miércoles, 25 de junio de 2025

Don Casmurro - Machado de Assis

Título: Don Casmurro                                                                                            Autor: Machado de Assis

Páginas: 320

Editorial: Cátedra

Precio: 14 euros

Año de edición: 1991

Bueno, de vez en cuando me apetece sumergirme en un clásico, un novelón decimonónico como éste de uno de mis autores favoritos, el brasileño Machado de Assis, aunque la verdad es que este libro se publicó en 1900, en las postrimerías del XIX. 

En sus páginas, don Casmurro (que quiere decir en realidad Don Cazurro), respetado y viejo, todo un señor, recuerda su vida y comienza retrotrayéndose a su adolescencia, cuando tenía 15 años, era joven y bello y tan diferente, que incluso tenía otro nombre, porque todos le llamaban Betinho, y estaba enamorado casi sin saberlo de su linda vecinita de 14, Capitu. Sin embargo, su madre, después de haber perdido al niño en su primer embarazo, hizo una terrible promesa al Señor: que si su segundo hijo nacía bien, le haría sacerdote. 

Y las intrigas, peripecias y aventuras de los dos jóvenes tratando de escapar del callejón sin salida al que les aboca la madre ocupan la mayor parte del libro, hasta que al final, lo consiguen. Sin embargo, en lugar de un final almibarado con el consabido fueron felices y comieron perdices, el autor nos embarca en una segunda parte en la que don Casmurro hace honor a su nombre, se destapa como un hombre muy celoso, casi un acosador y la cosa no acaba nada bien, la verdad.

¿Qué cuál es la gracia esencial del libro? Pues la manera de escribir de este Machado, que lo sazona todo con un sentido del humor muy especial, lleno de ironía y algo surrealista. Como muestra valgan algunos ejemplos: «José Días amaba los superlativos», «Que las piernas también son personas, solo que inferiores a los brazos, y se valen por sí mismas cuando la cabeza no las rige por medio de ideas», «La infancia y la adolescencia no son nunca ridículos, ése es su privilegio», «También se goza por influjo de los labios que narran», «¡Ah!, no te imaginas lo que es Europa; ¡Oh!, Europa», «Hay conceptos que se deben inculcar en la mente del lector a fuerza de repetirlos», «Hay, en efecto, en cada adolescente, un almirante y un sol de octubre», «... pero dejémonos de metáforas atrevidas e impropias de mis quince años», «La isla de los sueños, como la de los amores, como todas las islas de todos los mares, son ahora objeto de la ambición y rivalidad entre Estados Unidos y España», «... todo lo que la ternura de las madres inventa para cansar la paciencia de un hijo», «Nada hay más feo que ponerles piernas larguísimas a ideas brevísimas», «Cualquier hora es buena para el óbito; se muere muy bien a las seis o a las siete de la tarde», «Por una vez dijo gravemente, la religión y la libertad hacen buena compañía», «Una noche se perdió mirando al mar, con tal fuerza y concentración, que me dio celos», «... y hasta acepté la hipótesis de que fuera poeta», «No todo lo que dura dura mucho tiempo».

La descripción de los usos y costumbres de la época tiene mucho interés y llama la atención el que aparecen esclavos en el servicio doméstico por todas partes. Hay que tener en cuenta que la acción se inicia en 1857 y la esclavitud se abolió completamente en 1888, con varias leyes previas, como como la Ley Eusébio de Queirós en 1850, que prohibió el tráfico de esclavos, la Ley de los Sexagenarios en 1885, que liberó a los mayores de 65 años, y la Ley del Vientre Libre de 1871, que daba la libertad a todos los nacidos en el país, aunque fueran hijos de esclavos. El lenguaje es sencillo, correcto y algo erudito, preciso en la narración y salpicado con naturalidad con comparaciones y metáforas muy originales. Llama la atención la evolución de los dos protagonistas, su cambio progresivo de carácter cuando van cumpliendo años, pasando de ser dos adolescentes llenos de inocencia a convertirse en una pareja de adultos de personalidad compleja y con sus «defectillos»

En fin, una novela curiosísima, que se salta muchas de las convenciones del canon de las novelas románticas, estupendamente bien redactada, amena, con buenos personajes y un argumento que al final está lleno de sorpresas. Una lectura más que entretenida y es que don Joaquim Machado de Assis no tiene desperdicio. Todo lo que escribe sabe a gloria. Por algo es un clásico. 

La labor de traducción, la introducción, las notas y la bibliografía que acompañan al texto se las debemos al burgalés Pablo del Barco (1943), escritor, crítico, traductor, dibujante y artista, profesor de la Universidad de Sevilla y hombre de múltiples habilidades. . 

Joaquim Maria Machado de Assis (Río de Janeiro, 1839-1908), mulato, tartamudo y epiléptico, fue un escritor brasileño, considerado ampliamente como el padre de las letras de ese país. Es el gran escritor clásico de la novela decimonónica en BrasilNació en una familia pobre, fue a la escuela pública y no pudo ir a la universidad. Trabajó como tipógrafo y la biblioteca pública le sirvió para leer a casi todos los clásicos. Siendo muy joven comenzó a publicar poesía, artículos y relatos en prensa, y llamó la atención por su precocidad y su enorme talento. Tocó prácticamente todos los géneros, fue el primer Presidente elegido por unanimidad en la Academia Brasileira de Letras

Autor muy prolífico, introductor del realismo en Brasil, es un escritor que encierra más de una sorpresa. Tiene novelas experimentales y modernas, otras románticas, clásicas... hasta completar una obra compleja y variopinta. 

Machado de Assis

Publicado por Antonio F. Rodríguez. 

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