jueves, 19 de marzo de 2020

San Manuel Bueno, mártir - Miguel de Unamuno


Título: San Manuel Bueno, mártir
Autor: Miguel de Unamuno

Páginas: 160

Editorial: Espasa-Calpe
 
Precio: 8,95 euros 

Año de edición: 2007

Esta novela pasa por ser la mejor de Unamuno y probablemente lo sea, a pesar de su brevedad, tan solo 36 páginas para establecer un texto curiosísimo sobre la fé cristiana, su significado y el conflicto que tuvo su autor entre fé y razón durante toda su vida. Todo un clásico que, la verdad, no había leído todavía a pesar de la debilidad que siento por Don Miguel y que, ahora que está algo de moda, gracias a la película «Mientras dure la guerra», me he animado a devorar como se merece.

Escrita en 1930, tiene multitud de ediciones en varias editoriales y cuenta brevemente la vida de un cura de pueblo, que vive en Valverde de Lucerna, un pueblo imaginario que dice una antigua leyenda, cuyas raíces se hunden nada menos que en el Códice Calixtino, que está sumergido bajo el Lago de Sanabria. Las campanas de su iglesia se oirían tañer en la noche de San Juan, y se cuenta que fué sumergido por negarse a socorrer a un misterioso mendigo que por allí apareció hace muchos años. Es una leyenda extrañamente premonitoria, porque en 1959 se rompió la presa del Tera y el pueblo de Ribadelago quedó inundado en un desastre con 14 muertos.

En cualquier caso, el lago es muy bonito. Es el lago glaciar más grande de la península y no es extraño que su belleza, las leyendas de la zona y el hecho de que se encuentre en pleno Camino de Santiago, símbolo del peregrinaje en búsqueda de la fé, inspirara al autor hasta el punto de situar allí su historia. 

Lago de Sanabria (Zamora)

Volviendo al libro, resume la forma de ser y las ideas de Manuel Bueno, un párroco lleno de carisma y empatía, que se echa a las espaldas a todo un pueblo y dedica su vida a consolarlo y mantener su fé. Su encanto personal y su inteligencia emocional hacen que prácticamente todos los vecinos vivan como enamorados de él y así consigue el milagro de dar sentido a sus vidas, a pesar de las dudas que él mismo tiene y que en el fondo, son las mismas que las de Unamuno, que más de una vez habla por boca del cura.

Tal humanidad desprende el sacerdote, que llega a convertir a Lázaro, su alter ego, el joven ateo y descreído que vuelve a la localidad después de estudiar en la universidad empapado de Voltaire y riéndose de la religión.

El fondo del asunto de este superventas es en realidad la enorme utilidad de las creencias religiosas para aceptar la vida y sus sinsabores, incluida la muerte, adaptarse a ella e incluso, ser feliz. Una posible interpretación de todo el discurso católico es que metafórico y no se refiere a otra vida, sino a ésta y su sentido es ayudarnos a mejor vivir y morir. O dicho de otra manera, que la razón se sacrifique en el altar de la fé, tiene muchas ventajas si se hace de manera inteligente. La cosa tiene algo de esquizofrenia, pero tiene sentido y hay que leer el libro para pensar sobre ello. John Lennon escribió «Strawberry Fields for ever» (véase la letra) y Unamuno publico «San Manuel Bueno mártir», dos variaciones sobre un mismo tema que a todos nos toca.

Un libro extraordinario, que vale mucho la pena leer, trufado de frases  afortunadas («Hay dos clases de hombres: los peligrosos y los nocivos», «Los periódicos son aún más estúpidos que los hombres que los escriben») y una defensa brillante de la fé como consuelo útil en este valle de lágrimas, por más que le pese a la razón pura. Muy recomendable, especialmente para ateos, agnósticos y creyentes.

La edición se completa con otras tres novelas cortas, también brillantes y de mucha enjundia: «La novela de don Sandalio, jugador de ajedrez», en la que describe su propia misantropía y se retrata como un cascarrabias (no hay que olvidar que Unamuno fué un superdotado y no soportaba la estupidez humana); «Un pobre hombre rico o el sentimiento cómico de la vida», cuyo protagonista, tímido e indeciso consigue triunfar en la vida sin ningún talento, y «Una historia de amor», sobre el aburrimiento y el amor, o acerca de la idea de cómo la estupidez humana es insondable y puede echar a perder cualquier cosa.

Un conjunto de cuatro novelas cortas, cuyos temas se relacionan entre sí a nivel profundo, que hacen juego y componen en conjunto un curioso retrato de la personalidad de este peculiar escritor y filósofo vasco.

Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864-1936) fué un escritor y filósofo español, una de las figuras más importantes de la generación del 98, rector de la Universidad de Salamanca en tres ocasiones.

Hijo de un comerciante que hizo fortuna en México y de su sobrina, estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid. Fué un alumno brillante y casi superdotado, que acabó la carrera a los 19 años. Al año siguiente se doctoró con una tesis sobre el origen del vasco que se oponía a las tesis de Sabino Arana de una lengua primigenia y no contaminada.

Comenzó a trabajar como profesor de latín y psicología en un colegio, viajó por Europa y asistió a la inauguración de la Torre Eiffel en París.  A los 27 años consiguió una cátedra de griego en la Universidad de Salamanca y a los 30 fué nombrado rector de esa universidad. Fué un activo defensor de la república y llegó a ser diputado por el partido socialista.

Escribió novelas, ensayos, poesía, teatro y libros de viajes. Fué un pensador preocupado por el eterno conflicto entre razón y fé, y un gran novelista. También se puede decir que fué un gran papiroflexta y un notable epistológrafo, que escribió unas tres o cuatro cartas al día durante toda su vida, lo que supone unas 50 000 misivas. ¡Qué hubiese hecho Don Miguel si hubiese existido Facebook!.

Don Miguel, en su despacho de rector de la Universidad de Salamanca

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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