela) y la ganadería, se plantea contratar a un ama de llaves para que ponga un poco de orden en el caos en el que se ha convertido la casa tras el fallecimiento de su esposa. Una nota en un periódico local en el que una posible candidata se ofrece como ama de llaves con la frase «no cocina, pero tampoco muerde» llama su atención. Este es el anuncio en el que Rose Llewellyn, una viuda de «buenas costumbres y disposición excepcional», se postula como la candidata ideal para el puesto.
La sorpresa es que Rose llega a Marias Coulie (el pueblecito donde viven) acompañada de su hermano Morris, lo cual sorprende en un principio a Oliver y a sus tres hijos. Pronto descubrirán que Rose es justo lo que necesitaban (aunque no cocine), pero el problema es encontrar un trabajo para Morris.
Casualmente la única maestra local, que da clase a un grupo heterogéneo de edades (desde primero a octavo) se escapa con un predicador, entonces Morris se ve obligado a aceptar su puesto. Realmente, en mi opinión, el hecho de que Morris tenga unos métodos de enseñanza muy particulares y modernos para la época es la parte más interesante y evocadora de la novela. Poco a poco, los alumnos se dan cuenta del profesor extraordinario que tienen y empiezan a disfrutar enormemente de sus clases. Es muy bonito ver cómo la enseñanza en estas escuelas rurales, en las que se mezclaban alumnos de diferentes edades, muy al contrario de lo previsible, se ve enriquecida por esa variedad y el aprendizaje de pequeños y mayores mejoraba notablemente.
Paul Milliron, uno de los hijos de Oliver es realmente el narrador y protagonista. Con el tiempo, se convirtió es un inspector de Educación Primaria, precisamente el que las autoridades habían encargado el cierre de las pequeñas escuelas rurales del estado de Montana. Esa situación provoca precisamente un cúmulo de recuerdos de su propia educación en una de aquellas escuelas y el relato de lo que ocurrió durante el curso 1909-1910, cuando él tenía trece años y asistía a esa escuela junto a sus dos hermanos menores.
Al margen de esta historia, Ivan Doig retrata de forma impecable el ambiente del Oeste americano de principios del siglo XX, con una descripción del día a día de los agricultores y granjeros, y cómo la naturaleza es un personaje más en la historia de esta familia.
El paso del cometa Halley (coincidiendo con la muerte del escritor Mark Twain, que también nació con esa misma efeméride) da lugar a momentos emocionantes, como la velada astronómica que organiza el profesor Morris para alumnos y padres, así como el acto teatral que protagonizan los alumnos como homenaje al paso del cometa.
En definitiva, una encantadora novela de iniciación en la que la enseñanza y la docencia ocupan un papel protagonista.
Ivan Doig (1939-2015) nació en White Sulphur Springs (Montana), en el seno de una familia de colonos y rancheros de origen escocés. Tras la prematura muerte de su madre, fue criado por su padre y su abuela en diferentes ranchos del estado, pero sin abandonar nunca Montana, fuente constante de inspiración para la mayoría de sus novelas y ensayos. Doig, graduado en Periodismo y en Historia, ejerció como granjero y trabajó en el Servicio Forestal antes de convertirse en editor y colaborador habitual de periódicos y revistas. En 1979 apareció su primera obra, This House of Sky: Landscapes of a Western Mind, un texto autobiográfico inspirado en sus años de juventud, que llegaría a ser finalista del National Book Award, y al que seguiría una larga lista de obras, narrativas y de no ficción, inspiradas en su mayoría en la vida rural de Montana y en sus imponentes paisajes.
Entre su producción destacan las tres novelas que componen la Trilogía McCaskill (Verano en English Creek, Dancing at the Rascal Fair y Ride with me, Mariah Montana), un complejo ciclo novelesco que abarca cien años en la historia del estado de Montana, Bucking the Sun (1996), Mountain Time (1999) y Una temporada para silbar (2006). Su prosa realista e íntimamente ligada a la historia, la naturaleza y el paisaje de su tierra natal lo ha encumbrado como uno de los mejores cronistas contemporáneos del Oeste americano, en la estela de autores de la talla de Wallace Stegner o Norman Maclean. Murió a los setenta y cinco años de edad en su casa de Seattle.
Publicado por Ana Domingo.
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