miércoles, 1 de abril de 2020

El desierto del amor - François Mauriac


Título: El desierto del amor
Autor: François Mauriac

Páginas: 224

Editorial: Planeta
 
Precio: 17 euros 

Año de edición: 2009

François Mauriac no es un escritor muy leído hoy en día, a pesar de su incuestionable calidad y de ser todo un clásico. Quizás sea debido a su acendrado catolicismo y a que era un maestro a la hora de retratar vicios morales y defectos. Era proclive a registrar solo lo más negativo de las personas, pero sostenía que tenía derecho a no tener muy buena opinión del ser humano.

Sin embargo, a su favor tiene una profunda penetración psicológica de sus personajes, un estilo espléndido, una intensidad narrativa apabullante y que su visión es tan válida como cualquier otra. Ya lo decía La Rochefoucauld: incluso cuando somos buenos, lo somos por egoísmo, para sentirnos bien o para ser amados. En cualquier caso, lo cierto es que sus novelas se dejan leer muy a gusto y sumergirse en ellas es un verdadero placer.

En ésta que hoy nos ocupa, publicada originalmente en 1925, hay un peculiar triángulo amoroso entre un padre, ya mayor, que nota que ha pasado su momento, su hijo, un adolescente rebelde y difícil y una mujer, María Cross, un personaje interesantísimo y complejo, inocente y licencioso al mismo tiempo. Los dos se enamoran de la misma mujer y ninguno de los dos llega a poseerla. Un padre y un hijo fracasan al intentar conseguir a la misma mujer y la historia se cierra con un final inesperado. Todo ello en un texto lleno de delicados matices, de detalles psicológicos y hondura de sentimientos.

El autor, heredero de Racine y los grandes dramaturgos franceses, cultiva el drama interior de sus personajes. La trama externa es muy sencilla, ya la hemos resumido en el párrafo anterior, pero lo que ocurre en la mente de los tres protagonistas, en toda su complejidad, es aquí lo más importante, lo capital.

La acción se sitúa en Burdeos, donde el autor pasó su infancia y adolescencia y es que, según él mismo decía, solo era capaz de imaginar historias retrotrayéndose a los días de su niñez. Comenzaba a rememorar el pasado y surgían solos los personajes, las historias...

Una novela fenomenal, a medio camino entre Proust y Zweig, sobre la memoria, los recuerdos, el tiempo y el olvido. Como llega a decirse el protagonista en sus reflexiones: «No es la muerte la que se lleva a los que amamos. La muerte es la sal del amor, es la vida (y el tiempo) la que lo diluye». Otro gran tema aquí tratado, es que paradójicamente, a veces la voluptuosidad es enemiga del verdadero amor. Tenemos así un tratado de las pasiones, especialmente el deseo y de cómo puede convertirse en un obstáculo para el amor.

Hemos dicho antes que a veces este recuerda algo a Proust, pero hay una diferencia esencial. El autor de «En busca del tiempo perdido» es un mago de la digresión  de la narración indirecta, mientras que Mauriac es todo intensidad y casi ansiedad por tirarse de cabeza hacia el núcleo de la narración desde la primera frase. Aquí no hay dilación.

Una obra fascinante que nos hace sentir un abanico enorme de sentimientos y emociones. Un tratado de las pasiones peculiar y con puntos de vista muy originales. Un texto lleno de hallazgos expresivos y una novela de categoría, muy recomendable.

François Mauriac (Burdeos, 1885-1970), escritor francés ganador del premio Nobel de Literatura en 1952 y miembro de la Academia Francesa desde 1933, nació en un familia profundamente católica. Su padre murió cuando él era muy joven y fué educado por su madre.

Estudió Literatura en la Universidad de Burdeos  en 1906 se instaló en París, donde escribió sus primeros versos y su primera novela. Participó en la Primera Guerra Mundial, simpatizó durante la Guerra Civil Española con el bando republicano y se unió a la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial.

Colaboró en Le Figaro y en L'Express, apoyó incondicionalmente al presidente De Gaulle, lo que le granjeó muchas enemistades. Nos dejó 28 novelas más ensayos, artículos, relatos y obras de teatro, con las que no tuvo mucho éxito.

Está considerado uno de los grandes escritores franceses del siglo XX. Siempre se declaró inequívocamente católico.

François Mauriac

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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