Título: Las cerezas del cementerio
Autor: Gabriel Miró
Páginas: 189
Editorial: Biblioteca El mundo
Precio: 1,50 euros
Año de edición: 2001
Año de edición: 2001
Gabriel Miró (Alicante, 1879-1930) y Ramón Pérez de Ayala son los más importantes
representantes de la novela novecentista españona que rompe con la
tradición realista anterior: siguiendo la «deshumanización» del arte
propia de la época, los autores, más que desarrollar una acción o
crear caracteres definidos, tratan de situarse como espectadores de su
propia obra y ofrecer una visión del mundo desde la distancia; una
visión deshumanizada, es decir, en la que el hombre no interviene.
Miró, que al igual que Pérez de Ayala estudió interno en un colegio jesuíta, es también coetáneo de Ramón Gómez de la Serna, Juan Ramón Jiménez , Eugenio d´Ors y José Ortega y Gasset. Y fue este último autor el que contribuyó al injusto despretigio de la obra de Miró con una despectiva crítica que publicó en 1927.
El escritor sentía una profunda pasión por su tierra y recrea los vergeles alicantinos con una sensibilidad casi bíblica, como si se tratara de los jardines del Edén. Su estilo es de un realismo subjetivo en el que se funden lugares con personajes, de forma que el lirismo domina sobre la acción. Si la obra de su paisano Vicente Blasco Ibáñez se caracteriza por la fuerza y la pintura a grandes trazos, Miró se decanta por la sutileza del trazo fino.
Se trata de una novela luminosa y plena del aroma del mar y los prados, en la que se recrea la luz del Meditérraneo en los trajes blancos y el pelo rubio del protagonista, Félix Valdivia. Este joven estudiante de ingeniería en Barcelona, vuelve a casa de sus padres y en el trayecto se reencuenra con Beatriz, hermosísima mujer casada y mayor que él, de la que se enamora. Félix representa la alegría de vivir, la ingenuidad y el optimismo en un mundo católico encorsetado por rígidas normas morales; su juventud e inexperiencia le llevan a saborear todo lo que la vida le ofrece, así que también se siente atraído por otras dos mujeres más jóvenes: por Julia, la hija de Beatriz y por su prima segunda, Isabel.
La acción se desarrolla en Almina y en la finca de «La Olmeda», cerca de Posuna que es el nombre literario de la ciudad alicantina de Almudaina. Lugares en los que Félix interpreta su particular mística del amor y de la naturaleza mientras permanece ajeno al escándalo que produce en su familia su don innato para la felicidad. El paisaje es un personaje más en la obra que se funde de manera indisoluble con el protagonista.
Miró, que al igual que Pérez de Ayala estudió interno en un colegio jesuíta, es también coetáneo de Ramón Gómez de la Serna, Juan Ramón Jiménez , Eugenio d´Ors y José Ortega y Gasset. Y fue este último autor el que contribuyó al injusto despretigio de la obra de Miró con una despectiva crítica que publicó en 1927.
El escritor sentía una profunda pasión por su tierra y recrea los vergeles alicantinos con una sensibilidad casi bíblica, como si se tratara de los jardines del Edén. Su estilo es de un realismo subjetivo en el que se funden lugares con personajes, de forma que el lirismo domina sobre la acción. Si la obra de su paisano Vicente Blasco Ibáñez se caracteriza por la fuerza y la pintura a grandes trazos, Miró se decanta por la sutileza del trazo fino.
Se trata de una novela luminosa y plena del aroma del mar y los prados, en la que se recrea la luz del Meditérraneo en los trajes blancos y el pelo rubio del protagonista, Félix Valdivia. Este joven estudiante de ingeniería en Barcelona, vuelve a casa de sus padres y en el trayecto se reencuenra con Beatriz, hermosísima mujer casada y mayor que él, de la que se enamora. Félix representa la alegría de vivir, la ingenuidad y el optimismo en un mundo católico encorsetado por rígidas normas morales; su juventud e inexperiencia le llevan a saborear todo lo que la vida le ofrece, así que también se siente atraído por otras dos mujeres más jóvenes: por Julia, la hija de Beatriz y por su prima segunda, Isabel.
La acción se desarrolla en Almina y en la finca de «La Olmeda», cerca de Posuna que es el nombre literario de la ciudad alicantina de Almudaina. Lugares en los que Félix interpreta su particular mística del amor y de la naturaleza mientras permanece ajeno al escándalo que produce en su familia su don innato para la felicidad. El paisaje es un personaje más en la obra que se funde de manera indisoluble con el protagonista.
Gabriel Miró (1924)
Publicado por Pilar Saavedra.
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