jueves, 2 de julio de 2020

Las noches del Buen Retiro - Pío Baroja


Título: Las noches del Buen Retiro
Autor: Pío Baroja

Páginas: 207

Editorial: Espasa Calpe

Precio: 12 euros 

Año de edición: 1982

Reconozco que he leído poco a Baroja, es una de mis asignaturas pendientes, probablemente por varios errores iniciales de apreciación. Comencé a leer sus libros demasiado joven, siendo casi un crío. «El árbol de la ciencia» me resulto demasiado triste y deprimente, y su estilo me pareció torpe y poco cultivado. No entendí que la vida no siempre es una fiesta y que escribir de esa manera tan sencilla y natural, huyendo de las frases impostadas de tantos escritores famosos, es sumamente difícil. Don Pio es un escritor zen, alguien que busca la sencillez más absoluta, empresa extraordinariamente difícil que casi siempre consigue de manera brillante.

Hace poco me encontré con esta novelita, escrita en 1934, cuyo titulo me pareció relajante y atractivo, «Las noches del Buen Retiro». La tensión arterial baja solo de leerla y la imaginación se llena del encanto de las noches de verano en Madrid, cuando a finales de agosto se encuentra una brizna de fresco en los parques y algo acogedor y familiar en la penumbra, que invita a charlar con los amigos o a mirarse en los ojos de la persona amada.

Volviendo de los cerros de Úbeda, este libro tan agradable de leer evoca aquellos buenos tiempos en torno al final del siglo XIX (1893) en los que prácticamente todo Madrid se encontraba de noche en el Buen Retiro, para pasear, huir del calor y charlar en sociedad. Por aquellos años la capital de España andaba por el medio millón de habitantes, así que era fácil que prácticamente toda una clase social coincidiese en aquellas tertulias. Con ese telón de fondo, el autor narra las peripecias de Jaime Thierry (alter ego del propio Baroja), apasionado y ambicioso, integrante de la clase media trepadora, que trata de triunfar como literato y hacerse un hueco en la sociedad madrileña.

Una sociedad en la que todavía había algún duelo que otro, como el que protagoniza Thierry, faroleros, serenos, coches de caballos, prenderos (comerciantes de muebles, joyas y prendas de vestir), prestamistas particulares, hotelitos en Bravo Murillo y maleantes en el peligroso Cuatro Caminos. Unos ambientes que conoció de primera mano Baroja en su primera juventud y es tal la cantidad de historias y sucedidos que cuenta que una de dos, o tenía una imaginación prodigiosa o se acordaba de un sinfín de sucesos y anécdotas.

Por lo tanto, dos son los dos grandes temas que aborda la novela de primera intención: una descripción nostálgica y algo irónica del Madrid de finales del XIX y la historia de un joven que quiere abrirse paso en la vida, con todas las dificultades que encuentra, tema muy barojiano. Pero además hay quien ha visto aquí un melancólico canto a la brevedad de la vida y a la velocidad con que cambian y evolucionan las cosas, incluso un elogio continuo de la cultura, en las frecuentes alusioes a los clásicos, la música y la cultura en general.

En cualquier caso es un libro que se lee con una facilidad pasmosa, casi de un tirón, muy ameno, entretenido y con una altísima densidad de personajes por página, descritos con maestría por el autor con un par de trazos, como hacía Galdós. Mención aparte merece el estilo sencillo, sencillísimo y algo desaliñado, de una naturalidad excelsa. Los diálogos son también muy buenos y creíbles.

Una novela extraordinaria, con todas las mejores cualidades de este escritor donostiarra, menos leído de lo que merece, que bien puede servir como introducción y primera lectura para introducirse en su mundo. Una maravilla de libro. Ojalá lo hubiese encontrado antes.

Pío Baroja

Pío Baroja (San Sebastián, 1872-1956) fué un escritor español de la llamada Generación del 98, considerado por la crítica como el más importante del siglo XX. Hijo de un ingeniero de minas, nació en una familia acomodada de la capital donostiarra. Sus padres se mudaron a Madrid, a la calle Fuencarral cuando él tenía siete años. Allí fundaría luego su hermano la panadería Viena Capellanes.

Fué un lector voraz y omnívoro desde muy joven. Estudió Medicina en la capital, pero lo que le gustaba de verdad era escribir y tuvo problemas en los estudios por falta de vocación. Finalmente acabó en Valencia la carrera, fué médico rural en Cestona (Guipúzcoa), pero su carácter dificil hizo que acabara tarifando con el alcalde, el cura y otro médico.

Dejó definitivamente la Medicina, se trasladó a Madrid y se dedicó solo a escribir. Publicó casi 60 novelas y colaboró asiduamente en varios periódicos con artículos y reportajes. De estilo sobrio, natural e intencionadamente desaliñado, huyó de toda afectación e influyó poderosamente en toda la novela española del siglo XX y en otros autores, como Hemingway. Ocupó el sillón a minúscula en la Real Academia Española.

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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