Gloria Fuertes (Madrid, 1917-1998) es esa señora mayor, gordita y algo entrada en años, que recitaba poesía para niños con una voz entre la del lobo feroz y la de un ogro de cuento. Eran poesias llenas de ternura y cariño, que nunca caían en la cursilería. Siempre me pareció una mujer que amaba su trabajo y a la que le gustaban los niños.
Éste es uno de sus libros de poemas más conocidos, y según parece uno de los mejores. Se titula así porque ella misma se confesaba poeta de guardia siempre mirando la vida poéticamente, buscando y viendo temas para escribir en seguida unos versos en un papel
Hace unos días se cumplieron 16 años de su muerte y se recordaban dos cosas acerca de ella que por lo menos yo no sabía. La primera, que donó 110 millones de pesetas a una institución dedicadas a los niños que necesitan ayuda. Chapeau. La segunda, la contaba Vicente Molina Foix en el periódico hace poco (véase este enlace):
Según parece, después de sufrir un desengaño amoroso, tuvo una depresión y un día se fué al metro decidida a tirarse a las vías. Pero se encontró con una taquillera encantadora, empezaron a hablar (Gloria era lesbiana) y surgió el flechazo. Tuvieron una historia muy bonita que daba pié a que la poeta pudiera decir: «En vez de tirarme al tren me tiré a la taquillera».
Cuando Molina Foix le preguntó: «¿Puedo contar esto, Gloria?». Ella contestó: «No. Ahora no. Yo vivo de mis libros infantiles, y estas cosas podrían asustar a los padres, que son los que los compran». Naturalmente, respetó su deseo.
Una historia genial de una poeta que me encanta y que siempre me ha parecido una buena mujer. Ahora resulta que era el monstruo de las galletas y que no quiso salir del armario para no asustar a los niños. Ay que ver cuanta gente diferente tiene problemas en este mundo por el simple hecho de serlo.
Aquí os dejo el enlace a un pequeño documental en el que ella misma lee un poema titulado «Nota biográfica», que escribió en 1950:
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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