miércoles, 29 de abril de 2020

Los ojos de la oscuridad - Dean Koontz


Título: Los ojos de la oscuridad
Autor: Dean Koontz
 

Páginas: 344
 

Editorial: Debolsillo
 

Precio: 18,90 euros 
 

Año de edición: 2005

El libro del que os vengo a hablar ha protagonizado recientemente algún que otro artículo periodístico. Aunque yo hoy, os lo voy a desmitificar un poco. Eso sí, la reseña será para hablaros sobre él, y no únicamente sobre la fenomenal popularidad que está cosechando con motivo de la epidemia que nos tiene enclaustrados en casa.

«Los ojos de la oscuridad» de Dean Koontz  (Pensilvania, 1945) es una novela de temática paranormal –más incluso que estas extrañas semanas que estamos atravesando–, que fue escrita para gustar y entretener a su lector, ayudándose de un don, la facilidad de escritura del autor, que no se encuentra frecuentemente.

La sinopsis que, debo reconocer que me recordó al argumento de las películas típicas del sábado por la tarde, contrasta con el buen hacer de Koontz para contar la historia. Una madre busca a su hijo muerto o desaparecido, no lo sabremos, porque tiene el presentimiento de que vive y está en peligro. Además, «conoce a chico» que le va a echar, desinteresadamente, una mano. A partir de ahí, oscurantismo, agencias de inteligencia secreta, experimentos médicos espeluznantes, y peligros varios para nuestros protagonistas, coparán las páginas de la novela.

La parte paranormal me reservo de contarla para que la podáis descubrir vosotros, pero es curioso que, esa parte, es precisamente la que se asocia con las dotes predictivas que, erróneamente, se le han atribuido al autor. 

La tan mencionada en los medios de comunicación parte premonitoria es una página del libro que habla de un virus procedente de un laboratorio de la maldita URSS –recordad que estamos en 1981– que, cierto editor, en 1989, con el final de la Guerra Fría en el horizonte, decide achacar a probaturas médicas chinas y lo bautiza Wuhan-400, como la ciudad en la que casualmente se ha iniciado la enfermedad de la que hablamos a diario.

Sin embargo, lo que yo he podido leer ha sido la «versión rusa», y no me consta que la modificada en 1989 haya tenido traducción a nuestro idioma. Eso sí, avalo esta novela como un muy buen pasatiempo para estar entretenido en casa leyendo.

 
Dean Koontz
 
Publicado por Jesús Rojas.

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