Título: Alas
Autor: Mijaíl Kuzmín
Páginas: 144
Editorial: Akal
Precio: 12 euros
Año de edición: 2019
Esta obra, publicada en 1905, es la primera novela rusa que trata el tema de la homosexualidad entre hombres de manera abierta. Pero que nadie espere una novela pornográfica, ni siquiera erótica. Se trata de una bellísima historia de amor romántico, llena de metáforas, de apariencia sencilla, en la que se insinúa qué pasa en el interior de los personajes.
Es a la vez, la narración del aprendizaje de un joven huérfano en San Petersburgo, una novela iniciática con muchos detalles autobiográficos, culta, delicada, poética y modernista. El texto sugiere e insinúa muchas cosas, en lugar de declararlas explícitamente, como por ejemplo la descripción del arte de los zapateros, que consiste en adaptarse a la naturaleza de cada uno aceptándola, incluso en el caso de los que nacen con seis dedos en cada pie, para que puedan ir andando por la vida.
La religión ortodoxa está muy presente, junto con el concepto de culpa y pecado, los problemas de la fé, la música de Wagner, Florencia, Roma y sus monumentos, las clases de griego y de francés. Un novela refinada, que trata multitud de temas de manera indirecta y está llena de frases afortunadas: «Es interesante comprobar cómo vemos solo lo que deseamos ver y solo encontramos lo que buscamos», «El amor es como si volaras y te cayeras, o como si murieras, como ocurre en los sueños», «Cumplir todas las normas y no creer ¿es peor que no cumplir y creer?».
Incluye un pasaje extraordinario, en el que se describe el ambiente de una fiesta a base de retazos incoherentes de conversaciones distintas, en los que todas las preguntas quedan en el aire, no hay réplicas congruentes y nada parece tener sentido, pero el lector capta perfectamente la atmósfera de la reunión. Una maravilla. En general, el texto está lleno de elipsis manejadas con maestría, la narración está plagada de huecos como un queso emmental, pero está construida de tal manera que la imaginación los rellena sin dificultad.
En fin, una novela extraordinaria, la obra de un esteta, sensual y elegante, trufada de referencias culturales sobre música, poesía, literatura, escultura y pensamiento, muy moderna, con una concepción muy cinematográfica de la narración, que a veces hace que parezca la preparación de un guion de una película. Una obra muy refinada y bien ejecutada, que no parece escrita por un autor ruso, sino por un afrancesado de San Petersburgo. En cualquier caso, una novela sorprendente e inolvidable.
Mijaíl Kuzmín (Yaroslavl,1872-1936) fué un escritor y músico ruso. Nació en una familia de clase alta, se crió en San Petersburgo y estudió música en el Conservatorio de esa ciudad con Rimski-Kórsakov, pero no acabó sus estudios porque descubrió su vocación de poeta.
Esta obra, publicada en 1905, es la primera novela rusa que trata el tema de la homosexualidad entre hombres de manera abierta. Pero que nadie espere una novela pornográfica, ni siquiera erótica. Se trata de una bellísima historia de amor romántico, llena de metáforas, de apariencia sencilla, en la que se insinúa qué pasa en el interior de los personajes.
Es a la vez, la narración del aprendizaje de un joven huérfano en San Petersburgo, una novela iniciática con muchos detalles autobiográficos, culta, delicada, poética y modernista. El texto sugiere e insinúa muchas cosas, en lugar de declararlas explícitamente, como por ejemplo la descripción del arte de los zapateros, que consiste en adaptarse a la naturaleza de cada uno aceptándola, incluso en el caso de los que nacen con seis dedos en cada pie, para que puedan ir andando por la vida.
La religión ortodoxa está muy presente, junto con el concepto de culpa y pecado, los problemas de la fé, la música de Wagner, Florencia, Roma y sus monumentos, las clases de griego y de francés. Un novela refinada, que trata multitud de temas de manera indirecta y está llena de frases afortunadas: «Es interesante comprobar cómo vemos solo lo que deseamos ver y solo encontramos lo que buscamos», «El amor es como si volaras y te cayeras, o como si murieras, como ocurre en los sueños», «Cumplir todas las normas y no creer ¿es peor que no cumplir y creer?».
Incluye un pasaje extraordinario, en el que se describe el ambiente de una fiesta a base de retazos incoherentes de conversaciones distintas, en los que todas las preguntas quedan en el aire, no hay réplicas congruentes y nada parece tener sentido, pero el lector capta perfectamente la atmósfera de la reunión. Una maravilla. En general, el texto está lleno de elipsis manejadas con maestría, la narración está plagada de huecos como un queso emmental, pero está construida de tal manera que la imaginación los rellena sin dificultad.
En fin, una novela extraordinaria, la obra de un esteta, sensual y elegante, trufada de referencias culturales sobre música, poesía, literatura, escultura y pensamiento, muy moderna, con una concepción muy cinematográfica de la narración, que a veces hace que parezca la preparación de un guion de una película. Una obra muy refinada y bien ejecutada, que no parece escrita por un autor ruso, sino por un afrancesado de San Petersburgo. En cualquier caso, una novela sorprendente e inolvidable.
Mijaíl Kuzmín (Yaroslavl,1872-1936) fué un escritor y músico ruso. Nació en una familia de clase alta, se crió en San Petersburgo y estudió música en el Conservatorio de esa ciudad con Rimski-Kórsakov, pero no acabó sus estudios porque descubrió su vocación de poeta.
A pesar de ello, no abandonó la música y compuso varias piezas y canciones que tuvieron mucho éxito. Viajó a Egipto a Italia y al norte de Rusia, para establecerse luego en San Petersburgo. Publicó varios libros de poesía, pero fué esta novela, «Alas», la que le lanzó a la fama.
Ayudó a despegar al movimiento acmeísta con su ensayo «Sobre la bella claridad», en que deploró «ornamentos cósmicos incomprensibles y oscuros» e instó a escritores a ser «lógico en la concepción y construcción de la obra».
Mijaíl Kuzmín
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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