Título: El regreso
Autor: Joseph Conrad
Páginas: 128
Editorial: Funambulista
Precio: 15,50 euros
Año de edición: 2007 (2ª edición)
Me he topado con esta novelita, una miniatura de 116 páginas escrita en 1898 por el gran Conrad sobre los entresijos de un matrimonio burgués, una pareja de ciudadanos grises en una ciudad gris, que afloran de manera terrible durante una crisis. La incomunicación, las convenciones, la fuerza de las circunstancias... ahogan a la pareja y la zarandean como un huracán. La visión que nos da el autor sobre la institución matrimonial es desoladora, no sé si está relacionada con su experiencia personal o no, pero resulta profundamente perturbadora.
¿Qué ocurre cuando estalla una crisis entre dos personas unidas sólo por la costumbre más convencional y que hace años que no se comunican entere sí? El planteamiento es arriesgado y el desenlace, tan contundente como inesperado. Una novela corta, una nouvelle, muy conseguida.
El estilo es ya el de un Conrad maduro y en pleno ejercicio de su capacidad de narrar: sólido, extrañamente distante y cecano al mismo tiempo, elegante, atildado y contenido. Un forma de contar con sabor a clásico y a la vez capaz de transmitir una notable riqueza de matices.
La edición está acompañada por un penetrante postfacio del traductor, Juan Max Lacruz Bassols. Este libro sirvió de base a la película francesa Gabrielle dirigida por Patrice Chéreau en el 2005 y protagonizada por Isabelle Huppert.
Józef Teodor Konrad Korzeniowski (Berdyczów, 1857-1924), más conocido como Joseph Conrad, nació en una ciudad polaca, hoy perteneciente a Ucrania, en una familia de la baja nobleza. A los 12 años se quedó huérfano y a los 17 se fugó de casa para enrolarse en el Mont Blanc, un barco mercante francés. Eso cambió su vida, porque allí descubrió la gran pasión de su vida: el mar y la navegación.
Surcó los siete mares y a los 20 años, para evitar el servicio militar obligatorio ruso, se enroló en un barco británico y adoptó esa nacionalidad. Como entretenimiento se dedicó a leer las obras completas de Shakespeare, lo que le permitió tener a los 21 años un dominio del inglés insólito. Está considerado como uno de los mejores prosistas en esa lengua, a pesar de su origen polaco, y uno de los clásicos ingleses más valorados.
Surcó los siete mares y a los 20 años, para evitar el servicio militar obligatorio ruso, se enroló en un barco británico y adoptó esa nacionalidad. Como entretenimiento se dedicó a leer las obras completas de Shakespeare, lo que le permitió tener a los 21 años un dominio del inglés insólito. Está considerado como uno de los mejores prosistas en esa lengua, a pesar de su origen polaco, y uno de los clásicos ingleses más valorados.
Era una persona solitaria, distante y muy tímida. Exploró como nadie la vulnerabilidad y la inestabilidad del ser humano. Al final de su vida pasó alunas dificultades económicas debido a su afición al juego.
Joseph Conrad, en una curiosa serie de fotografía que parecen de Fotomatón
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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