lunes, 4 de enero de 2021

La escena interior - Marcel Cohen

  

Título: La escena interior                                                                                                    Autor: Marcel Cohen

Páginas: 176
 
Editorial: Tusquets
 
Precio: 17,71 euros  

Año de edición: 2020

Verdad y honestidad. Eso es lo que transmite este libro.

La verdad es siempre valiosa, pero más tras un año en el que ha sido imposible tener siquiera un atisbo de ella en muchos de los aspectos vitales para la sociedad globalizada que formamos. Lo más curioso es que la verdad que nos narra el autor, su verdad, que es la de todos los que sufrieron lo mismo que él, surge de la escasez de certidumbres.

Marcel Cohen escribió este libro en 2013, tras una larga vida llena de lecturas y estudio sobre el holocausto y no fue hasta entonces, tras muchas dudas por la posible falta de interés para los lectores, dado que se trata de parte de su historia personal, lo que no era para él suficiente justificación, cuando se decidió a escribirlo. Efectivamente, es más que una historia personal.

Se trata de la búsqueda de sus ancestros, sus padres, hermana y tíos -judíos turcos inmigrados en Francia- que fueron asesinados en los campos de concentración nazis tras ser llevados allí por el gobierno francés colaboracionista. Ocho pequeños capítulos, uno por cada persona a la que evoca en un intento de reconstruir algo de lo que fueron basándose en los pocos conocimientos que tiene sobre ellos, unos pocos objetos y fotografías. Las fotografías son analizadas con lupa para deducir toda la información que puedan aportar, que es mucho mayor de lo que podamos pensar ahora, que nos resulta tan fácil, rápido y a menudo poco significativo hacerlas.

Como él mismo dice, fué una búsqueda llena de vacíos, de ausencias, de silencios, iguales a los de todas las personas que sufrieron la misma orfandad. Sensaciones neblinosas; lejanos sentimientos; breves recuerdos o imaginaciones hechas recuerdos; olores y mezclas de lo leído con lo intuido y lo poco escuchado de los supervivientes; todo ello conforma una mochila pesada de llevar y que sin duda marcó las vidas, como la suya, de quienes no fueron supervivientes de los campos, sino parte de las familias rotas en ellos. Todos ellos igualados en el infortunio de no haber disfrutado de unos padres, unos hermanos, una familia. Ese aspecto, unificador de tantas personas que lo sufrieron, da un sentido más universal a la experiencia personal y fue decisivo para el autor a la hora de escribir el libro. El otro motivo que le llevó a la decisión de publicarlo fue el de la necesidad de no olvidar. En una entrevista hace referencia a la frase de Günter Anders, filósofo judío, que dijo que 10 muertos es un crimen y 6 millones una abstracción. Los nazis pretendieron no dejar rastro de esos millones de personas y Cohen en este libro trata de sacar de la abstracción y hacer reales a sus familiares, darles algo de la humanidad que tuvieron, por mucho que sus vidas resulten llenas de vacíos y silencios. Lo importante es sacarlas del anonimato, porque tenemos la capacidad de dar vida a aquello que rescatamos de la memoria. Es de lo que se trata, ese era su objetivo y lo cumplió.

El autor no quiere influir en los lectores con sus propias emociones ni adivinar lo que no conoce y parece plausible, sino proporcionar información lo más aséptica posible. Por ello, su estilo es sencillo, austero y honesto pues, a pesar de estar escrito en primera persona -sea en forma de niño que recuerda, de adulto que investiga o de escritor que decide no ficcionar-, evita las descripciones del dolor personal, de la ausencia. No es tampoco el momento de la expresión del sufrimiento de las víctimas, dice, sino el de enfrentarse a la realidad. Sin embargo, a medida que avanzamos en la lectura, las emociones surgen y lo hacen desde ese vacío, esa ausencia de la que habla el autor, que de alguna manera identificamos también como nuestra y nos hace viajar mentalmente a nuestras propias ausencias, guardadas en recónditos lugares -aunque no sean comparables- y comprender mejor las que nos cuenta, esas por cuya memoria y transmisión se debe seguir luchando. El escritor ha logrado también su objetivo en la forma de abordar la narración; comprendemos los silencios.

El lenguaje sereno y culto deja entrever su dominio y el enorme cuidado en su utilización, lo que incita a una lectura pausada. A ello contribuye, una vez más, la sensibilidad del traductor, Javier Albiñana, que nos ofrece en ocasiones hermosas palabras que descubrimos por primera vez.

Un libro diferente sobre un tema muy tratado, pero nunca agotado. En este caso, la importancia es la forma de plantearlo.  Más que recomendable.

Marcel Cohen

Marcel Cohen (París, 1937), es un escritor con una amplia obra por la que ha sido reconocido con varios premios como el Jean-Arp al conjunto de su obra, o el Roland de Jouvenel, además del Wepler por la obra que se reseña. Formado en periodismo y bellas artes, ha viajado mucho y fruto de sus experiencias son muchos de sus variados trabajos.

Es un escritor original, en una época en la que la ficción en novela, e incluso en las memorias, ha tomado el protagonismo frente al realismo que él ejerce. Reivindica el papel activo del lector que debe sacar sus propias conclusiones a partir de lo que se le ofrece sin intentar influir en él. Se trata, opina, de mirar la realidad de frente y no ahogarla en ficciones. Otro autor interesante descubierto.

Publicado por Paloma Martínez.

2 comentarios:

  1. Qué interesante y lacerante. Una visión muy oportuna y bastante desconocida: la vivencia de los que crecieron en medio de ausencias. Una generación, incluso dos, marcadas por esos vacíos tan dolorosos dejados por los familiares asesinados. Por lo que cuentas, Paloma, este libro tiene varias lecturas provechosas, distintas utilidades, inclusive la sanación individual de quién tuvo una infancia marcada por ausencias y vacíos

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  2. Efectivamente, me ha parecido una lectura especial no solo por no querer inventar para los suyos lo que sabe con certeza el autor y sabemos por haber leído testimonios tremendos, sino por el intento -logrado- de evitar cualquier tipo de dramatización, aunque se trate de uno de los dramas más tremendos.
    Muchas gracias por tu comentario, María.

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