sábado, 10 de mayo de 2014

El Greco - Michael Schölz-Hansel


Título: El Greco  
Autor: Michael Schölz-Hansel

Páginas: 96

Editorial: Taschen
 
Precio: 9,98 euros 

Año de edición: 2014


Hasta ahora, no me había gustado demasiado la pintura de El Greco, esos cuadros de tema religioso, llenos de colores fuertes, figuras alargadas y sinuosas de color gris, paisajes sombríos y proporciones alteradas. Pero he visitado las exposiciones que hay en Toledo con motivo del cuatrocientos aniversario de su muerte y me ha encantado.

Me han llamado la atención varias cosas. La primera, que era un retratista excepcional, capaz de captar la mirada y el carácter del personaje de un modo impresionante, como puede verse en el retrato que hizo del cardenal Niño de Guevara, del que puede verse un fragmento en la portada del libro de TASCHEN, en el retrato de un hombre desconocido o en el autorretrato en el que se pintó a los 54 años.

Retrato de un hombre desconocido

La segunda, las tremendas libertades que se tomaba y lo adelantado a su tiempo de su obra. En los últimos años del siglo XVI, pintaba como le daba la gana. Usaba colores muy fuertes (rojo, amarillo, azul, verde) y se atrevía a emplearlos, por ejemplo, en la túnica de Jesús, la figura central de su Expolio.

El expolio (1577-1579)

Pintó figuras de una sensualidad soprendente para la época, hombres semidesnudos en posturas sugerentes, y adoptó formas propias y características de representación de lo espiritual, una suerte de código propio para estilizar la realidad y pintar lo sobrenatural: figuras alargadas, cuerpos fantasmales, halos en forma de rombo, personajes mirando al cielo... incluso en algunos cuadros se tomó la licencia de dedicarse más a la figura de María Magdalena que a la de la Virgen María. Desde luego tenía una personalidad muy marcada.

Otra cosa que me ha parecido curiosa es que hay algunos detalles que recuerdan a Dalí, o mejor dicho lo anticipan, como escorzos y perspectivas muy forzadas, la fama de loco excéntrico y extravagante que se ganó a pulso, o algunos fondos con paisajes que parecen surrealistas.

Fragmento de la Crucifixión (1597-1600)

Me ha parecido un pintor genial, único, con una personalidad muy marcada, lleno de cualidades y aspectos interesantes, y con una manera de hacer muy adelantada a su tiempo y expresiva. 
   
La coronación de la Virgen (1597)

En fin, la muestra del Museo de Santa Cruz y los seis lugares de exposicion sobre El Greco, especialmente la Catedral y la Capilla de San José, abiertos en Toledo hasta el 14 de junio, son una oportunidad para disfrutar de una panorámica de la obra de este genio que probablemente no se va a repetir y que vale la pena aprovechar.

Coincidiendo con el aniversario y las exposiciones, se han reeditado algunas obras sobre el pintor y, como siempre, hay que valorar y agradecer la labor de divulgación que está realizando TASCHEN, al editar libros de arte con unas ilustraciones fantásticas a un precio muy asequible. 

Doménikos Theotokópoulos (1541-1614), conocido como El Greco, es decir el griego, nació en Candia (Creta), hijo de un recaudador de impuestos. Constituye uno de los casos más extraordinario de fusión de culturas e influencias artísticas. Primero se formó en su Creta natal, en la que vivió hasta los 26 años, como consumado pintor de iconos siguiendo la tradición bizantina; luego durante los diez años que vivió en Italia se convirtió en pintor renacentista absorbiendo en Venecia las técnicas de Tiziano y Tintoretto, y en artista manierista aprendiendo en Roma de la obra Miguel Ángel; por último, se instaló en Toledo, absorbió el espíritu de la Contrarreforma y se conirtió en un pintor religioso extraño y único.

Siempre tuvo un carácter difícil y poco convencional. Fué expulsado de una academia en Roma, por motivos que no se conocen con claridad, y cuando se ofreció a cubrir los cuerpos desnudos que había pintado Miguel Ángel en la Capilla Sixtina fué considerado casi como un hereje y tuvo que cambiar de aires viniéndose a España. Llevó a los juzgados a más de un cliente por no pagarle lo que él creía que merecía o por retrasarse en el pago. Por último, tuvo un hijo natural que reconoció y con el que se mostraba a la vista de todos.

En Toledo alternó encargos muy importantes con desencuentros y problemas con congregaciones eclesiásticas y con el rey Felipe II. En su época fué considerado un pintor marginal y caprichoso, pero con el paso de los años ha sido cada vez más valorado. Paul Cézanne, Pablo Picasso y los expresionistas consideraban a El Greco un anunciador de la modernidad.

 Autorretrato de El Greco (1595)

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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