lunes, 13 de marzo de 2023

El ancho mundo - Pierre Lemaitre

 

Título: El ancho mundo                                                                                                      Autor: Pierre Lemaitre

Páginas: 592 pág.

Editorial: Salamandra

Precio: 24 euros

Año de edición: 2023

Casi 600 páginas y ni un solo desfallecimiento de ritmo y tensión. Casi 600 páginas que hacen que al terminar no podamos creer que el tiempo haya pasado tan rápido. Pocas pausas en su lectura, una lectura que hace que el tiempo se pase auténticamente volando y con la que aprendemos historia del siglo pasado. ¿Se puede pedir más?

Esta novela es la inicial de lo que planea el autor como una tetralogía de «los años gloriosos», periodo comprendido entre 1948 y 1975, que corresponden a los años del crecimiento económico y desarrollo del capitalismo en Europa y Asia, tras la II Guerra Mundial y hasta la recesión provocada al inicio por la crisis del petróleo en 1973. Por otra parte, viene de la trilogía «Los hijos del desastre» reseñada aquí, con la cual pretende, en una decena de títulos, abarcar los principales hechos de la historia del s. XX, centrados especialmente en Francia, aunque claro es, pertenecientes a un mundo que se globaliza cada vez más. Aquí estamos en 1948.

La mecánica del libro sigue los pasos de la trilogía previa. En palabras del autor, se trata de una saga familiar, por lo que se tejen vínculos entre todos los personajes para restaurar un destino colectivo representado por la familia Pelletier. Los Pelletier, franceses instalados en Beirut después de la Gran Guerra, donde el padre, Louis y su mujer Angèle, son dueños de una jabonería que funciona muy bien y da beneficios más que suficientes como para asumir la casi total financiación de una Asociación de veteranos de guerra que funda Louis, cuyo fin es el apoyo a excombatientes que al terminar la I Guerra Mundial, en la que él mismo participó, se encontraron sin trabajo y sin ayudas.

Louis y Angèle van a ver partir a tres de sus cuatro hijos, François, Jean y Étienne, en el mismo año, 1948 y poco después lo hará la pequeña de los cuatro, Hélène, mientras ellos quedan manteniendo la fábrica. François y Jean van a París —la gran influencia de Francia sobre el Líbano se mantiene desde su mandato tras la guerra—, el primero para estudiar periodismo a pesar de la oposición de los padres. Comenzará trabajando en los diferentes oficios cercanos a su ideal de llegar a ser periodista del periódico France Soir. Jean, el mayor, hastiado de Beirut tras su fracaso como director de la fábrica familiar, irá a París con su mujer con la que «lo han casado» recientemente y trabajará como representante comercial, trabajo conseguido por su padre. Étienne, el menor, irá a Saigón en busca de su amor Raymond, legionario belga enrolado en el ejército francés en su lucha contra el Viet Minh —guerrilla indígena que luchaba contra los japoneses y que luego luchó contra los franceses que tenían intención de recolonizar la «Indochina francesa» (Vietnam, Laos y Camboya), lo que daría lugar después a la guerra del Vietnam—.

Tenemos tres escenarios muy interesantes para conocer su historia, Beirut, París y Saigón, centros fundamentales en el devenir histórico de la posguerra. Los caminos en los que se desarrollan los tres hijos Pelletier son muy diferentes y la excusa para introducirnos en esos mundos tan relevantes para la historia de Francia.

La prensa ya había demostrado ser definitiva en el reclutamiento de jóvenes voluntarios para la Segunda Guerra Mundial y en los momentos posteriores siguió y aumentó su potencia gracias a los cambios radicales que se produjeron en ella, los más notorios su independencia de los partidos políticos basada en la financiación por las ventas y la publicidad, y la preponderancia de las primeras páginas en las que principalmente se destacaban noticias internacionales o sucesos. Esta situación está descrita de manera excelente y muy entretenida, pues François logra ser reportero de la sección de sucesos de Le journal du soir donde le encargan el seguimiento del crimen de una actriz acaecido en una sala de cine en la que se estrenaba su película y a la que «casualmente» asistían su hermano Jean, su cuñada Geneviève y él mismo.

Por otra parte, Saigón bullía de actividad por ser el centro de operaciones económico, social y bélico de la Asia ocupada por los colonizadores. Allí acaba Étienne trabajando en la Casa de la Moneda, situación que da pie al escritor para hablar de unos temas fundamentales de la historia allí. Por una parte, el escandaloso comercio de las piastras, un sistema según su opinión, que puso en marcha Francia para comprar el país ya que se percató de que no conseguiría dominarlo por métodos bélicos. Se basaba en que los ciudadanos locales que tenían representación de las empresas extranjeras compraban productos en Francia con piastras —moneda de la Indochina francesa—que en la metrópoli valían el doble de su valor de mercado y cuya diferencia pagaba el gobierno francés, las piastras volvían al país dobladas en valor donde la corrupción y el tráfico de opio estaban a la orden del día. El asunto se le fue de las manos al gobierno francés pues las piastras sirvieron para comerciar con armas que irían a su enemigo, el Viet Minh, que tenía muy buenos contactos entre la población local. Un segundo tema fundamental es la historia de la propia derrota de Francia en una guerra de guerrillas de la que no conocían sus métodos, ya que se habían formado en lo que les granjeó la victoria en la I Guerra Mundial, es decir, la guerra de trincheras y la de movimientos. Finalmente, aparecerá un tercer tema importante que no fue otro que el potente movimiento de las sectas en las que la población sufriente de la guerra se refugió y que estuvo en connivencia con la guerrilla.

Para Jean queda un papel curioso y que entronca con la pericia de Pierre Lemaitre en la novela negra. Es un criminal compulsivo que compensa mediante sus crímenes a mujeres su enorme fragilidad personal, basada en su nula confianza en sí mismo que le lleva a ser un personaje sumiso en especial de su mujer que lo maltrata.

Finalmente, la hija de los Pelletier juega el papel de la adolescente que se rebela y se escapa de casa de sus padres, también a París, en donde su potencial transgresor que ya había comenzado con una tormentosa relación con un profesor 20 años mayor que ella, se intensifica pues se junta con gentes metidas en el mundo juvenil de la droga.

Estas complejas historias están relatadas con la técnica de la novela negra basadas en el suspense. A partir de las vidas de los personajes principales y algunos muy potentes secundarios como son Geneviève, Angèle, los jefes del periódico de François y Diem «el papa» de una nueva religión en Saigón, nos lleva el autor por una serie de entresijos en los que la tensión por lo que resulte nos tiene pegados al libro devorándolo.

Es destacable la forma de escribir del autor que con frases cortas y contundentes da pinceladas certeras de la forma de ser de los personajes —no en vano es psicólogo— y los ambientes que hacen que el lector se ubique perfectamente en los lugares y reconozca a unos personajes que para bien o para mal no dejan indiferente a quien lee.

Podría seguir hablando de esta novela mucho tiempo, tanto la he disfrutado. Es muy compleja y a la vez muy fácil de leer y, como conclusión, cabe decir que es estupenda, que se aprende y, sobre todo, que se disfruta enormemente.

Pierre Lemaitre

Conocemos a Pierre Lemaitre (París, 1951) como autor de novela policiaca, de novela negra y también de novela de aventuras, muchas de cuyas obras han sido premiadas, incluso con el Premo Goncourt en 2013. Es un autor que se confiesa deudor de la novela por entregas del s. XIX, de la que dice que es tan moderna que los autores de las series —fenómeno creciente en la actualidad— la han copiado por lo que, aquellos que la denostan achacándole antigüedad, muestran su ignorancia. El escritor tiene sus referentes, entre otros, en Balzac, Dumas o Zola de los que es más que digno alumno.

Uno de los signos de identidad del autor es su preocupación por documentarse bien ya que, aunque son novelas de aventuras, cuentan hechos históricos verídicos ficcionados de manera que el lector los asimile con facilidad. A los autores en los que se ha basado para sus investigaciones, generalmente historiadores, así como a los profesionales que le apoyan en determinados momentos de la escritura, les dedica al final un reconocimiento público, algo poco frecuente en las novelas y que nos proporciona a los lectores material por si queremos ahondar en el conocimiento de esas fuentes de conocimiento. Ya esperamos la traducción del segundo tomo que ya ha sido publicado en Francia.

Publicado por Paloma Martínez.

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