La música de huesos, también llamada música ósea y música en costillas, es la música grabada clandestinamente en Rusia en los años 50 y 60 con gramófono y en radiografías. Eran los años duros de la Unión Soviética y la música moderna occidental, sobre todo el rock, estaba completamente censurada. Entonces surgieron estas grabaciones sobre radiografías recicladas, con las que se conseguía la fidelidad de un disco de vinilo de mala calidad, pero al menos, la música se podía escuchar.
Las radiografías se cortaban en discos de siete pulgadas de diámetro, el agujero central se hacía con un cigarrillo encendido y los surcos se grababan a 78 rpm en máquinas modificadas artesanalmente. La calidad era horrible y solo se podían escuchar una docena de veces, pero eran muy baratos, se vendían a un rublo o a rublo y medio. Esa industria clandestina adquirió tal volumen e importancia cultural que en 1958 se aprobó una ley que prohibía la producción en el hogar de grabaciones «de tendencia criminal y gamberra». En noviembre de 2015, el músico inglés Stephen Coates, que había encontrado discos óseos con la música de los conciertos de su banda en la URSS, publicó un libro muy documentado sobre la historia de la cultura de la música prohibida y los registros de discos hueso: X-Ray Audio: The Strange Story of Soviet Music on the Bone.Tambien se organizó una exposición itinerante y se filmó un documental.
El caso es que, durante años, Elvis, los Beatles, los Rolling Stones, los Beach Boys, Ella Fitzgerald, Chubby Checker y otras estrellas sonaban en el tocadiscos, mientras los jóvenes miraban hipnotizados unos discos de plástico con sombras de huesos y articulaciones girar.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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