viernes, 5 de diciembre de 2014

Disculpe que no me levante - Varios autores


Título: Disculpe que no me levante
Autores: Varios autores

Páginas: 393

Editorial: Demipage
 
Precio: 19 euros
 
Año de edición: 2014

En mayo de este 2014, que está resultando ser un año cargado de buena literatura, la editorial Demipage ha publicado esta flamante antología que reúne veinte cuentos inéditos de otros tantos autores hispanoamericanos sobre el tema de la muerte, la pelona, como la llamaba la gran Chavela Vargas («¿Qué, vienes pelona?» solía decir después de los noventa).

El título está tomado del falso epitafio de Groucho Marx, una leyenda urbana ha popularizado esa frase que nunca figuró en la tumba del cómico. La portada me parece un acierto, ligermente siniestra, original e impactante. Y en el prólogo, que va sin firma, así que supongo que será del editor, se asegura que se han elegido autores jóvenes, entre los treinta y los cuarenta años de edad, y vivos, por pura cobardía, porque no querían saber la opinión de alguien que ha conocido ya a la muerte.

Aquí hay literatura de muchos quilates y es muy difícil decir qué relato nos parece mejor, todos son muy buenos y muestran un llamativo aire de familia, un parecido lejano. Se diría que han sido escritos por integrantes de un mismo movimiento literario, aunque hay cinco chilenos, dos colombianos, dos peruanos, cuatro argentinos, una uruguaya, cuatro bolivianos y dos mejicanos, paridad absoluta, con diez hombres y diez mujeres, y el único nexo común parece ser que los autores viven en el mismo continente y en la misma época, que no es poco.

Surge la inevitable pregunta: ¿hay en Latinoamérica una manera diferente de ver la muerte? Parece que sí. Para empezar el uno de noviembre se llama en España el «Dia de todos los santos», mientras que allá le llaman directamente el «Día de los muertos», incluso el «Día de los muertitos». Además, por aquí se les lleva flores a los difuntos y en algunos países latinos es comida lo que se les ofrece; además se va al cementerio más bien a pasar el día con el que se ha ido, a hacerle compañia o mejor dicho, a que él acompañe de alguna manera con su presencia simulada a la familia, mientras que nosotos vamos a rezar un padrenuestro y salir corriendo.

Desde luego parece que se contempla la muerte con una mirada mucho más tierna, cercana, cariñosa y hasta sana, y probablemente los niños asumen mucho mejor y desde muy pequeños un tema tan ominoso e innombrado en muchos países. Coincidiendo con lo dicho, las frases que más me han impresionado sn las que sugieren la integración de la muerte en la vida de los vivos, como un tajante «Los muertos no se van nunca» o «¿Cuánto dura la muerte?» que pregunta un niño.
 
En cualquier caso, es un libro estupendo. Aquí les djo un enlace para que puedan leer uno de los relatos que lo componen: «Alfredito» de la boliviana Liliana Colanzi, uno de los que más me han gustado. La edición se completa con una breve biografía de cada uno de los autores y desde luego constituye una muy buena oportunidad para conocer a un grupo selecto de escritores del otro lado del charco.

Un libro excelente, muy recomendable, que se lee con placer y bien podría servir como regalo de Navidad, mucho mejor desde luego que una corbata o un frasco de colonia.


Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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