Título: Música para camaleones
Autor: Truman Capote
Páginas: 288
Editorial: Anagrama
Precio: 9,90 euros
Año de edición: 2005 (13ª edición)
Después de publicar varios libros extraordinarios, Capote cayó en la década delos 70 en una profunda crisis de creatividad. Fueron años dífíciles en los que estuvo buscando nuevos caminos de expresión, tratando de conseguir una escritura limpia y sencilla, sin afectaciones.
Es posible que también esos años de silencio estuviesen llenos de alguna estancia que otra en paraísos artificiales, eso dicen, pero el caso es que después de su particular travesía del desierto, este autor resurgió de sus cenizas con este título deslumbrante, «Música para camaleones», publicado en 1980. Él, camaleónico como nadie, volvió a deleitar con su música a sus lectores.
Dedicado a Tennessee Williams, otro autor sureño, homosexual y genial, este volumen reúne un total de 15 textos independientes. Un primer bloque de seis textos autobiográficos, basados en sus experiencias, en forma de nuevo periodismo o narrativa documental: una dama toca el piano para los camaleones de su casa en Martinica, la historia de un ciego que vive de charlar con los demás y aconsejarles, una viejecita encantadora que vive sola en una cabaña en el bosque, una pareja que se mantiene unida a pesar de todo, cómo se entiende la ley de la hospitalidad en una humilde granja y un recuerdo traumático de una experiencia de su infancia con una bruja en Nueva Orléans, que define la personalidad del autor.
Luego viene un relato central, espléndido, «Ataúdes tallados a mano», que recuerda el estilo de «A sangre fría». Y finalmente, siete piezas, bajo el título de conversaciones y retratos, que dibujan otras tantas semblanzas, entre las que destaca la dedicada a Marilyn Monroe y la estupenda entrevista que se hace a sí mismo.
Un libro genial y brillante, en el que el autor encuentra lo exótico en lo cotidiano, demuestra que la realidad supera siempre a la ficción si el observador es suficientemente avispado, y este hombre se revela como un contador de historias prodigioso. Narra con una soltura envidiable y al final uno se cuenta de que da lo mismo lo que nos cuente, lo importante es cómo lo cuenta. Dijo una vez que se había propuesto transformar el periodismo en un verdadero arte y un género literario a la altura de cualquier otro y a fé que lo consiguió. Por eso Capote es tan grande.
Autor: Truman Capote
Páginas: 288
Editorial: Anagrama
Precio: 9,90 euros
Año de edición: 2005 (13ª edición)
Después de publicar varios libros extraordinarios, Capote cayó en la década delos 70 en una profunda crisis de creatividad. Fueron años dífíciles en los que estuvo buscando nuevos caminos de expresión, tratando de conseguir una escritura limpia y sencilla, sin afectaciones.
Es posible que también esos años de silencio estuviesen llenos de alguna estancia que otra en paraísos artificiales, eso dicen, pero el caso es que después de su particular travesía del desierto, este autor resurgió de sus cenizas con este título deslumbrante, «Música para camaleones», publicado en 1980. Él, camaleónico como nadie, volvió a deleitar con su música a sus lectores.
Dedicado a Tennessee Williams, otro autor sureño, homosexual y genial, este volumen reúne un total de 15 textos independientes. Un primer bloque de seis textos autobiográficos, basados en sus experiencias, en forma de nuevo periodismo o narrativa documental: una dama toca el piano para los camaleones de su casa en Martinica, la historia de un ciego que vive de charlar con los demás y aconsejarles, una viejecita encantadora que vive sola en una cabaña en el bosque, una pareja que se mantiene unida a pesar de todo, cómo se entiende la ley de la hospitalidad en una humilde granja y un recuerdo traumático de una experiencia de su infancia con una bruja en Nueva Orléans, que define la personalidad del autor.
Luego viene un relato central, espléndido, «Ataúdes tallados a mano», que recuerda el estilo de «A sangre fría». Y finalmente, siete piezas, bajo el título de conversaciones y retratos, que dibujan otras tantas semblanzas, entre las que destaca la dedicada a Marilyn Monroe y la estupenda entrevista que se hace a sí mismo.
Un libro genial y brillante, en el que el autor encuentra lo exótico en lo cotidiano, demuestra que la realidad supera siempre a la ficción si el observador es suficientemente avispado, y este hombre se revela como un contador de historias prodigioso. Narra con una soltura envidiable y al final uno se cuenta de que da lo mismo lo que nos cuente, lo importante es cómo lo cuenta. Dijo una vez que se había propuesto transformar el periodismo en un verdadero arte y un género literario a la altura de cualquier otro y a fé que lo consiguió. Por eso Capote es tan grande.
Truman Streckfus Persons (Nueva Orleans,
1924-1984) tomó el apellido del segundo marido de su madre, un cubano
llamado Joe García Capote. Pasó su infancia en granjas del sur de los Estados Unidos,
abandonado por sus padres y, según el mismo, empezó a los doce años a
escribir tres horas cada día para aliviar su aislamiento. Estudió en la Trinity School de Nueva York y a la tierna edad de 17 años publicó su primer artículo en The New Yorker.
A los 21 años ganó su primer premio con un relato y a los 23 publicó «Otras voces, otros ámbitos»,
una de las primeras novelas en la que se hablaba abiertamente de la
homosexualidad. Polémico, genial, sofisticado, a veces un poco pasado de
vueltas, está considerado como uno de los padres del nuevo periodismo y
uno de los escritores más inspiradores del siglo XX. Dejó escritas
novelas, relatos, entrevistas y artículos, todos profundamente
originales y creativos.
Un autor brillante que dejó dicho «Soy un alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Sou un genio». Y tenía razón. Siempre fué un niño malo, hipersensible, algo cruel, necesitado de cariño y lleno de talento.
Truman Capote
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario