jueves, 2 de marzo de 2023

La contadora de películas - Hernán Rivera Letelier

 

Título: La contadora de películas                                                                                      Autor: Hernán Rivera Letelier

Páginas: 128

Editorial: Alfaguara

Precio: 16,90 euros

Año de edición: 2009

En esta novelita, Rivera Letelier nos coge del a mano y nos vuelve a sumergir en el mundo de los poblados salitreros del norte de Chile, en los márgenes del desierto de Atacama. Calor, polvo, sequedad, explotación, ignorancia, una vida dura y sin concesiones, en la que los mineros tienen pocos consuelos, el alcohol, las chicas, la radio y el cine. Un viejo cinematógrafo manejado por un borracho que les permite soñar y vivir otras vidas.

En ese ambiente surge la historia de María Margarita, una niña de diez años con el don de saber contar películas mejor que nadie en la salitrera. Era la menor de cinco hermanos, que vivían con su padre, un minero anclado en en sillón al que le han puesto una ruedas, inválido debido a un accidente laboral y abandonado por una mujer veinticinco años más joven que él.

Ya tenemos el decorado, los personajes principales, el tema y el punto de partida. A partir de ahí, Rivera Letelier explota los mimbres de su cesto y nos ofrece una lección de cómo sacarles partido. Desarrolla la historia de los miembros de la familia y cuenta con mano maestra las pequeñas peripecias cotidianas por las que pasa la chiquilla hasta convertirse en la sensación de la salitrera. El texto se divide en dos partes,la primera cubre el ascenso a la fama de Margarita, un verdadero cuento para adultos muy agradable de leer; en la segunda, la chica crece y la historia se tuerce hasta acabar en tragedia. No podía ser de otra manera en un lugar en el que los machos abusan de las mujeres, las desposan siendo casi niñas, y la vida de los obreros cotiza muy a la baja. 

Sin embargo, el libro se lee muy a gusto, y se disfruta de la riqueza expresiva del lenguaje del autor. Hay términos y frases que son una delicia, como pololear, empezar a ir detrás de las chicas, tener los ojos enllantados, se me alumbró la azotea, para decir que se me ocurrió una idea, o el curioso empleo de los piojos blancos de la pena, porque te chupan la sangre igual que los de verdad. Un estilo que es una joya y ofrece continuas sorpresas y hallazgos léxicos. Todo ello en una sociedad muy especial, en el que el que no tiene apodo no es persona.

La vida de la contadora de películas me recuerda otros tiempos, cuando éramos críos, íbamos al cine de Pascuas a Ramos, y era normal contar un largometraje entero a los amigos, con pelos y señales. Eran otros tiempos, ni mejores ni peores, diferentes, en los que sólo había dos canales de televisión y se ejercitaba la imaginación mucho más que ahora.

Una novela corta que dura mucho en la memoria, la asombrosa y peculiar historia de una niña con memoria fílmica ilimitada, el hada del cine, que entraba en éxtasis escénico y se crecía delante del público para reproducir con todo lo que tenía a su alcance las mejores superproducciones de Hollywood. Un espectáculo insólito que acabó teniendo más aceptación que el mismo cinematógrafo, y que este chileno nos cuenta con una habilidad envidiable.

El libro está dedicado a Claudio Labarca, el Oso, un salitrero que tenía un primo que trabajaba como contador de películas.

Hernán Rivera Letelier (Talca, 1950) es un minero, escritor y poeta chileno. Aunque nació prácticamente en el centro de Chile, en la capital de la zona más agrícola del país, se crió en oficinas salitreras —explotaciones dedicadas a la extracción de salitre, la mezcla de nitratos muy útil para obtener abonos, pólvora y productos químicos— del norte del país. Sus padres trabajaron en las de Algorta, María Elena y Pedro de Valdivia.

Cuando tenía 15 años, su familia se trasladó a Antofagasta, pero la madre murió por la picadura de una araña de los rincones y se volvieron de nuevo a una salitrera, pero Hernán se quiso quedar. Vivía en una chabola, trabajaba repartiendo periódicos y se pasaba las horas muertas en el cine. A los 18, volvió a una explotación, donde fue mensajero y electricista, a los 19 viajó como mochilero durante tres años por todo Sudamérica. En ese viaje decidió ser escritor. Volvió a la mina y se matriculó en una escuela nocturna.

Diez años más tarde publicó una edición de 500 ejemplares por su cuenta de su primer libro de poesía, «Poemas y pomadas», que fue vendiendo de puerta en puerta. Luego vendría un libro de cuentos y por fin, la novela «La reina Isabel cantaba rancheras» (1994), que tuvo un gran éxito y le lanzó a la fama. Ha publicado en total 15 novelas y en 2022 obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Chile. Alguna vez ha contado que escribió su primer poema para ganar un concurso radiofónico de poesía porque el primer premio era una cena. Ni que decir tiene que ganó el certamen y la cena.

Hernán Rivera Letelier

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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