domingo, 9 de febrero de 2020

Carmen Jodra y las moras agraces

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Carmen Jodra (foto Pedro de Juan Pulido)

Carmen Jodra (Madrid, 1980, 2019) irrumpió como un aerolito en la poesía española, al ganar con tan solo 18 años el prestigioso Premio Hiperión de poesía con un libro deslumbrante, «Las moras agraces», que en un año llegó a la sexta edcición y encandiló a la crítica. .

Un libro desencantado, amargo, irónico, muy bello y formalmente apabullante. Una gran poeta que, desgraciadamente nos dejó el verano pasado, víctima de un cáncer. 

Empezó a escribir a los doce años, se licenció e Filología hispánica y decía que había nacido vieja, que era «triste y melancólica, callada y seria, solitaria» y que sufría «arrebatos de pena». Quienes la conocieron dicen que era muy tímida, tierna, callada, extremadamente sensible y muy cordial. 

Sus poemas recogen la tradición de la poesía del Siglo de oro español y la actualizazan hablando del mundo de hoy. Aquí os dejo algunas de su poesías:


Fatiga 

Hay demasiadas cosas
de las que preocuparse,
siempre distintas, siempre imprescindibles,
y nunca se termina,
y apenas se respira… Y además
está el muchacho que jamás nos mira,
la chica que no sabe que la amamos
Y Platón predicando represiones…
Y a esto le llaman vida… 


Señores, yo sé bien de los venenos 

Señores, yo sé bien de los venenos
de la literatura:
la tiranía impúdica y terrible
de una Belleza impura
que nos mancha los labios de palabra,
los ojos de figura
y el cerebro de sueños o pecados,
en flagrante, diabólica impostura.
No la deseo a nadie, y nadie
debe desearla nunca,
pero benditos los que se someten
a su mirada oscura. 


Hastío 
El bello mundo me produce asco.
Si pudiera, lo haría
saltar en pedacitos por los aires,
y con él a mí misma.
Yo no pedí vivir; si Tú me hiciste,
es tu culpa, no la mía.
Atrévete a juzgarme si tu pobre
criatura se suicida. 

Femmes damnées 

Muchacha, si te entregas a los cerdos,
merecerás morir en la matanza.
No sería en todo caso más horrible que la horrible,
cínica contradanza.
Pregúntate por qué has de estar debajo
si eres mejor que ellos.
Créeme, muchacha, la heteropatía
nunca fue un buen invento.


Será un centauro, un ser hermafrodita...

Será un centauro, un ser hermafrodita,
el toro violador y la paloma,
con las mórbidas formas de una poma
y el escudo anguloso de un escita.

Será otro yo, y así, será exquisita
la unión. No dejaremos ni una coma
en donde estaba antes, y aun la Roma
de Nerón aparecerá marchita.

¿ "Noverat iam luxuriam..."? Las bacantes
serán vestales, y piadosas preces
sus gritos: ¡nadie gana a dos estetas!

Danzando sobre él con pies sangrantes,
quebraremos mil veces y mil veces
el cristal que cantaron los poetas.


Me pregunto si es cosa de la edad...

Me pregunto si es cosa de la edad
o fruto de una mente depravada;
en uno u otro caso, jamás nada
puede apartarme de mi única idea.

Cada cosa que miro se recrea;
la inocencia del mundo, transformada,
me estremece; la carne delicada
se pudre con extraña enfermedad.

Suena un violín, y yo escucho un gemido;
miro andar a mi gato, y sólo veo
el movimiento firme y repetido;

oigo al viento soplar, y oigo un jadeo.
y un mundo diferente, enfebrecido,
agita con su vista mi deseo.



Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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