Título: Luna lunera Autora: Rosa Regás
Páginas: 336 pág.
Editorial: Plaza & Janés
Precio: 14 euros
Año de edición: 2001
A veces, estamos pendientes de las últimas novedades publicadas y, aunque procuramos leer también algunos clásicos, no reparamos en algunos escritores muy interesantes que triunfaron hace tan solo unas cuantas décadas. Eso me ha ocurrido con la barcelonesa Rosa Regás, una novelista muy sólida y consistente, de la que no había leído nada hasta ahora.
Esta es su segunda novela, invirtió en ella cuatro años de trabajo, con ella ganó el Premio Ciudad de Barcelona y se publicó originalmente en 1999, con gran éxito de crítica y público. Se trata de una descripción amplia y detallada de la historia de una familia barcelonesa de la alta burguesía, que ha vivido bajo la sombra del abuelo, un hombre autoritario y muy católico, que se cree un enviado de Dios, un hombre piadoso, convencido de no haber cometido un pecado mortal en la vida, que rige los destinos de su clan con mano de hierro.
El texto arranca cuando nuestro hombre agoniza en su lecho de muerte y, entre sus recuerdos y lo que piensan sus cinco hijos, sus cuatro nietos y el personal de servicio, se va desgranando la crónica familiar en detalle capítulo a capítulo. Con ese planteamiento, se presenta una galería de personajes bien construidos psicológicamente, con profundidad y riqueza de matices, se describen las relaciones sentimentales entre ellos y, sobre todo, se dibuja toda una época, la España de la posguerra, una época dura, de opresión e ilusiones, contada con compasión y ternura. Unos de los aciertos del libro es que el punto de vista que predomina es el de la tercera generación, los nietos, que lo contemplan todo sin juzgar, con la objetividad, la empatía y la inocencia de los niños.
El título está cogido de la canción que el mayor de los críos oye cantar a una mujer a través del patio de luces: «Luna lunera, cascabelera, ve y dile a mi amorcito, por Dios, que me quiera». Esa canción simboliza una posibilidad de salvación, una fantasía en busca de amor y cariño que salve a esa generación del entorno rígido y opresivo en el que viven.
Ahora que está de moda la escritura sencilla, cosa que me parece muy bien, se disfruta mucho del estilo de esta novela, rico y barroco, algo alambicado y de una factura impecable. El lenguaje, no exento de una fina ironía, es culto y florido, bello y equilibrado, algo poético y pulcro, de aspecto decimonónico, lo que en este caso es una virtud y no un defecto. Además, el texto tiene mucho ritmo, las frases son cadenciosas, casi como versos y eso hace la lectura muy agradable. Como muestra, éste es el arranque del primer capítulo: «En la penumbra estática de la casa, un timbrazo metálico e insistente alborotó el aire enrarecido como si hubiera echado a volar una bandada de luz y de tiniebla».
Llama la atención la habilidad de la autora para narrar la vida cotidiana, la de los pequeños detalles: la lucha diaria de la madre por retener el cariño y la atención de sus hijos, las historias que cuentan las mujeres en la cocina, las relaciones entre los niños... un extenso anecdotario, un rico entramado de historias que nos transporta a otra época. Regás ha confesado en varia entrevistas el carácter marcadamente autobiográfico de esta novela, lo que no es de extrañar, dada la viveza de las escenas que se relatan.
Una gran novela, ambiciosa y bien escrita, que bien puede leerse como una crónica de una parte de nuestra historia reciente y que realiza una crítica solapada de la cultura social imperante en aquellos años, de escasez material y, lo que era peor, carencias inmateriales. Una lectura muy recomendable, porque no solo de novedades vive el lector atento.
Rosa Regás (Barcelona, 1933) es una escritora, traductora y editora española. Hija del dramaturgo y decorador Xavier Regás, pasó su infancia en Francia hasta que acabó la guerra civil española. Allí asistió a la escuela que el pedagogo francés Célestin Freine. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona. Se casó a los 18 años con el fotógrafo Eduard Omedes Rogés, con el que tuvo cinco hijos y del que acabaría divorciándose.
Trabajó en la editorial Seix Barral de 1964 a 1970, fundó la editorial La Gaya Ciencia, y las revistas Arquitecturas Bis y Cuadernos de la Gaya Ciencia. Ha sido traductora de la ONU y directora de la Biblioteca Nacional de España.
A los 58 años, publicó su primera novela, «Memoria de Almator», a los 61 ganó el Premio Nadal con «Azul» y a los 68, el Premio Planeta, con «La canción de Dorotea». Ha publicado 6 novelas, 4 libros de relatos, 14 de ensayo y numerosos artículos y columnas en prensa. Ha obtenido numerosos premios y en 2005 recibió la Orden de la Legión de Honor de la República Francesa.
.Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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