lunes, 20 de abril de 2015

Una isla tropical africana. Fernado Póo y los Bubis - Oscar Baumann


Título: Una isla tropical africana. Fernabdo Póo y los Bubis
Autor: Oscar Baumann

Páginas: 224

Editorial: SIal

Precio: 22 euros 

Año: 2012

Este maravilloso libro, publicado originalmente en 1888 y creo que traducido por primera vez al español, es el resultado del viaje que realizó el austríaco Oscar Baumann recorriendo la isla de Fernando Póo durante catorce meses, entre septiembre de 1886 y noviembre de 1887.

Es un libro ameno, escrito con una prosa objetiva, precisa y elegante, que puede leerse como un libro de viajes, una narración de aventuras, una exploración etnográfica, un resumen de la historia y geografía de una isla poco conocida o todo al mismo tiempo. El caso es que resulta muy interesante leer esta obra sobre la isla de Fernando Póo, la actual Bioko, y sus habitantes los Bubis, una isla de la que se sabe poco y que fué colonia española durante casi doscientos años, desde 1777 hasta 1959, y parte de una provincia española desde 1959 hasta 1968.

Cuando llegó Baumann, los portugueses, españoles e ingleses que habían estado en la isla se habían limitado a explorar la costa, sin adentrarse apenas en las espesas selvas del interior, así que para su sorpresa, se encontró con poblados que no habían tenido contacto directo con el hombre blanco y se quedaban fascinados con el color de su piel.

Bubis de  Balachá (Bioko)

Por aquel entonces habitaban la isla unos 20.000 bubies, que habían pasado directamente del neolítico a utilizar los cuchillos europeos que obtenían a cambio de maerias primas a través de otras etnias, los poto.

El libro está dividido en ocho capítulos con títulos muy largos, que casi parecen resúmenes de su contenido, y que abordan por separado cada uno de los aspectos de esta aventura africana. Los tres primeros capítulos cuentan el viaje, las aventuras y todas las peripecias de este increíble periplo. 

En el cuarto capítulo, se hace una descripción geográfica de Fernando Póo exhaustiva, pasando por su relive, hidrografía, clima, flora y fauna. Se trata de una isla volcánica de algo menos de 2000 km2 con el Pico Santa Isabel (2840 m según Bauman, en realidad 3011 m) como montaña más alta, de clima suave y una estación lluviosa en la que llueve torrencialmente de manera casi continua. La vegetación es muy exuberante y la fauna muy variada, sin que haya grandes depredadores.

El capítulo quinto y el sexto son para mí los más interesantes porque se dedican a describir a los Bubis, su cultura, modo de vivir, costumbres, creencias, vida cotidiana, armas y utensilios, etcétera hasta componer un retrato muy completo. Varias cosas me han llamado la atención por ejemplo, que no les gusta mucho el verde, como pasa con casi todos los grupos negros, y que son muy desconfiados. Para ellos el hombre blanco es lo más parecido al diablo y les inspira un profundo miedo. Personalmente, creo que los negreros portugueses no dejaron muy buen recuerdo por allí. Por otro lado, resulta que se hacen cicatrices en la cara como adorno, las llamadas escarificaciones, que cambian de nombre al llegar a la pubertad, y que el adulterio está muy mal visto y quien lo comete es duramente castigado.

El capítulo número siete se centra en contar la historia de la isla, su descubrimiento por el portugués Fernando do Po en 1472, que le dió nombre, la cesión que le hizo Portugal a España en 1777 y la vergonzosa desidia que desplegó ésta. Parece que España nunca tuvo mucho interés en explotar su colonia, mientras que los ingleses sí sacaban ocasionalmente provecho de ella, con plantaciones de cacao, caña y tabaco, y utilizando el excelente puerto de Santa Isabel, el mejor de todo el África occidental.

Mapa antiguo de la Isla de Fernando Póo

En el último capítulo se repasan las plantaciones existentes en la isla, los beneficios de cada una de ellas y se analizan todas las actividades económicas existentes, de manera que también se pueden leer detalles curiosos e interesantes.

En fin, un libro que aborda un abanico de aspectos muy variado y acaba dibujando un reportaje muy completo e interesante, con multitud de datos curiosos, como que el peculiar rey Moka, soberano indiscutible de toda la isla que todos respetan, no soporta el mar y se esconde porque mantiene que la mirada del hombre blanco le destruiría (no le faltaba razón al hombre). O el curioso sentido común de los Bubis que dicen: «Los blancos son peces. Aunque pasen mucho tiempo fuera del agua, al final se van en sus barcos. ¿Y cómo puede un pez poseer tierras?».

La edición reproduce los 16 grabados originales de los también austríacos Ludwig Hans Fischer y Franz Zimmermann, según los apuntes del autor, y un mapa original de la isla realizado por el propio Baumann.

 
Oscar Baumann en 1896

Oscar Baumann (Viena, 1864-1899) fué un famoso topógrafo, explorador y etnógrafo austríaco que corrió mil y una aventuras en África en pleno siglo XIX, la época de la expansión colonial europea, cuando los exploradores eran poco a poco sustituidos por soldados, comerciantes y misioneros.

Exploró el Congo, el África central, oriental y Fernando Póo. Recorrió el país de los Masái, los míticos cazadores de leones, el de los Watusi, de legendaria altura, atravesó las selvas centroafricanas que Stanley no pudo pisar y zanjó definitivamente la polémica sobre las fuentes del Nilo entre Speke, que decía eran el Lago Victoria, y Burton, que sostenía que eran el Lago Tanganika. Remontó los ríos Kagera y Luvironza hasta sus orígenes, dos pequeños riachuelos de apenas un pie de ancho, las verdaderas fuentes del Nilo blanco.

Fué apresado en Zanzíbar, apaleado y encerrado durante tres días en una habitación a oscuras cargado de cadenas. Subió al Kilimanjaro, descubrió el cráter del Ngorongoro, atravesó el Valle del Rift y llegó a lugares a los que ningún europeo había llegado antes.

Como agradecimiento a sus descubrimientos, mapas y viajes fué nombrado cónsul austrohúngaro en Zanzíbar, pero pocos años después tuvo que regresar a Viena, aquejado de unas extrañas fiebres tropicales y falleció cuando tenía solo 35 años. En el Museo de Etnología de Viena se conservan unos 35 000 objetos, muestras y ejemplares que fué recogiendo durante toda su vida.

 
Oscar Baumann

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

1 comentario:

  1. ¡Qué interesante! A ver si puedo encontrarlo en alguna biblioteca cercana. Gracias por esta reseña.

    ResponderEliminar