viernes, 28 de febrero de 2025

Derecha e izquierda - Norberto Bobbio

Título: Derecha e izquierda                                                                                                   Autor: Norberto Bobbio

Páginas: 240

Editorial: Taurus

Precio: 21,90 euros

Año de edición: 2014

Hay quienes creen que la diferencia entre derecha e izquierda no tiene sentido en un mundo tan plural como el actual. Es demasiado taxativa. Blanco o negro. La gente no es de derechas o de izquierdas, sin matices, ya que existen muchos grises. Incluso se ha especulado sobre el crepúsculo de las ideologías, como hizo Gonzalo Fernández de la Mora en un libro célebre publicado en 1965. Las ideologías serían simplificaciones carentes de rigor intelectual y utilizadas como etiquetas arbitrarias en la demagogia política. Sartre comparaba la distinción entre la izquierda y la derecha con dos cajas vacías. Más agresivo, Ortega y Gasset decía que ser de la derecha, como ser de la izquierda, era una de las infinitas opciones que tenía el hombre de ser un imbécil. Nada menos. 

Para el filósofo italiano Norberto Bobbio, la díada izquierda-derecha es perfectamente legítima, tiene sentido, siempre que la entendamos de una manera relativa. El universo político es dicotómico y excluyente. La derecha existe porque existe la izquierda y viceversa. No se puede ser simultáneamente de derecha y de izquierda. Pero entre los extremos aparece un espacio intermedio, un centro, que debe tenerse en cuenta. Entre el día y la noche, indica Bobbio, también está el crepúsculo. Pero el crepúsculo no reduce en lo más mínimo la diferencia entre la noche y el día. 

El centro siempre existe en relación con las posiciones a su derecha o a su izquierda. No existe un centro puro, equidistante y etéreo. Lo que existe es el centro derecha y centro izquierda, que son sencillamente las izquierdas y derechas moderadas que se aproximan en ese espacio central. Si se va hacia los extremos, están las derechas e izquierdas radicales, enemigas irreconciliables entre ellas, pero que comparten un idéntico odio contra la democracia. Las izquierdas y las derechas moderadas son democráticas. Solo la moderación es democrática, concluye Bobbio. El extremismo nunca lo es, o lo es por pura táctica, nunca por principio. 

Bobbio efectúa este análisis de la topografía política de manera detallada, precisa y con eruditas referencias al debate intelectual. Por hacer un poco de historia, la diferencia moderna entre derecha e izquierda aparece, como se sabe, durante la Revolución Francesa. En la asamblea nacional se sentaban a la derecha del presidente los conservadores y a la izquierda los radicales. Así que el binomio izquierda y derecha ha quedado como una división clásica, constantemente utilizada en las controversias intelectuales, el debate público y el lenguaje popular. Cambian, eso sí, los contenidos. Por ejemplo: en el siglo XIX la izquierda era el liberalismo. Con la aparición del socialismo, la izquierda emigra hacia el colectivismo, y el liberalismo es desplazado hacia la derecha. El contenido de las cajas cambia, pero la distinción permanece. Es clara, simple y útil. Tiene una fuerza indudable. 

El autor busca una estrella polar, un criterio orientador, que permita diferenciar izquierda y derecha. Lo encuentra en la idea de igualdad. La izquierda es más igualitaria que la derecha, en el sentido de que destaca más lo que une a los hombres que aquello que les separa (diferencias naturales, sociales, culturales, etc.). Diríamos que la izquierda es universalista, mientras la derecha es particularista. Claro que la tendencia izquierdista hacia la igualdad no es absoluta. El igualitarismo extremado llevaría al totalitarismo de izquierda, al igual que la desigualdad radical conduce al totalitarismo de derecha. Sin duda, la implementación de políticas igualitarias y la consiguiente ampliación del espacio público es típico de la izquierda. La derecha moderada acepta estas medidas a regañadientes. La extrema derecha las rechaza abiertamente. Como se ve, estas aparentes abstracciones están en la raíz de discusiones políticas de rabiosa actualidad. 

Finalmente, Bobbio establece cuatro familias ideológicas de acuerdo con los criterios de igualdad y libertad. En la extrema izquierda estarían movimientos políticos como el jacobinismo y el bolchevismo. Son igualitarios y autoritarios. En la izquierda moderada se cuentan la socialdemocracia y el liberalismo social, que defienden la igualdad y la libertad. En la derecha moderada está el conservadurismo liberal. Es democrático, cree en la libertad, pero no igualitario (reconoce únicamente la igualdad ante la ley). En la extrema derecha, aparecen el fascismo, el nazismo y derivados. Son enemigos tanto de la libertad como de la igualdad. 

Si bien cualquier clasificación corre el riesgo de no ser completa y simplificar lo que es complejo, la de Bobbio es extremadamente precisa, y llega a ella tras un impecable razonamiento intelectual. Lean este ensayo breve y magistral de uno de los grandes sabios que dio el siglo XX. 

Norberto Bobbio

Norberto Bobbio (1909-2004) fue un importante jurista y filósofo italiano nacido en Turín. Su familia pertenecía a la alta burguesía. Bobbio estudió derecho y filosofía. Fue fugazmente fascista antes de pasar a la oposición contra Mussolini. Entre 1942 y 1943 estuvo encarcelado. Su ideología liberal y democrática con un matiz socialista ha tenido una gran influencia en el pensamiento político contemporáneo. Bobbio fue durante muchos años catedrático, senador y un crítico implacable del autoritarismo. El profesor Bobbio se consideraba un moderado de izquierdas. Falleció con 94 años en su ciudad natal.

Publicado por Alberto. 

jueves, 27 de febrero de 2025

La butaca humana - Edogawa Rampo


Título: La butaca humana                                                                                                      Autor: Edogawa Rampo

Páginas: 36

Editorial: Satori

Precio: 10 euros

Año de edición: 2025

Es algo excepcional dedicar una reseña a un único relato de algo más de 30 páginas, pero el texto lo merece sobradamente. La pieza, publicada originalmente en 1956, es un contundente ejemplo de narración inquietante, siniestra, de las que crea una atmósfera anómala, malsana, incómoda y algo perversa, que se mantiene sin estridencias hasta el final. 

El protagonista es un tapicero, feo y de aspecto desagradable al que se le ocurre... no, no puedo contar más, pero la idea en la que se apoya toda la historia es brillante, y también algo enfermiza. A partir de ahí, el desarrollo de la trama es magistral, resulta creíble, convincente y el autor explota poco a poco todo la carga de morbo y misterio de la idea, y remata la faena con dos puntos de giro en el desenlace, dos vueltas de tuerca sucesivas, brillantes y poco previsibles. Un relato que es una obra maestra.

El lenguaje es eficaz, el estilo, envolvente, ligeramente alambicado, elegante y con mucho ritmo. Puede decirse que la manera de relatar es algo ceremoniosa, elegante y precisa en extremo al mismo tiempo. Las frases son envolventes, persuasivas y, contando con cierta complicidad del lector, le van convenciendo poco a poco de la veracidad de lo que está leyendo. Un relato que desvela algunos de los rincones más oscuros y retorcidos del alma humana, en el que se dosifica la información cuidadosamente y con acierto. La situación crece de manera continua, frase a frase y palabra a palabra, hasta los fuegos de artificio del impactante final.

Una delicia literaria que se lee en una hora, cortita y coqueta, que demuestra una vez más que lo bueno, si breve... eso. Una obrita muy recomendable, con intriga, misterio y fantasía, un punto de perversión y la pericia de todo un maestro de las distancias cortas. Imprescindible, un cuento de antología.

La primorosa edición realizada por la editorial Satori es todo un acierto. El relato está publicado en su colección Hilados, dedicada a textos cortos publicados en cuadernos artesanales, manejables y agradables al tacto, con letra de color verde y cosidos con hilo visto en cosido Singer.

Edogawa Rampo (Nabari,1894-1965) es el pseudónimo literario de Hirai Taro, un crítico y novelista japonés clave para el desarrollo de la novela policiaca nipona. Se graduó en ciencias económicas en la Universidad de Waseda. Desempeñó los más variados oficios hasta que consiguió triunfar como escritor y crítico. Durante los años 20 y 30, se convirtió en el escritor de crimen y misterio más prolífico y exitoso en Japón, publicando relatos, artículos y novelas por entregas. 

Fue un gran admirador de los escritores occidentales de misterio, especialmente de Edgar Allan Poe. De hecho, su seudónimo, Edogawa Rampo, es la transcripción fonética en japonés de cómo se lee el nombre completo de Poe. Creó la Asociación Japonesa de Escritores de Misterio, de la que fue nombrado presidente honorífico. De salud delicada, falleció a los 70 años, dejando tras de sí un extenso legado literario de historias retorcidas, fas­cinantes y morbosas, entre la fantasía y el género detectivesco. Él mismo creó el Premio Edogawa Rampo a la mejor novela de misterio publicada cada año. 

Edogawa Rampo

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

miércoles, 26 de febrero de 2025

Cluny Brown - Margery Sharp

Título: Cluny Brown                                                                                                             Autora: Margery Sharp

Páginas: 282

Editorial: Hoja de Lata

Precio: 21,90 euros

Año de edición: 2020

Cluny Brown es la historia de una chica que no quería una vida tranquila, sino una vida plena. En la Inglaterra prebélica que le toca habitar a una chica de su condición social, no se le permiten según qué comportamientos o aspiraciones. Sobrina de un respetable, aunque humilde, fontanero, sus padres han muerto y en casa de su tío se dedica a mostrarse como un espíritu libre de condicionantes. Eso desasosiega a su familia, que constata con horror algunos deslices o atrevimientos sociales, tales como ir a tomar una taza de té al Ritz o aceptar el ofrecimiento de un cliente para refrescarse en el baño de su casa (la del cliente). Nada que una señorita respetable deba hacer, y en ningún caso un sitio al que una chica de su condición deba acudir. Para solventar esas inquietudes y corregir el talante indómito de la joven, su tío toma la resolución de enviarla a servir a la campiña inglesa, a la mansión de Friars Carmel. Allí, en el inglesísimo Devonshire, se encontrará con lady Carmel, su hijo Andrews, el boticario Titus, la señora Maile, gobernanta de la mansión, un escritor polaco perseguido por los nazis y un largo etcétera de personajes pintorescamente británicos.

Cluny no tarda en chocar con los rígidos protocolos sociales que rigen en la mansión, al tiempo que su carácter pizpireto y sincero altera el ánimo y los principios seculares de quienes la rodean. Como si de una coctelera se tratase, cada ingrediente que se añade a la trama suma su sabor, pero también un componente de caos que cambia el conjunto de elementos que integran dicha trama. Los diferentes personajes, pertenecientes a distintas clases sociales, se comportan y actúan de acuerdo con una serie de códigos arraigados en el carácter inglés de la época. El giro inesperado de los acontecimientos al final de la novela pone de manifiesto lo aleatorio, independiente y contingente de la naturaleza humana. Margery Sharp convierte así a Cluny Brown en epítome de la libertad.

Con un estilo elegante y una ironía propios de un Wodehouse o un Amis, el personaje de Cluny recuerda también a esas chicas pizpiretas que, con tanta destreza, retrató Dorothy Parker, si bien lejos de Nueva York y desde ell secular campo inglés. En Cluny se funden la inocencia y clarividencia para detectar las incoherencias de cualquier moral. En este caso, se trata de la moral victoriana, cuyas resquebrajaduras como moral hegemónica resultan evidentes en el primer tercio del siglo XX. Los tiempos han cambiado y la sociedad no consiste en un monolito jerarquizado de estratificación social. ¿Cuál es el lugar de cada uno en el mundo? A esta pregunta le correspondían, no hacía mucho, respuestas determinadas por la precisión de las costumbres y unos pensamientos solidificados por el tiempo, el buen nombre, el respecto ajeno y la condena social. Cluny Brown, ajena a este tácito manual de instrucciones, actúa según corresponde a sus deseos, sin ofender ni molestar a nadie, sin más escándalo que el que pueda ofrecer un juicio moral propio del siglo XIX rural inglés.

Dicho lo anterior solo queda por anotar el acierto de la traductora, Raquel García Rojas, tanto en conseguir reproducir el tono humorísticamente británico de la novela, como en conservar el título original en lugar del mojigato El pecado de Cluny Brown de ediciones castellanas anteriores (quizás influidas por la adaptación cinematográfica). Y, finalmente, se recomienda que la lectura de este libro se realice acompañada de una taza de té (con o sin una nubecilla de leche, al gusto).

Margery Sharp

Margery Sharp (Whiltshire, 1905-1991) fue una prolífica escritora con veinticinco novelas, catorce obras infantiles (muchas de ellas de la serie Los rescatadores, que sería llevada al cine por Disney), obras de teatro, numerosos cuentos... Publicó en revistas como Harper’s Bazaar, Ladies’ Home Journal o Good Housekeeping.  La editorial Hoja de Lata, acertando en la elección de esta autora, está volcando a nuestra lengua libros como El árbol de la nuez moscada, La piedra de la castidad (1940), Una tarta de rododendros (1930) o la presente Cluny Brown (1944), llevada al cine por Ernst Lubitsch en 1946. 

Publicado por José Ángel Gayol.