
Título: Subir a por aire Autor: George Orwell
Páginas: 264
Editorial: Destino
Precio: 7,64 euros
Año de edición: 2006
El británico George Orwell fue uno de los
escritores más representativos del siglo XX con sus grandes sátiras políticas 1984
y Rebelión en la granja. Su sentido testimonio sobre la guerra civil
española (luchó en el bando republicano), Homenaje a Cataluña, es una
joya literaria, aunque se ha puesto en duda su precisión histórica. De
cualquier manera, Orwell entendió como nadie el tiempo en que le tocó vivir y
advirtió de los peligros que le acechaban: guerras, totalitarismos y
liberticidios varios.
Existe también un Orwell periodista, ensayista
y crítico literario de excepcional penetración. Y un novelista relativamente
poco conocido, pero interesante, que contó con realismo las existencias oscuras
de vagabundos, mineros en huelga, aspirantes a escritor, camareros o la hija de
un reverendo. La vida corriente de los perdedores.
Subir a por aire (1939) es un excelente
ejemplo de novela costumbrista con toques nostálgicos, un poco a lo Marcel Proust. El protagonista buscará el tiempo perdido a lo largo de un corto viaje
sentimental. El caso es que George Bowling es un tipo de mediana edad que vive
en una casita suburbana con su familia. Está bastante gordo y tiene poco pelo.
Bowling vende seguros. Su vida es la previsible en un hombre de clase media sin
pretensiones: pequeñas alegrías, preocupaciones ordinarias y alguna que otra
mentirijilla. Cuando recibe un poco de dinero inesperado, decide volver al
escenario de sus años mozos. Él ha cambiado, claro, pero en sus recuerdos no
está gordo y sigue siendo el chiquillo rubicundo que correteaba por una idílica
aldea inglesa. Luego vendrían las decepciones, los hijos y los kilos.
Al pacífico Bowling le disgusta el presente. Se
sobresalta al sentir el rugido de los aviones sobre su cabeza. Todos los
barrios por donde pasa le parecen iguales. La comida plástica e incolora de la
cafetería sabe a cualquier cosa. Una homogeneidad enervante va eliminando de
manera implacable cualquier toque personal. Alarmantes ideas sobre el futuro
torturan su mente: se aproxima un mundo de acero y hormigón armado, con hombres
de uniforme negro y porras, campos de concentración y kilómetros de alambradas.
Todo esto llegará incluso aquí, a la dulce Inglaterra, piensa
apesadumbrado.
Pero mientras ese futuro de pesadilla amenaza,
todavía cabe disfrutar del viaje, que es corto en el espacio, pero profundo en
el tiempo, ya que se adentra hasta finales del siglo XIX. Bowling nació en
1893. Esa época parece otro mundo. Todavía no existían los aviones ni los
automóviles. La gente viajaba a caballo, en carromatos o diligencias. La
barraca de feria era la atracción de los días de fiesta. En los pueblos las
gentes se conocían por sus nombres, se alumbraban con candiles y leían
almanaques con dibujos en vez de fotografías. Reinaba Victoria, emperatriz de
la India. No existía el impuesto sobre la renta. El anonimato moderno era
desconocido por esos rincones de la vieja Inglaterra. Bowling es consciente de
que el recuerdo embellece el pasado. Quizá de niño fue muy feliz, pero en aquel
tiempo dorado, como en todos, también existían el dolor, el sufrimiento y la
muerte. No conviene idealizar demasiado lo que se fue para siempre.
Subir a por aire es una novela
magnífica. El retrato nostálgico que ofrece de la Inglaterra victoriana resulta
admirable, aunque nunca acrítico. Orwell era demasiado inteligente para
refugiarse en el pasado ante un presente inquietante y un futuro espeluznante.
No era ningún reaccionario, sino un liberal de izquierdas a la altura de las
circunstancias. La libertad es decir sin miedo que dos más dos son cuatro. No
existe receta más cabal contra las mentiras que engendran las tiranías. George
Bowling, como George Orwell, siente el embrujo del pasado, lo reconoce, lo
supera y sigue adelante. Recomendable cien por cien.
George Orwell
George Orwell (1903-1950) fue el pseudónimo del
novelista inglés Eric Arthur Blair, nacido en Motihari, Raj Británico, en pleno
apogeo del imperialismo. Su padre era funcionario del gobierno colonial de la
India. Con dos años Eric volvió a Inglaterra. Tuvo malas experiencias en las
escuelas de élite en donde estudió. En Eton hizo amistad con otros
intelectuales en ciernes.
Orwell fue policía en Birmania, rechazó los
abusos del imperialismo y escribió su primera novela, Los días de Birmania (1934),
basada en sus experiencias. En los años 30 se convirtió al antifascismo,
participando en la guerra civil española en las milicias del POUM. Orwell fue
un férreo enemigo del comunismo de Stalin y de cualquier totalitarismo. Durante
la Segunda Guerra Mundial se dedicó al periodismo y las labores de propaganda.
Sus dos obras maestras, Rebelión en la granja (1945) y 1984
(1949), son crueles y geniales parodias del comunismo soviético. Orwell
murió de tuberculosis a los 46 años.
Publicado por Alberto.