viernes, 31 de marzo de 2023

La locura - Narcís Oller

 

Título: La locura                                                                                                                 Autor: Narcís Oller

Páginas: 160 pág.

Editorial:
Funambulista

Precio: 16 euros

Año de edición: 2020

El nombre de Narcís Oller es posible que no diga demasiado a los lectores no catalanes. Sin embargo, Oller es el padre de la narrativa catalana moderna, como Ángel Guimerá lo fue del teatro y Jacinto Verdaguer y Joan Maragall de la poesía. La novela realista de Oller es coetánea de la de Galdós, Clarín o Pereda, con quienes el escritor catalán mantuvo buenas relaciones. Galdós llegó a aconsejarle que escribiera en castellano. La recomendación no le sentó demasiado bien al catalán, que le respondió: «¿No cree usted que el lenguaje es una concreción del espíritu?» O lo que es lo mismo: describo aquello que tengo delante y me es familiar por cercano. El caso es que estamos ante una de las figuras capitales del renacimiento cultural catalán de principios del siglo XX. Bien vale recordar a este interesante escritor. 

«La locura», publicada en el año crucial de 1898, es un modelo de novela breve. Su estilo indirecto fue muy innovador en su momento. El argumento es curioso: un reducido grupo de personajes asisten a lo largo de varios años a la evolución de la locura del desgraciado Daniel Serrallonga. De hecho, la novela transcurre desde 1867 hasta la década de los 80, cuando se desencadenó la fiebre del oro en la opulenta Barcelona. Así que las patéticas vicisitudes de Serrallonga las conoceremos a través de opiniones diversas, de manera discontinua, siendo difícil deslindar la verdad de los rumores e insidias. Este enfoque fragmentario, paralelo a la progresiva desintegración de la mente de Serrallonga, utiliza sobre todo el diálogo. El estilo es diáfano, sin ornamentos innecesarios, y con buenas dosis de humor (a cargo de un tipo insufrible, todo hay que decirlo). 

Un gran acierto de «La locura» es la brillante descripción del desgraciado Serrallonga. Un individuo quijotesco, alto, seco, pelirrojo, de manos grandes y largas como sarmientos, con anteojos inestables en la punta de la nariz, atuendo desastrado, confusa verborrea y ademanes excéntricos y agresivos. Serrallonga es un entusiasta carente de sentido común. Apasionado por el general Prim, la política en general y dispuesto a romperse la crisma con cualquiera que le lleve la contraria. Como aprendiz de parlamentario e industrial, fracasa en todos sus desvelos. Su familia es de pesadilla. Los demás le miran por el rabillo del ojo, riéndose en silencio o encogiéndose de hombros: este Daniel, ya su padre...

A finales del siglo XIX, Zola era el gran escritor. El naturalismo zolesco suponía aplicar a la literatura un tosco determinismo pseudocientífico. Era el tópico del positivismo, que dominaba las mentes. Las personas son prisioneras de la herencia biológica que determina su personalidad atávica. Así que somos esclavos del acervo recibido de nuestros antepasados. El loco lo es porque locos fueron también sus padres. No hay salida, ni libertad. 

Esta obra puede considerarse como una novela naturalista crítica, porque pone en duda la ortodoxia del credo. Daniel Serrallonga es el producto defectuoso de una saga familiar con el estigma de la locura. Su trágico destino ha sido escrito de antemano por la biología. Esto es, al menos, lo que defiende el médico, pedante representante del determinismo biológico. En cambio, el abogado, humanista con dudas, insiste en la influencia del entorno en el caso de Serrallonga. Quizá los otros no sean tan normales como pretenden. Eso de la locura es muy relativo.

La tensión entre la predestinación y la libertad condicional atraviesa «La locura», que es una novela contraria a las novelas de tesis, de ahí su notable valor. Además, Narcís Oller advierte de los riesgos de la modernidad científica simbolizada en ese enorme sanatorio, frío y como deshabitado, una suerte de monstruo indiferente que se desentiende de las penurias de los hombres. Allí la muerte es anónima. En definitiva, «La locura» es más que una simple curiosidad. Merece, a mi juicio, una atenta lectura.   

Narcís Oller

Narcís Oller (1846-1930), escritor español en lengua catalana, nacido en Valls, provincia de Tarragona. Estudió derecho y fue funcionario y procurador en los tribunales. Empezó escribiendo en castellano, para luego pasarse al catalán, impresionado por los éxitos de Maragall y Guimerá. Narcís Oller fue el introductor del realismo en Cataluña. Más tarde fue influido por el naturalismo de Zola. El escritor francés elogió la obra de Oller, que mereció la traducción a diversos idiomas.    

Sus principales novelas retratan con vigor la Cataluña de su tiempo. Son especialmente destacadas «La papallona» (1882), sobre una huérfana seducida por un estudiante tarambana, o «Vilaniu» (1886), en donde se repasa la vida en una pequeña localidad con todas sus rencillas y bajezas. Su obra maestra es «La fiebre del oro» (1891), en la que se ofrece un cuadro imperecedero y ambiguo del desarrollo económico catalán, a partir de la tragicomedia de una familia que acaba por arruinarse por culpa de la especulación bursátil. Su última novela, «Pilar Prim» (1904), tiene una notable influencia del modernismo, ya en boga por entonces. Oller falleció en 1930 y sus memorias se publicaron en 1962. Cuando se recuerda a los grandes narradores del realismo español, debería reconocerse también al maestro catalán.

Publicado por Alberto.