jueves, 5 de junio de 2025

Prohibido morir aquí - Elizabeth Taylor

Título: Prohibido morir aquí                                                                                                 Autora: Elizabeth Taylor

Páginas: 240

Editorial: Libros del Asteroide

Precio: 20,95 euros

Año de edición: 2025

«La señora Palfrey llegó al hotel Claremont por primera vez un domingo por la tarde». Con esta frase, aparentemente inofensiva y neutra, arranca esta agridulce novela, que describe con maestría los sinsabores y pequeñas alegrías de la vejez. La señora Palfrey es una anciana jubilada que recala en un establecimiento londinense especializado en alojar personas mayores en la última etapa de su vida. Allí conocerá a un elenco de ancianos muy peculiar, con sus manías, sus querencias y sus afanes diarios, en clave de deliciosa comedia, pero incorporando con delicadeza y sinceridad los aspectos menos amables de la vejez.

Esos dos temas se entrelazan con habilidad en esta amena obra: la divertida crónica diaria de un hotel para personas mayores, con sus chismes, sus bromas, sus deliciosas ironías y su tono de caricatura, junto a la descripción melancólica, a ráfagas, del declive de la vejez. El ritmo es muy vivo, el texto está escrito con la habilidad de los superventas y esta autora tiene la cualidad de saber describir personajes, situaciones y psicologías con unos cuantos trazos. El estilo es espléndido, tan bueno que casi pasa desapercibido y es que está elegantemente basado en diálogos muy naturales para esa época y circunstancia y en el lenguaje cotidiano. Taylor es una gran novelista, que tuvo la mala fortuna de que su nombre coincide con el de una de las más grandes estrellas de Hollywood, con lo que cualquier búsqueda dirige antes a la diva de los ojos de color violeta.

Vamos con la habitual recopilación de citas, que ayudarán a hacerse una idea más cabal del libro: «A medida que envejecía, miraba con más frecuencia el reloj y siempre era más temprano de lo que creía. En su juventud, era siempre más tarde», «... el desdén de Rosi tenía una delicadeza indescriptible», «Marzo suele llegar como un cordero y despedirse como un león», «No hay burro calvo ni calabaza con pelo», «Paz y silencio es lo último que buscamos los anciano. os gusta estar donde pasan cosas», «... pero era maravilloso lo mucho que la señora Palfrey se parecía a un hombre y de hecho se comportaba, la mayor parte del tiempo, como si lo fuera», «No deja de sorprenderme cómo empeoran las cosas a medida que uno envejece», «Los padres deberían vivir su propias vidas», «Los instrumentos de manicura que conservaba desde su adolescencia y que sin duda dejarían perplejo al futuro arqueólogo que hiciera excavaciones en South Kensington», «Mi marido solía decir que cualquiera que odie a los niños no puede ser completamente malvado», «Ser viejo es un trabajo duro. Es como ser bebé, pero a la inversa. Un niño pequeño aprende algo nuevo cada día; un anciano olvida algo cada día».

En fin, una novela muy bien escrita, suavemente agradable, con inteligencia y mucho humor, humor británico, que se lee muy bien. Publicada originalmente en 1971, es una de las obras pionera en tratar con valentía y sinceridad el tema del declive que conlleva la vejez. Pero el resultado está muy suavizado por el tono de comedia que anima cada situación. Una lectura muy recomendable y una buena escritora por descubrir.

La versión española ha sido realizada por el argentino Ernesto Montequin, ensayista, estudioso y traductor de inglés, francés e italiano, encargado de la edición de la obra de Silvina Ocampo, J. R. WilcockEdgardo Cozarinsky, y director del Centro de Documentación Unesco-Villa Ocampo.

Elizabeth Taylor (Reading,1912-1975) fue una mujer con un gran sentido de la narración que escribió doce novelas y ocho libros de cuentos. Una gran novelista olvidada durante mucho tiempo, en esta ocasión, inglesa.
  
Trabajó como institutriz y bibliotecaria, antes de casarse a los 24 años con el industrial Kendall Taylor. Tomó el apellido de su marido y sufrió durante toda su vida los inconvenientes de ser confundida con la diva de Hollywood, como por ejemplo, sufrir bromas continuas. «Recibo cartas escribió en una ocasión de hombres que me piden una fotografía en bikini. Mi marido cree que debería mandársela y dejarlos anonadados, sólo que no tengo bikini».
   
Tuvo dos hijos, vivió en un apacible pueblo y llevó una vida tranquila mientras dedicaba sus ratos libres a escribir novelas estupendas. Escribió la primera durante la guerra, mientras su marido estaba en el frente. Era una mujer discreta y modesta, que no ganó ningún premio literario en vida, el único galardón que obtuvo, el Whitbread Price, fue póstumo y lo recogió su marido en su nombre. 
 
Aunque sus novelas se han vendido muy bien, se siguen reeditando y se leen mucho, hasta después de su muerte no ha sido reconocida como la gran novelista que es. 

Elizabeth Taylor

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario