domingo, 1 de marzo de 2020

Goya, siempre Goya

Autorretrato de Goya a los 30 años

He tenido la fortuna de poder contemplar la reciente exposición de más de 300 dibujos de Francisco de Goya (Fuendetodos, 1746-1828), que ha organizado el Museo del Prado del 20 de noviembre de 2019 al 16 de febrero de 2020, coincidiendo con el 200 aniversario de ese museo.

Una muestra espléndida, sobrecogedora, que en mi opinión demuestra varias cosas: que hasta los genios tienen su periodo de aprendizaje, porque en los primeros dibujos se notan algunos defectos de perspectiva y proporción; que aunque exista el talento natural, es necesario trabajar intensamente para llegar a producir una gran obra (la cantidad de obras que produjo este hombre es impresionante, siempre estaba practicando); que la magia del arte es algo más que conseguir reproducir la realidad con la fidelidad del virtuoso, quizás a veces, capturar algo de la esencia de las cosas y las personas y transmitirla a quien ve la obra, a veces, sencillamente causar un efecto inolvidable en el espectador.

Goya es un pintor tremendo, intenso, con una voluntad de hierro, como buen aragonés, tal y como se ve en el autorretrato que se hizo a los 30 años y como reflejó él mismo en una carta que escribió cuando ya le fallaban las fuerzas: «Solo la voluntad me sobra». Esa frase ha sido escogida precisamente como lema de la exposición.

Para los que no hayan tenido la oportunidad de verla, os dejo aquí el enlace de la muestra en la web del Museo del Prado, donde pueden verse muchas obras en versión digital, textos y 19 vídeos que recorren la exposición, y un reportaje publicado en prensa con un buen resumen de la muestra. 

El catálogo de la exposición es una maravilla, tiene 368 páginas estupendamente ilustradas y se vende en la tienda del museo a 28,50 euros.

Para acabar y como una pequeña muestra del talento del genio de Fuendetodos, solo dos apuntes sobre dos de sus cuadros menos conocidos.
                  
 Cristo cruficicado de Goya (1780)
                         
Este Cristo pintado por Goya a los 24 años ha sido elegido por un sistema experto como la obra más original de la historia de la pintura, teniendo en cuenta la época en la que se pintó (véase este enlace). Es la primera imagen de Jesús en la cruz carnal, realista y natural, alejada de estereotipos religiosos. No hay antecedentes, para encontrar un planteamiento parecido hay que esperar hasta el siglo XX.
                            
Perro (una de las pinturas negras)
                          
Este cuadro de la cabeza de un perro, no se sabe si oculto o semihundido en la arena, prefigura el surrealismo y la abstracción. Una obra que fascina a los pintores de las vanguardias de nuestra época.
                          
Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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