jueves, 30 de septiembre de 2021

En la cárcel - Pedro Luis de Gálvez

 

Título: En la cárcel                                                                                                             Autor: Pedro Luis Gálvez

Páginas: 115

Editorial: Alcaná

Precio: 12 euros

Año de edición: 2021

La ínclita librería de segunda mano Libros Alcaná, además de tener un inabarcable fondo de armario de más de 240 000 volúmenes a precios de ganga, organizar exposiciones y encuadernar libros, tiene el capricho de realizar de vez en cuando ediciones de títulos curiosos y rescatar autores del olvido, como ya hizo, por ejemplo, con SIlverio Lanza y sus estupendas memorias seminventadas «Desde la quilla hasta el tope».

Ahora le ha tocado el turno al bohemio y peculiar Pedro Luis Gálvez, personaje excéntrico y pluma de mucho talento, que nos cuenta aquí parte de sus experiencias en la cárcel, vividas en 1905, a la tierna edad de 23 años. El libro se divide en dos partes. En la primera, cuenta su traslado, pasando por Pueblo Nuevo, Bélmez, Espiel, Córdoba y San Fernando, hasta llegar a la prisión de Cádiz. Algunos tramos los hizo encadenado y en burro, otros esposado y en tren, algunos andando, con diversos compañeros de viaje y circunstancias (la amante abandonada de un alcalde rural, el anarquista condenado por no quitarse el sombrero frente a un edil...), en una narración ágil y entretenida, en la que el narrador critica siempre que puede al sistema establecido y al rey.

La segunda parte se compone de siete retratos de otros tantos personajes que conoció en prisión, gente peculiar y variopinta, lo mejor de cada casa: un ingeniero italiano con maneras de timador, un asesino peligroso que mataba solo por honor, un moro playboy sin un duro, un andaluz espabilado robavacas y ganajuicios, un cura muy peculiar, un gallego muy sentimental, el hijo de un canónigo, el Duende... un elenco de marginados sociales, más estrafalarios y excéntricos que otra cosa.

El texto está escrito con un estilo de gran expresividad, escueto y directo, con algunas reminiscencias modernistas y una utilización cuidadosa del lenguaje. La narración es realista, casi naturalista diría yo y empapada de crítica social y compasión por los deshechos de la sociedad.

En fin, un volumen muy curioso, que vale la pena leer. Las memorias carcelarias de un pícaro anarquista, algo sórdidas y tristes, que recuerdan a ratos los cuadros de Solana y el esperpento de Valle-Inclán. aunque no llegan a ser tan extremas. Un libro estupendo, felizmente recuperado y editado por Libros Alcaná en una edición de tan solo 100 ejemplares. Corre a por uno antes de que se agoten. Se pueden comprar en la librería (Marqués de Viana, 52) y en la página web, donde se puede solicitar el envío por correo dentro de España porun euro adicional. Una bicoca.

La edición se completa con un jugoso prólogo de Juan Manuel de Prada, una introducción de Juan V. de Portela, criminalista gaditano de la época y un epílogo de María Marín.

Pedro Luis Gálvez (Málaga, 1882-1940) fue un poeta y escritor de la bohemia española. Hijo de un militar carlista y muy conservador, tuvo una educación religiosa en el seminario de Málaga hasta que se escapó. La guardia civil lo devolvió a su casa y, tras un breve paso por Albacete, debido a los destinos de su padre, la familia se instaló en Madrid.

Gálvez ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, con el número 2 en el examen de ingreso, pero fue expulsado al poco tiempo por intentar seducir a las modelos que posaban. A los 16 años ingreso en el Correccional de Santa Rita, del que fue expulsado por destrozar la capilla y amenazar al capellán con un martillo. A falta de un plan mejor, se hizo poeta y anarquista. Probó suerte como actor de teatro, pero su padre subió un día al escenario, le propinó una paliza y lo expulsaron de la compañía. Fue mendigo en París, conferenciante anarquista, peligroso revolucionario, consumado sableador, antimonárquico y preso condenado por injurias al rey Alfonso XIII.

Conoció en Sevilla a Borges, que quedó fascinado por sus poemas, al igual que Valle-Inclán, Apollinaire o Gómez de la Serna. Durante la Guerra Civil, salió a la calle con un mono azul, dos pistolas y un máuser, avisó a escritores que iban a ser detenidos, y le salvó la vida al portero Ricardo Zamora, entre otros detenidos. 

No quiso exiliarse, aunque tuvo oportunidad y después de la guerra, fue denunciado en 1940, juzgado sumariamente y fusilado. Tuvo una vida atrabiliaria y bohemia, algo disparatada y extrema, pero fue un gran poeta y un consumado sonetista. Juan Manuel de Prada le hizo protagonista de su novela «Las máscaras del héroe».

Pedro Luis de Gálvez

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

Soy leyenda - Richard Matheson

  

Título: Soy leyenda                                                                                                            Autor: Richard Matheson

Páginas: 175

Editorial: Minotauro

Precio: 16,95 euros

Año de edición: 2020

Imagínense una historia que podría ser de hoy mismo: se declara una enfermedad contagiosa y universal de origen poco claro. Como resultado de la pandemia, la humanidad se tambalea y acaba por hundirse. Se extingue. Pero sucederá algo alucinante y terrible. Los muertos recientes vuelven a la vida en forma de vampiros. Estos vampiros son nuestros amigos, vecinos y familiares. Son unos vampiros de barrio, pero más espeluznantes que los distinguidos caballeros pálidos, misteriosos y con acento que venían del este de Europa. Los vampiros modernos consecuencia de la pandemia son simplemente repugnantes. No son presentables en sociedad. Eso sí, siguen con su sed de sangre, las costumbres noctámbulas y la inefable aversión a los ajos, espejos y crucifijos. 

Pues bien, ese es, ni más ni menos, el tema de «Soy leyenda» (1954), la memorable, aunque un tanto excéntrica, novela del escritor y guionista norteamericano Richard Matheson (1926-2013). A él se deben otras estupendas aportaciones a la literatura fantástica como «El hombre menguante» o «La mansión infernal». Matheson era un tipo alto, corpulento y con barba, de ascendencia noruega, y todo un experto en la complicada labor de provocar el escalofrío en el sufrido lector. Lo que se dice un clásico del espanto.  

Robert Neville, protagonista de «Soy leyenda», parece ser el único superviviente de este mundo muerto tras la hecatombe bacteriológica. Neville es un hombre normal y corriente, pero pragmático e inteligente, que se enfrenta a lo imposible de una manera ordenada, coherente. Por un lado, intenta mantener a raya a los vampiros que rondan desde el anochecer su casa con el propósito de sumarlo a su lúgubre pandilla: sal Neville, le gritan. Por el día, los busca en sus cubiles y les da muerte al viejo estilo: clavándoles una estaca bien afilada en el corazón. Además, intentará, en la medida de sus fuerzas, buscar una solución racional y científica a la pandemia vampírica, investigando su origen con la ayuda de un microscopio. Aquí Neville se nos muestra como un derivado de los héroes progresistas de H. G. Wells: la fuerza de la razón disipará las tinieblas. En definitiva: estaca y microscopio; superstición y ciencia.

Pero el día a día de Neville es monótono y enervante: largos, metódicos viajes por la ciudad fantasmagórica, cuyo vacío es hipnótico. La soledad pesa a Neville. Un silencio de muerte parece acechar en cada esquina. Un ruido inesperado, una confusa figura fugitiva entrevista, el recuerdo de su mujer, que murió y volvió, despiertan en Neville los mayores terrores, cuajados de pesadillas y sudores fríos. Cuando cae la noche, los vampiros tratan de convencerlo para que abandone esa vida asediada y se una a ellos. Algunas vampiras, desnudas y blancas como estatuas de mármol, le hacen gestos lascivos desde las tinieblas. Neville intenta contrarrestar el ruido infernal que hacen los monstruos con música y alcohol.

Sin embargo, Neville, superviviente nato, resiste; se aferra desesperado a la vida. Como Robinson Crusoe, el náufrago Neville busca desesperadamente una compañía que le permita sentirse vivo. Un perro callejero será su primer amigo. A partir de ahí, se acelera la historia. Neville, el solitario y correoso cazador de vampiros, testigo del fin del mundo, tendrá su leyenda. Robert Neville se impondrá finalmente como símbolo: él lo entiende, lo acepta y a los lectores nos deja temblando de emoción.   

Hay muchos puntos de interés en «Soy leyenda», una novela de horror con toques de ciencia ficción postapocalíptica, que van más allá del género fantástico. En esencia, el libro es la crónica de un pionero solitario e individualista que elimina eficazmente a sus enemigos, abriendo camino a una nueva sociedad, que no tendrá más remedio que rechazarlo como hombre para preservarlo como mito. Por otro lado, la novela presenta una relectura original del mito del vampiro: los no muertos son los de siempre, pero el escenario de sus correrías es totalmente contemporáneo, sin rastro de imaginería gótica. Además, se ofrece una explicación científica, secular, del vampirismo. En plena guerra fría, el autor incide en el miedo colectivo al fin del mundo por culpa de una irresponsabilidad humana. También, en la necesidad de reconstruir una convivencia civilizada. Así pues, de la leyenda del último hombre vivo enfrentado a los muertos, la sociedad del futuro sacará la épica necesaria para su supervivencia. Neville es un mito fundacional. Casi como lo fue la conquista del oeste para EE. UU.

Del estilo, poco hay que decir. Matheson opta por la claridad, la precisión y la funcionalidad. En ocasiones, parece que estemos ante un guion, tal es la parquedad de las descripciones y la velocidad con la que se suceden las páginas en esta breve novela. Pero esa sobriedad no le resta eficacia, ni fuerza expresiva. Eficacia, porque es una novela de estructura perfecta y final redondo; fuerza expresiva, porque a Matheson le bastan algunas pinceladas maestras para evocar el horror, narrar una peripecia individual marcada por la soledad, el aislamiento y la angustia, o recordar cómo era el mundo antes del fin. En verdad, es una pequeña gran novela. 

Dos palabras sobre la influencia a posteriori de esta obra. De ella se han hecho varias adaptaciones cinematográficas: la primera en 1964, con el gran Vincent Price; la segunda es de 1971, con el sólido Charlton Heston, y en 2007 se estrenó la tercera, con el insoportable Will Smith como Robert Neville. Existe asimismo una interesante y temprana adaptación española de 1967. El atento espectador decidirá qué versión le gusta más. A mí, la que más me gusta no es ninguna de esas cuatro, sino la inolvidable «La noche de los muertos vivientes» (1968) que, como confesó su director George A. Romero, es una adaptación libre de la novela de Matheson. El afable Romero decía que sus zombis son unos tipos corrientes dentro de los monstruos. Lo mismo sucede con su inspiración, los vampiros zarrapastrosos de Matheson. Así que «Soy leyenda» está en el origen mismo de la moda zombi. Casi nada. 

Para terminar: lean y disfruten de esta novela breve, precursora, entretenida y magistral. Son dos horas. Y si pasan algo de miedo, no protesten. 

Richard Matheson

Publicado por Alberto.

martes, 28 de septiembre de 2021

Amar a Olga - Gustavo Valle

  

Título: Amar a Olga                                                                                                            Autor: Gustavo Valle

Páginas: 210

Editorial: Pre-textos

Precio: 20 euros

Año de edición: 2021

¿Es posible volver al pasado y recuperar el encanto de un amor imposible y perdido? Esa cuestión es la arriesgada apuesta de esta novela, de la que el autor sale triunfante de manera brillante y muy buenas maneras. Ese original y a la vez clásico planteamiento, lleno de peligros y dificultades que el autor sortea con mano firme, es la base de esta peculiar novela. 

El protagonista, cuyo nombre de pila no conocemos hasta la última línea, lo que facilita que nos identifiquemos con él durante unas horas, es un redactor de reseñas que trabaja en casa, vive una relación convencionalmente satisfactoria con Marina y, a pesar de tener un día a día más que pasable, comienza a recordar de manera irresistible a su primer amor, a Olga, con la que tuvo una historia sentimental hace treinta años.

A partir de ahí, su vida se problematiza, entra en crisis y el libro se convierte en una elegía lírica y nostálgica de un amor maravilloso y perdido. El paraíso anhelado. La narración de los desastrosos efectos de vivir en el pasado se alterna con el relato de aquellos primeros escarceos amorosos, en un curioso juego que muestra el haz y el envés del amor y profundiza en los mecanismos mentales del encuentro y el desamor, de la felicidad y la separación, la posibilidad de los reencuentros y las opciones de saldar cuentas con el pasado, explorando los sentimientos que rodean esos procesos. La indagación es pertinente y muy interesante. ¿Qué haríamos, qué sentiríamos si un día nos encontramos a solas con una antigua novia, o novio, sonriente? 

Cuando parece que la novela va a ser eso, una novela amorosa y lírica sobre el amor y el desamor, el recuerdo y la esperanza, la obra da un giro imprevisto y comienza la acción que disparan las consecuencias de esa pulsión de revisitar el pasado. Empieza el baile y la evolución de la trama aprovecha muy bien la situación actual venezolana y resulta notablemente realista y creíble.

Dos novelas engarzadas en una, que combina romanticismo y acción con maestría, en un texto redactado con cuidado y buen estilo, que sorprende al lector al principio de cada capítulo y le deja satisfecho cuando acaba. Una muy buena novela, llena de frases y soluciones estilísticas que son un acierto:

«Es salvaje esta manera de arrojarme al pasado». «A veces pienso que Olga es un espejismo en el desierto», «El amor es la tendencia a ejercer el egoísmo en compañía de otro», «El amor es la manera que encontramos de vivir la tristeza de forma más entretenida», «Al igual que la música, la ropa es una huella de nuestro paso por el mundo y contiene en sus tramas de algodón y poliéster el mapa de nuestras experiencias íntimas», «La realidad es el statu quo que el amor desmonta con su torbellino tantas veces incontrolable y obsceno», «El pasado, al igual que os animales salvajes, ataca si lo molestamos», «El futuro es un fantasma».

Una novela original y sorprendente, sobre un tema tratado muchas veces, que parecía agotado, que traspasa varios géneros y está rematada con un final abierto más un toque de esperanza. Un autor al que hay que seguir y que tengo ya en mi lista particular de favoritos a explorar más a fondo. Hay que leer a Gustavo Valle.

Gustavo Valle (Caracas, 1967) es un escritor venezolano. Se licenció en Letras por la Universidad Central de Venezuela y fue profesor de Literatura Latinoamericana en esa universidad. Realizó estudios de doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Complutense de Madrid y actualmente reside en Argentina, donde imparte talleres de escritura creativa.

Ha coeditado las revistas digitales Las malas juntas y Cuatrocuentos, y mantuvo durante varios años el blog The Cuatreros.

Ha publicado poesía, relatos y tres novelas, con las que ha obtenido cuatro premios, entre los que se cuentan el Premio de la Crítica de Venezuela por sus dos primeras novelas, «Bajo tierra» (2009) y «Happening» (2014), «Amar a Olga» (2021) es su tercera y última novela.

Gustavo Valle

Publicado por Antonio F. Rodríguez.