miércoles, 26 de octubre de 2022

Un billete de ida - Didier van Cauwelaert

 

Título: Un billete de ida                                                                                                      Autor: Didier van Cauwelaert

Páginas: 176
 
Editorial: Alianza
 
Precio: 3 euros 

Año de edición: 2017

Novela, extraña y original, lúdica y juguetona, creativa, que juega a hacer creíble lo imposible y a contar situaciones reales con hechos inventados o dicho de otro modo, a sacar verdad de mentira, como suele decirse.

Desde las primeras frases «Empecé la vida como un niño encontrado por error. Robado en un coche, en realidad. Yo estaba aparcado en un paso de peatones y, durante los años siguientes, cuando me dejaba algo en el plato, Mamita me decía que la grúa iba a venir a buscarme»—, la historia del niño abandonado y encontrado en un coche aparcado en Marsella y adoptado por unos gitanos suena a impostada, parece falsa e inventada, pero describe a la perfección el desconcierto existencial de un hijo de emigrantes nacido en un país extraño que le rechaza y completamente ignorante de todo lo referente a su patria de origen.

La situación de extrañamiento se agudiza paso a paso. Primero cuando sabe que sus padres han muerto y se convierte en un pequeño delincuente marroquí entre gitanos. Crece en un barrio en el que los niños a los 5 años son vigías que vigilan mientras su banda comete un delito, a los 7 roban su primer bolso y a los 9 dejan el cole para trabajar como vigías en ciclomotor. Luego crecen como especialistas del asalto a la italiana y su variante belga, en Marsella Norte, un barrio tranquilo (para los delincuentes), en el que las redadas son raras. Así se cría nuestro pequeño protagonista hasta que los suyos le traicionan, la policía le detienen y un agregado humanitario le rescata para reintegrarle a su pueblo, una localidad en el Rif profundo que ni él mismo sabe dónde está. Pero la alternativa es la cárcel, así que se inventa un nombre y emprende un viaje a un lugar que acaba de imaginar, acompañado por un bienintencionado cooperante que se traga con avidez todas sus mentiras e incluso las adorna.

Esa es la línea esencial de esta novela escrita con desparpajo, mucho humor y de manera muy directa, yendo al grano en cada frase, con una concisión que recuerda un telegrama. Las frases son cortas, enigmáticas y misteriosas. El texto parece el resumen de un guion, está lleno de sabor marginal y mantiene un ritmo endiablado. La historia tiene connotaciones de género picaresco y describe un mundo kafkiano, surrealista y ligeramente onírico, en el que las reglas nunca son las habituales y el protagonista es un árabe entre gitanos, convertido en delincuente, traicionado por la chica de su vida, atrapado y expelido a su desconocido pueblo de origen como inmigrante deportado. Un personaje marginado y traicionado por partida quíntuple o séxtuple, que sin embargo procura hacer lo correcto en cada ocasión.

Una novela originalísima, irónica y jocosa, sobre el desamparo existencial y el extrañamiento del ser humano. Nos ofrece frases tan llamativas como estas: «Marsella huele a aceite caliente y espliego, con una pizca de huevos podridos», «...tenían una especie de máquina para lavar perros, que al final sirve para limpiar zapatos», «Cuando me cuesta sufrir, suele ser una señal», «Sé siempre antes que los otros el daño que decidirán hacerme».

Al final, todo acaba bien, varias tragedias mediante, y el desenlace deja la sensación de que más a menudo de lo que parece, se abre una puerta a la esperanza. Una novela curiosísima que ganó el Premio Goncourt el año en el que apareció, 1994.

La traducción del francés, que parece impecable hasta donde puede percibir un lector español como yo, es de la gallega Esther Benítez, maestra de traductores.

Didier van Cauwelaert (Niza, 1960) es un escritor francés. Hijo de un abogado y escritor frustrado, fue un lector muy precoz. A los ocho años, intentó ser el autor que su padre no había conseguido ser y envió varias obras a las principales editoriales francesas, sin que ninguna se decidiese a publicar un libro suyo. No acabó sus estudios de filología y sobrevivió desempeñando los más variados oficios: instructor de windsurf, profesor de canto, actor, crítico literario... hasta que publicó a los 22 años su primera novela, «Vingt ans et des poussières», con la que ganó el Premio Cino Del Duca.

Autor autodidacta y muy prolífico, ha publicado más de 40 novelas, 8 ensayos, 2 libros de relatos, 4 cómics como guionista, 6 obras de teatro y más de 14 guiones para el cine y tv. Ha conseguido muchos premios, más de 16, pero todo le recuerdan como el ganador del Premio Goncourt del año 1994 con esta novela, «Un billete de ida».

En su obra, es frecuente que aparezcan protagonistas con problemas de identidad y dificultades para asumir su posición en la sociedad, debido a la ausencia de referentes paternos. Se ha expresado varias veces a favor de la comunicación con los muertos a través de médiums y defiende firmemente su creencia en la vida después de la muerte. Es uno de los autores actualmente más populares en Francia. En 1997 recibió el Gran premio del teatro que la Academia francesa concede a un escritor por toda su carrera como autor dramático.

Didier van Cauwelaert

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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