Título: Valentín
Autor: Juan Gil-Albert
Páginas: 104
Editorial: Paréntesis
Precio: 12 euros
Año de edición: 2010
Este libro, con forma de novela corta y vocación de tratado sobre la pasión platónica, es uno de los libros más raros, originales y bellos que he leído ultimamente. Se publicó por primera vez en 1974 y hace tres años, en 2010, afortunadamente y gracias a una subvención del Ministerio de Cultura ha aparecido esta edición para su préstamo en bibliotecas.
Se trata de un largo monólogo en el que el personaje principal se confiesa y resume su biografía. Es un homenaje elegante y convincente a la obra de Shakespeare, en la que se basa y apoya con gran habilidad. La acción tiene lugar en Inglaterra, en la época del gran clásico inglés, el final del siglo XVI, el protagonista dirige una compañía de teatro que representa fundamentalmente obras de Shakespeare, la historia se va acompasando con las obras que ponen en escena y el discurso de nuestro joven se basa en ellas, que le llevan en volandas hasta un desenlace en el que la ficción dramática y la realidad se anudan hasta confundirse.
La ésencia de la profesión de actor, la naturaleza del amor, el enamoramiento inadvertido, la dualidad amor-odio, los celos, el enfrentamiento dramático entre rigor y ambigüedad, entre lo apolíneo y lo dionisíaco, son algunos de los temas que se tocan con brevedad sintética y profunda, acompañada de la música de fondo de los versos de Shakespeare.
Contiene algunas frases memorables, por ejemplo: «Amo más la justicia que la moral»; «Si un día el hombre llegara a dominar por entero los motivos de su conducta ¿es que valdría la pena seguir viviendo»; «Tener dinero me parecía un error de gusto. Sí, ser rico me parecía una grosería».
Una obra hermosísima, concentrada, construida con frases cortas y rápida como ráfagas de ametralladora, que dosifica la información con sabiduría para que el lector se vaya situando poco a poco y finaliza con un desenlace espléndido que libera toda la energía dramática acumulada.
Un libro espléndido que ofrece una buena oportunidad de conocer a este poeta y genial prosista, poco conocido del gran público, siempre heterodoxo, original y vanguardista, y a la vez con remniscencias y una sólida base clásica. Muy recomendable.
Autor: Juan Gil-Albert
Páginas: 104
Editorial: Paréntesis
Precio: 12 euros
Año de edición: 2010
Este libro, con forma de novela corta y vocación de tratado sobre la pasión platónica, es uno de los libros más raros, originales y bellos que he leído ultimamente. Se publicó por primera vez en 1974 y hace tres años, en 2010, afortunadamente y gracias a una subvención del Ministerio de Cultura ha aparecido esta edición para su préstamo en bibliotecas.
Se trata de un largo monólogo en el que el personaje principal se confiesa y resume su biografía. Es un homenaje elegante y convincente a la obra de Shakespeare, en la que se basa y apoya con gran habilidad. La acción tiene lugar en Inglaterra, en la época del gran clásico inglés, el final del siglo XVI, el protagonista dirige una compañía de teatro que representa fundamentalmente obras de Shakespeare, la historia se va acompasando con las obras que ponen en escena y el discurso de nuestro joven se basa en ellas, que le llevan en volandas hasta un desenlace en el que la ficción dramática y la realidad se anudan hasta confundirse.
La ésencia de la profesión de actor, la naturaleza del amor, el enamoramiento inadvertido, la dualidad amor-odio, los celos, el enfrentamiento dramático entre rigor y ambigüedad, entre lo apolíneo y lo dionisíaco, son algunos de los temas que se tocan con brevedad sintética y profunda, acompañada de la música de fondo de los versos de Shakespeare.
Contiene algunas frases memorables, por ejemplo: «Amo más la justicia que la moral»; «Si un día el hombre llegara a dominar por entero los motivos de su conducta ¿es que valdría la pena seguir viviendo»; «Tener dinero me parecía un error de gusto. Sí, ser rico me parecía una grosería».
Una obra hermosísima, concentrada, construida con frases cortas y rápida como ráfagas de ametralladora, que dosifica la información con sabiduría para que el lector se vaya situando poco a poco y finaliza con un desenlace espléndido que libera toda la energía dramática acumulada.
Un libro espléndido que ofrece una buena oportunidad de conocer a este poeta y genial prosista, poco conocido del gran público, siempre heterodoxo, original y vanguardista, y a la vez con remniscencias y una sólida base clásica. Muy recomendable.
Juan Gil-Albert (Alcoy, 1904 -1994) es el seudónimo de Juan de Mata Gil Simón, poeta y ensayista alicantino no muy conocido, pero de gran calidad.
Nació en una familia de la alta burguesía y tuvo un profesor particular antes de asistir a un colegio de monjas en Alcoy y luego al internado de los Escolapios de Valencia. Allí empezó Derecho y Filosofía y Letras, pero no acabo ninguna de las dos porque le aburrían. Se convirtió en autodidacta y lector compulsivo. Los autores que más le marcaron fueron Gabriel Miró, Valle-Inclán y Azorín
En 1929 entró en política, pero a través de Max Aub conoció a casi toda la generación del 27 y decidió dedicarse en cuerpo y alma a la poesía. Cuando el Gobierno se traslada a Valencia durante la Guerra Civil Española, su casa se convirtió en el lugar de reunión de los intelectuales republicanos. Se exilió en México y Argentina, donde conoció y colaboró con Octavio Paz y Borges, entre otros, desde 1939 hasta 1947. Después regresó a Valencia e inició un exilio interior, que le conviertió en uno de nuestros más grandes poetas olvidados. Surrealista, vanguardista, poseedor de un gran estilo y de una sólida formación grecolatina, ha influido poderosamente en los poetas españoles a partir de los años 70.
Nació en una familia de la alta burguesía y tuvo un profesor particular antes de asistir a un colegio de monjas en Alcoy y luego al internado de los Escolapios de Valencia. Allí empezó Derecho y Filosofía y Letras, pero no acabo ninguna de las dos porque le aburrían. Se convirtió en autodidacta y lector compulsivo. Los autores que más le marcaron fueron Gabriel Miró, Valle-Inclán y Azorín
En 1929 entró en política, pero a través de Max Aub conoció a casi toda la generación del 27 y decidió dedicarse en cuerpo y alma a la poesía. Cuando el Gobierno se traslada a Valencia durante la Guerra Civil Española, su casa se convirtió en el lugar de reunión de los intelectuales republicanos. Se exilió en México y Argentina, donde conoció y colaboró con Octavio Paz y Borges, entre otros, desde 1939 hasta 1947. Después regresó a Valencia e inició un exilio interior, que le conviertió en uno de nuestros más grandes poetas olvidados. Surrealista, vanguardista, poseedor de un gran estilo y de una sólida formación grecolatina, ha influido poderosamente en los poetas españoles a partir de los años 70.
Juan Gil-Albert
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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