martes, 30 de julio de 2019

El reino de las mujeres - Anton Chéjov


Título: El reino de las mujeres
Autor: Anton Chéjov
 
Páginas: 91
 
Editorial: Ediciones invisibles

 
Precio: 12 euros 
 
Año de edición: 2019

En esta deliciosa novela corta, o relato largo según se vea, se muestra el talento de Chéjov en todo su esplendor: con una escritura sencilla, casi elemental en apariencia, realista y humilde, dibuja un retrato de una profundidad sobrecogedora de una sociedad y unos personajes en unas pocas páginas. 

Estamos en la Rusia decimonónica y las protagonistas de esta historia son las mujeres, representadas por Anna Akímovna, una joven que ha heredado la fábrica familiar y durante la cena de Navidad no encuentra su sitio ni en el piso de arriba, donde recibe a la clase alta, los aristócratas y los viejos amigos de la familia, que hace con ella casi lo que quieren dialécticamente hablando, y no la toman en serio, ni en el piso de abajo, donde los trabajadores y la clase baja de la ciudad la ve como una extraña y tampoco la acepta.

Un orden viejo y tradicional para la mujer está muriendo, sí, pero todaviía pesa demasiado que una mujer no se haya casado pronto y sea una solterona, y un orden nuevo está naciendo, pero todavía hay demasiado temor al cambio. La protagonista se debate entre la libertad y las convenciones sociales, y no consigue tomar las riendas de su vida. Un símbolo del cambio de siglo.

Anna, hija de un obrero, se siente parte de ellos, pero educada para otro destino se encuentra a medio camino entre dos clases y ninguna la acepta del todo, y en ninguna se encuentra a gusto completamente. Tampoco le sirven las soluciones que le ofrecen, ni dedicarse al libertinaje y vivir la vida alegremente, ni un apresurado casamiento. Por otro lado, hay también una crítica encubierta a las convenciones sociales que encasillan a la mujer de manera terrible («El tiempo de la mujer es corto», «Su soledad era natural porque no se había casado y nunca se casaría») y establecen una frontera impermeable entre clases («Los pobres deben respetar los derechos de los ricos», «Las personas decentes siempre son ricas»).

Las descripciones están hechas con cuatro trazos, de manera que Chéjov consigue en cien páginas lo que a otros autores les lleva una novela larga completa. Una píldora de alta literatura, en la que curiosamente el autor tiene tiempo además de mostrar su admiración por Maupassant y Turguéniev, dos grandes autores de relatos, como él, con los que comparte la habilidad de contar historias realistas, en las que insinúa todo un trasfondo psicológico.

Una novelita deliciosa, breve y llena de matices como toda la obra de este genial médico ruso, que no sabemos si era un buen galeno o no, pero sí que es uno de los grandes de la literatura universal.. 

Antón Chéjov (1860-1904) nació en Taganrog, el principal puerto del Mar de Azov, hijo de un cristiano ortodoxo muy estricto y nieto de un siervo que consiguió comprar su libertad, es posible que ambas cosas hiciesen que amase la libertad por encima de todo a lo largo de su vida. Su madre era una gran contadora de cuentos, que entretenía a los seis hermanos con sus historias.
   
Para ayudar a la quebrantada economía familiar comenzó a escribir para la prensa artículos y cuentos. Se hizo médico y siguió publicando relatos, con los que ganó varios premios y llegó a convertirse en un gran maestro. Está considerado uno de los mejores cuentistas de la historia. También escribió obras de teatro muy notables.
    
Fué una de las grandes figuras del naturalismo; consiguió escribir de manera completamente natural, sin artificios, con una fluidez y una cercanía envidiables. Falleció muy joven, a los 44 años, de una tuberculosis que arrastró casi toda su vida. Compatibilizó su profesión de médico con su afición a escribir, de manera que llegó a decir: «La medicina es mi esposa legal; la literatura, sólo mi amante».

Anton Chéjov

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario