Título: El papel pintado amarillo Autora: Charlotte Perkins Gilman
Páginas: 56
Editorial: Avenauta
Precio: 11,90 euros
Año de edición: 2022
Esta novela corta, o relato largo, es una consecuencia de la experiencia vital de la autora. Charlotte Perkins se casó a los 24 años con un artista y colega, Charles Walter Stenton, con el que tuvo una única hija, Katharine, cuyo nacimiento le ocasionaría una profunda depresión postparto, un trastorno que entonces, en 1885, no estaba descrito y nadie hablaba de él. Un reputado neurólogo le diagnosticó agotamiento nervioso y le prescribió una cura de descanso con las siguientes instrucciones: «Viva una vida tan doméstica como se pueda. Tenga a su hija consigo todo el tiempo... Échese durante una hora tras cada comida. Como máximo tenga dos horas de actividad intelectual al día. Y nunca toque una pluma, un lápiz o un pincel en su vida». El verse recluida, limitada al papel de madre y ama de casa, aislada e inactiva artísticamente le agravó la depresión y la llevó a estar cerca de un colapso emocional total. Para superar su estado, se divorció de su marido y salió a flote construyéndose una nueva vida independiente.
Esa experiencia terrible dio lugar a este relato de terror psicológico, que se publicó siete años más tarde y que reproduce la historia de su depresión, cambiando el desenlace, por cierto. El resultado es un cuento estupendamente bien escrito, casi demasiado bien escrito, perturbador, obsesivo y desequilibrante, una historia tremenda, un cuento gótico y enfermizo que hace vivir al lector desde dentro el proceso que lleva a una mujer a la locura. Hay quien dice que es un libro que nadie debe leer, porque puede conducir a la demencia, pero la verdad es que cambió la visión que tenían los médicos de la neurastenia femenina en general y muy especialmente de los trastornos que sufre después de tener una criatura. Los comprendieron mejor, los estudiaron y finalmente, aparecieron el concepto y los tratamientos para la depresión postparto. Por todo ello, es un texto que realmente cambió el estado de las cosas y tuvo una larga serie de consecuencias en el mundo real. Solo por eso ya resulta muy interesante, por ser el relato que describió de modo dramático esa dolencia antes de estar médicamente identificada, pero es que además, es un texto soberbio, muy completo en su brevedad, eficaz y de una calidad literaria deslumbrante.
En fin, un librito interesantísimo y muy relevante, que vale la pena conocer. Aunque eso sí, las personas depresivas o fácilmente impresionables es mejor que tomen las precauciones adecuadas.
Esta edición está primorosamente ilustrada con los dibujos de la argentina Laura Varsky, ganadora de varios premios de diseño y de un Premio Grammy Latino como Directora de Arte. La traducción, tersa y acertada, es obra de la crítica, escritora y traductora Victoria León (Sevilla, 1981).
Charlotte Perkins Gilman (Hartford, Connecticut, 1860-1935) fue una intelectual y escritora estadounidense. Siendo ella una niña, su padre abandonó a su esposa e hijos, y los dejó en la indigencia. Por eso se crió con las tías de su padre, la activista educadora Catharine Beecher, la sufragista Isabella Beecher Hooker y Harriet Beecher Stowe, la autora de La cabaña del tío Tom. Ese ambiente supuso un estímulo intelectual constante.
Se interesó por la Física y estudió en la Escuela de Diseño de Rhode Island. Diseñó tarjetas de visita, dio clases particulares, vendió acuarelas, fue artista, editora, conferenciante, escritora y ensayista. Fue una activa defensora de los derechos de la mujer y de la eutanasia para los enfermos terminales. A los 75 años, con un tumor muy avanzado, dejo una nota en la que decía «eligió el cloroformo sobre el cáncer» y acabó discretamente con su propia vida.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
Es imposible que este relato tan perturbador no aparezca siempre en las antologías. Una pequeña obra maestra que admite mil lecturas. Lovecraft lo destacaba en su ensayo sobre el horror sobrenatural en la literatura.
ResponderEliminarSí, cierto. Parece mentira. Quizás sea debido a lo siniestro del relato, que causa verdadera aversión o quizás resulte incómodo un relato escrito por una mujer que nos recuerda que nadie reparó en la depresión postparto hasta finales del XIX. No sé.
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