Título: Crónica de una muerte anunciada
Autor: Gabriel García Márquez
Páginas: 144
Editorial: Debolsillo
Precio: 9,80 euros
Año de edición: 2016
He leído poco a Gabriel García Márquez. Hace tiempo que leí los «Cien años de soledad» y su enorme altura literaria hizo que el resto de su producción, excelente pero no absolutamente genial, hizo que me desilusionase un poco. Pero hay que reconocer que es un gran escritor, un autor que conoce muy bien su oficio, al que conviene visitar de vez en cuando.
Así que me he animado con ésta que es una de sus novelas más conocidas, que tiene un título con una expresión que ha hecho fortuna y se aplica a las más variadas situaciones para indicar que «eso se veía venir».
Pero vayamos al libro, una novelita corta escrita con un estilo redondo y equilibrado, ligeramente barroco y de una perfección clasicista, un estilo reconocible de frases largas que llenan de imágenes la mente del lector, con un rito que recuerda el de los versos alejandrinos y funciona como el motor de un Rolls Royce. Una manera de escribir periodística cargada de riqueza verbal y con mucho ritmo.
Publicada en 1981, catorce años después de los cien años, supone una cierta vuelta a la sencillez. La historia y la forma de escribir son aparentemente simples, pero funcionan muy bien y el planteamiento que se dibuja desde la primera frase («El día que lo iban a matar, Santiago Nasser se levantó a las 5:30 para ir a esperar el barco del obispo») tiene varios efectos notables. Hace sentir la presencia de un sino inevitable, y con las idas y venidas continuas destruye la secuencia temporal del argumento, lo deshace, porque ¿qué historia es esa cuyo desenlace ya conocemos desde la primera línea? El tiempo se detiene en este texto y parece que todo ocurre a la vez.
Otro detalle curioso es la sensación de destino trágico e inevitable que genera el que los asesinos no querían matarlo, pero las circunstancias casi les obligan a hacerlo, y el hecho de que prácticamente todos los habitantes del pueblo supiesen que buscaban al protagonista para matarlo, pero por una circunstancia u otra no pudieron avisarle, incluso algunos colaboraron sin saberlo en el terrible desenlace.
Por otro lado, el conjugar modernidad en la forma y tradición en el ambiente, la vida cotidiana de un pequeño pueblo colombiano es otra de las cualidades de este libro. Aquí se nos cuenta la delicia que puede ser tomar una sopa de crestas de gallo, se dibuja el entramado de relaciones familiares de una sociedad, se describe el machismo y la sexualidad brutal del hacendado que recuerda al señor feudal... en suma, nos permite asomarnos a ese mundo tropical y rural como por una ventana.
Una historia de amor y muerte, bellamente escrita, con el empaque y la solidez de una tragedia griega que es un verdadero gozo leer. Muy recomendable.
Gabriel García Márquez (Aracataca, 1927), escritor y periodista colombiano, recibió el Premio Nobel de Literatura en 1982. Era hijo de un coronel que le enseñó a consultar el diccionario, el maravilloso mundo del circo y le solía decir «Tu no sabes lo que pesa un muerto». Tuvo una abuela que le contaba historias fantásticas de fantasmas, aparecidos y santos, de la que heredó el gusto por narrar. Estudió Derecho para complacer a su familia, pero su pasión desde que era niño era escribir y narrar. Trabajó como periodista, publicó algunos libros con cierta fortuna y el éxito absoluto le llegó con los cien años.
Cuentan que una vez le dijo al hijo de un amigo, un escritor novel que le había pasado su primera novela: «Está bastante bien. Escríbala de nuevo». «¿Cómo dice?»- Respondió atónito el joven. «Que la reescriba, yo reescribo al menos seis veces mis novelas» respondió Gabo.
Gabriel García Márquez
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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