lunes, 29 de julio de 2019

La Araucana - Alonso de Ercilla

 

Título: La Araucana 
Autor: Alonso de Ercilla

Páginas: 1032
 
Editorial: Cátedra 


Precio: 22,40 euros 

Año de edición: 2011

Este magno poema épico, dividido en 37 cantos, empieza con la muerte del conquistador Pedro de Valdivia a manos de los araucanos y narra la guerra que se desató hasta dominar a los caudillos mapuches y recuperar el control de la región que hoy en día llamamos Chile. A diferencia de otras crónicas de Indias, en prosa y escritas más como testimonio que como obras literarias, La araucana mantiene un aliento épico y un afán artístico que la convierten en una obra muy loable, por su extensión, su calidad y su planteamiento, tan ambicioso como arriesgado.

Probablemente no sigue con rigor los hechos históricos y se alimenta de las historias y leyendas que circulaban entre los caballeros españoles, pero por eso mismo es posible que sea más veraz que una crónica objetiva y descarnada de los hechos acaecidos en América del Sur, porque parece ser un fiel reflejo de cómo veían los conquistadores aquella región, a sus habitantes y la empresa de conquistarlos.

Por otro lado, entre batalla y batalla, ofrece una descripción muy interesante de la Provincia de Chile, sus paisajes, su geografía y las costumbres de sus habitantes. Indirectamente, el poema dice mucho de algunos usos y costumbres de la época.

Leer un poema tan largo, de más de 20 000 versos y escrito en castellano antiguo, exige cierto esfuerzo inicial, pero cuando uno se acostumbra, descubre un poema vigoroso, bello y con una cadencia muy especial, que llega a ser algo embriagadora. Está escrito en octavas reales, formadas por ocho endecasílabos que riman ABABABCC.

Parece que está influido por los grandes poemas de épica caballeresca, especialmente el Orlando Furioso (1516) de Ludovico Ariosto, y supuso un vehículo que permitió traer la influencia de la poesía italiana a nuestra literatura.

Curiosamente, los personajes más heroicos son araucanos, los jefes Caupolicán y Lautaro, lo que revela cierto respeto por el indígena, quizás también dotar de exotismo a la composición o tal vez emplear la técnica de engrandecer al enemigo para aumentar el valor y la importancia de los conquistadores que los dominaron finalmente.

En cualquier caso, sumergirse en este inconmensurable poema supone un auténtico viaje a otro mundo y otra época. Un libro que nos transporta y por un rato nos permite asomarnos a otra realidad, antigua y lejana, pero cuyo eco ha quedado encerrado en estas páginas. Toda una experiencia.
                  
Portada de la Segunda Edición (1574)

Alonso de Ercilla (Madrid, 1533-1594) fué un poeta y soldado español. Nació en una familia noble, su madre era dama de la reina Isabel de Portugal, y era el último de seis hermanos. Cuando tenía un año, murió su padre y su madre se las vió y se las deseó para sacar adelante a sus seis retoños. Consiguió colocar a Alonso como paje del príncipe Felipe, al que cogió cariño y luego dedico su gran poema. En la corte aprendió latín, francés, italiano y alemán.

Viajó por toda Europa acompañando a su señor y estando en Inglaterra se enteró de la muerte de Pedro de Valdivia, conquistador y gobernador de Chile, en la guerra del Arauco. Entusiasmado con los excitantes relatos de la conquista, y hay quien dice que por un desengaño amoroso, con 21 años consigue permiso para ir al Nuevo Mundo con el grado de capitán, acompañando al gobernador García Hurtado de Mendoza.

Estuvo nueve años en Chile, Lima y Panamá, guerreando y hablando con conquistadores y gobernadores hasta recopilar toda la información que necesitaba para acabar La Araucana, que comenzó a escribir allí. Una herencia le permitió publicar la primera parte del poema en 1569, la segunda en 1578 y la tercera en 1589, las tres con gran éxito. Mientras tanto, el rey lo había nombrado Caballero de Santiago, se había casado con una mujer muy rica, doña María de Bazán, y había viajado en misión diplomática a Italia, Alemania, Bohemia y Lisboa. Murió en 1594.

Retrato de Alonso de Ercilla de El Greco (1570)

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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