domingo, 29 de diciembre de 2019

La leyenda de la testa di moro


Dice una vieja leyenda siciliana que allá por el año 1100, cuando los árabes dominaban la isla, había una joven y bella palermitana que no salía de casa de sus padres, porque temían que algún desaprensivo se aprovechase de ella. La chica estaba todo el día en el balcon cuidando sus plantas.

Un día pasó un joven sarraceno por la calle y se enamoró de ella nada más verla. Trepó hasta el balcón y le declaró apasionadamente su amor. La joven cayó en sus brazos porque ella también se había enamorado. Se hicieron amantes, pero ¡ay!, la felicidad duró poco. Al tercer día, el moro le confesó que tendría que irse pronto porque en casa le esperaban su mujer y sus tres hijos.

Loca de rabia y celos, la chica planeó una terrible venganza por el engaño y cuando su amor estaba dormido, le cortó la cabeza, la enterró dentro de una maceta y plantó en el tiesto una planta de albahaca. A partir de ese día, hablaba con la planta, la cuidaba, la regaba con sus lágrimas y la albahaca crecó y creció, hasta hacerse enorme y desbordar el balcón. Cuando los vecinos le preguntaban qué hacía para tener la planta tan frondosa, ella les contaba su triste historia.

A partir de entonces, los vecinos empezaron a mandar hacer cabezas de moro de terracota para usarlas como macetas. Por eso en Palermo se ven tantas terracotas con cabezas árabes prepraradas para plantas, son las llamadas testas di moro. Siempre es mejor que las hagan de encargo y de terracota.

Testas di moro

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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