sábado, 13 de mayo de 2023

Un ataque de risa legendario

¿Ha habido ataques de risa históricos, que han marcado una época? Pues parece que sí. El 30 de enero de 1962, tres niñas internas de un colegio misionero a orillad del Lago Victoria, en Kashasha, en la actual Tanzania, comenzaron a bromear y reír de tal manera, que sufrieron un ataque de risa nerviosa incontenible e imparable. Poco a poco, se fueron contagiándo sus compañeras y al terminar el día, 95 delas 159 alumnas del centro, entre 12 y 18 años, no podían parar de reñir. 

La situación pasó de castaño a oscuro cuando iban pasando las horas y los días y las carcajadas incontrolables se guían y seguían. A algunos profesores también les entró la risa y pronto vieron que no se podía dar clase en aquellas condiciones. La hilaridad se propagaba sin control, se extinguía y volvía a aparecer en oleadas. Había niñas que llegaron a estar 16 días riendo sin parar. El 18 de marzo, el centro se vio obligado a cerrar y las alumnas volvieron a sus casas.

Imagen del famoso ataque de risa de Tanzania

La epidemia de risa se extendió a Nshamba, un pueblo en el que residían varias de las chicas y entre abril y mayo, más de 200 personas, la mayoría adolescentes y jóvenes, tuvieron ataques de risa incontrolables, en un fenómeno histérico, que a veces se alternaba con episodios de llanto. La escuela de Kashasha volvió a abrir el 21 de mayo, pero tuvo que volver a cerrar a finales de junio. Se produjeron varios brotes en otras escuelas y poblaciones cercanas, de manera que finalmente 14 colegios tuvieron que cerrar y más de mil personas se vieron afectadas. El fenómeno se extinguió completamente 18 meses después de haberse iniciado.

Este es el ataque de risa colectiva más extendido sobre el que hay documentación. Técnicamente se denomina brote de histeria colectiva o enfermedad psicogénica de masas. La antropóloga Inès Pasqueron de Fommervault lo estuvo estudiando y concluyó que las normas socioculturales jugaron un papel esencial en la aparición del episodio. Encontró que en la región de Kashasha, la risa impulsiva en público está mal vista, no debe ocurrir en público y hay que retenerla «dentro del corazón» (moyoni). Es imperativo aprender a controlarla, especialmente en el caso de las mujeres.

En esa sociedad, las jóvenes solteras deben ser vergonzosas, tímidas y sofocar sus risa. Parece que el ideal femenino es una persona discreta y sumisa, que no puede permitirse soltar una carcajada en público. Probablemente, la risa tiene una esencia subversiva y cuando es más inoportuna, es cuando es más probable que se descontrole de modo imparable. Recuerdo que eran frecuentes y deliciosos los ataques de risa en el colegio de curas en el que estudié, un centro de estricta disciplina en el que aquello estaba completamente prohibido. Curioso fenómeno.

Visto en Una antropóloga en la Luna. Para más información, véase este enlace y este otro. Y he aquí un vídeo sobre el fenómeno (en inglés).
 

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario