Título: Eloísa está debajo de un almendro
Autor: Enrique Jardiel Poncela
Páginas: 320
Editorial: Espasa Calpe
Precio: 8,90 euros
Año de edición: 2000
Esta es la obra mas conocida de Jardiel Poncela, una obra teatral que se disfruta también como lectura, desbordante de humor y divertida como pocas. La leí hace muchos años y ahora en este tiempo de recogimiento que nos toca vivir he tenido el gusto de releerla. Está editada en un volumen que incluye otra obra de teatro: «Las cinco advertencias de Satanás».
Páginas: 320
Editorial: Espasa Calpe
Precio: 8,90 euros
Año de edición: 2000
Cuenta una historia muy desmadrada de una pareja de novios, Mariana Briones y Fernando Ojeda, y sus respectivas familias, muy enloquecidas, excéntricas y llenas de personajes pintorescos y variopintos. El eje es el misterio que rodea a la desaparición años atrás de Eloísa, una mujer con un gran parecido con Mariana, y cómo ese suceso involucra a su familia y a la de su novio Fernando, un chico misterioso que parece ocultar algún secreto.
El primer acto se desarrolla en la casa de los Briones; Edgardo, padre de Mariana, lleva años recluido en cama por la frustración de un desengaño amoroso con su cuñada Clotilde; pero desde la cama practica el tiro al blanco y organiza falsos viajes en tren que escenifica con la ayuda de su mayordomo. Su hermana Micaela tampoco está mucho mas equilibrada: vive obsesionada con vigilar la casa con sus dos perros porque los viernes toca la llegada de ladrones. El mayordomo durante la escena va enseñando al nuevo criado las particularidades de la casa y sus habitantes, así va presentando a los personajes.
El segundo acto se desarrolla en la casa de los Ojeda, la familia de Fernando, donde aparecen objetos relacionados con la desaparición de Eloísa. Se suceden hechos disparatados pero dentro de una lógica extrema, situaciones inverosímiles pero posibles, en un carrusel continuo de situaciones tragicómicas, casi ridículas, rebosantes de ingenio y humor. En este acto prima la acción detectivesca y todo lo anormal que ha sucedido tiene su lógica; al final lo imaginativo y fantástico que ha sucedido casa con lo real.
Esta es la característica principal del teatro de Jardiel Poncela: plantea como centro de la obra una situación increíble, surrealista, aparentemente fuera de toda lógica y con una pequeña dosis de misterio, desarrolla con gran humor e ingenio la acción y al final lo resuelve todo con un encaje al límite, un final que poder puede ser, pero está bien rebuscado. Un tipo de teatro antirrealista con un conflicto continuo entre lo real y lo inverosímil, lleno de humor basado en la ironía y el ingenio antes que en tópicos costumbristas o frases hechas, con pocas concesiones a la crítica y al público, un humor basado en la desproporción del tema propuesto y la perspectiva en que se desarrolla.
Durante toda la obra se aprecian continuos guiños al mundo del cine que conoció en Hollywood, el montaje, decorado y efectos especiales tienen que ser especialmente difíciles de llevar a cabo en un escenario, son más propios de una escena de comedia americana.
El estreno de la obra en 1940 contó con un reparto de lujo: Elvira Noriega, Guadalupe Muñoz Sampedro, Carlos Lemos, y unos principiantes con papeles pequeños: María Asquerino y Fernando Fernán Gómez.
Enrique Jardiel Poncela nació en Madrid en 1901, hijo de padre periodista y matemático y madre pintora. Estudió en varios centros de renombre de la capital: Institución Libre de Enseñanza, Liceo Francés, Escolapios de San Antón e Instituto San Isidro. Desde niño mostró inclinación a dibujar ilustraciones y a escribir. Comenzó su producción literaria durante el bachillerato, animado por su vecino Manuel Machado. Trabajó como periodista, frecuentó tertulias literarias en cafés que pronto se convirtieron en su lugar de trabajo; su amplia producción abarca mas de cien títulos entre artículos, ensayos, novelas, novelas cortas y comedias teatrales. También colaboró como guionista de cine en estudios de Hollywood y de España.
Desarrolló un estilo personal e innovador que influyó en otros escritores posteriores caracterizado por un humor cercano al absurdo con situaciones grotescas que ridiculizan a los personajes, añadía momentos de sorpresa y conducía la acción hacia un final rebuscado pero posible lleno de inventiva y de humor.
Sus comedias alternaron grandes éxitos con sonoros fracasos, con los consiguientes vaivenes económicos. El teatro cómico del absurdo, mordaz e irónico no fue de aceptación general y varias de sus obras fueron criticadas y no entendidas.
Fue simpatizante o tolerante con el franquismo aunque se desencantó pronto de la política, ironías de la vida: algunas de sus obras sufrieron censura tanto en la república como en la dictadura. Eso le pasó factura en una gira por Hispanoamérica en 1944, sus obras fueron boicoteadas por exiliados españoles y fracasó rotundamente con el consiguiente quebranto económico. Desde entones no levantó cabeza, a otros fracasos teatrales se sumó la muerte de su padre y el diagnostico de un cáncer de laringe. Falleció a los 50 años arruinado y dejado de lado por muchos de sus amigos. En su epitafio figura una frase suya: «Si buscáis los máximos elogios, moríos».
Enrique Jardiel Poncela
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