martes, 11 de febrero de 2020

Tratado elemental de demonología - G. K. Chesterton

        
Título: Trtatado elemental de demonología
Autor: Gilbert Keith Chesterton

Páginas: 169

Editorial: Olivo azul

Precio: 8 euros 

Año de edición: 2008


Este volumen reúne 17 relatos deliciosos, inéditos en español, escritos entre 1891 y 1930 por uno de los autores más ingeniosos y divertidos que pueden leerse. El gran Chesterton, grande porque medía más de 1,90 m y pesaba 130 kg, y por añadidura, cultivaba un espíritu juguetón y socarrón, optimista y divertido.

Tocan los temas más variados, desde el primero, que da título al libro, escrito a los 16 años sobre las costumbres y carácter de los diablillos hasta el último, que cuenta la terrible historia de un hombre que disparó a un zorro, una tragedia descrita con una intensidad tremebunda, pasando por un relato policiaco clásico, una historia de terror, la descripción de un terremoto, los conflictos de autoestima de un superhombre y esa delicia titulada «La tienda de los fantasmas», una ensoñación frente a una juguetería que es una pequeña obra maestra.

Todos resultan chispeantes, originales, inteligentes e imprevisibles. A menudo ofrecen puntos de vista novedosos y originales, y resulta curioso fijarse en la evolución del autor, que escribió el primero a los 16 años y el último, a los 56.

El estilo es soberbio, este hombre es un gran contador de historias, de esos que hacen interesantes los detalles aparentemente más nimios. Siempre con ganas de divertirse y mostrar su ingenio. A mí me da la sensación de que en el fondo es un niño grande que se toma todo en la vida como un juego.

Un autor de hace un siglo que sigue siendo refrescante. Chesterton siempre es recomendable.
     
G. K. Chesterton
                       
Gilberth Keith Chesterton (Londres, 1874- 1936) fué un escritor británico, brillante y agudo polemista, aficionado a las paradojas y famoso por sus relatos policiacos protagonizados por el Padre Brown.
  
Nació en una familia de clase media, que tenía una agencia inmobiliaria y de topografía. Afortunadamente para nosotros, una afección cardíaca leve que le descubrieron siendo muy joven, le obligó a dejar el negocio familiar y dedicarse a cultivar su jardín, el arte y la literatura. Se dedicó a dibujar durante algún tiempo, pero pronto se volcó en la literatura. Publicó novelas, relatos, ensayos, poesía, artículos y libros de viajes.

Pasó de ser agnóstico a ser anglicano, y luego su mujer le convirtió al cristianismo. Defendió el distributismo, una tercera vía entre el capitalismo y el comunismo, basada en la doctrina social de la Iglesia Católica, basada en la idea de que la propiedad de los medios de producción debe estar tan distribuida como sea posible.

Era muy despistado y a menudo se le olvidaba hacia dónde iba. Alguna vez le envió un telegrama a su mujer diciéndole: «Estoy en el Mercado Harborough». ¿Dónde debería estar?. A lo que ella le contestó: «En casa».
          
Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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