martes, 7 de febrero de 2012

Los papeles póstumos del club Pickwick - Charles Dickens


Título: Los papeles póstumos del club Pickwick
Autor: Charles Dickens
 
Páginas: 1008
        
Editorial: Debolsillo
  
Precio:
8,95 euro
   
Año de Edición: 2009

Hoy, 7 de febrero, se cumplen doscientos años del nacimiento del gran Charles Dickens, uno de los escritores más interesantes y populares que ha habido. Un autor que por un lado gusta prácticamente a todo el mundo y, por otro lado, satisface a los críticos más exigentes.
                      
He elegido hablar de «Los papeles póstumos del club Picwick», obra por la que siento una especial debilidad, considerada por muchos su obra maestra. Es su primera novela larga, escrita a los veintiún años y revela ya una maestría incontestable. Narra las jocosas andanzas y viajes de Samuel Pickwick, fundador de un absurdo club al que pertenecen los inefables Tupman, Snodgrass y Winkle. Todos ellos se verán envueltos en las más ridículas y disparatadas aventuras. La fe en la bondad innata del ser humano de Mr. Pickwick no se ve mermada por los tropiezos que sufre y corre de desastre en desastre sin perder el entusiasmo.

Es a la vez un fresco palpitante de su época y una regocijante sátira de la sociedad victoriana. Escrita con un estilo exuberante y cuidado, con una galería de personajes inolvidables, rezuma ironía, humor, vitalidad, ganas de vivir y vibraciones positivas. Es imposible leer este libro sin una sonrisa en los labios. Se publicó por entregas en los diarios londinenses y tuvo un éxito colosal.

Ilustración original de Seymour y Phiz 

Charles Dickens (Portsmouth, 1812-1870) no fué al colegio hasta los nueve años y fué autodidacta en buena medida. Lector voraz desde niño, estuvo en la cárcel con su padre condenado por deudas (entonces la familia podía vivir con el progenitor si era condenado a prisión). Empezó a trabajar en una fábrica de betún a los diez años, y luego como pasante de un parlamentario, taquígrafo, reportero y periodista. Se casó, tuvo diez hijos y escribió dieciséis novelas, la mayoría por entregas, que le han consagrado como uno de los grandes de la literatura. 

Vivió en la época victoriana, cuando Londres era el centro del mundo y la capital de un gran imperio, pero su atención se fijó preferentemente en los pobres, los desfavorecidos y los oprimidos. Hizo campaña a favor de ellos, describió su vida y sus afanes en sus novelas, los sacó a la luz y los puso a la vista de todos. Sus libros tuvieron una gran influencia política y hasta Carlos Marx dijo que en Dickens y otro escritores victorianos había más verdades sociales y políticas que en los discursos de todos los políticos juntos. Gran admirador de la obra de Cervantes, no es difícil rastraer guiños cervantinos en sus libros, como el comienzo de «Oliver Twist»: Entre otros edificios públicos de cierta ciudad, cuyo nombre no conviene mencionar por muchos motivos...
   
Siendo ya un escritor de fama vivió un accidente ferroviario en el que todos los vagones de primera menos el suyo cayeron desde un puente. Pasó largo rato auxiliando a los heridos mientras llegaban las emergencias, luego echó algo de menos y volvió al vagón para recuperar el manuscrito inconcluso de una de sus novelas.

Cinco años después del accidente, a los cincuenta y ocho años, murió de una apoplejía. Circuló por todo Londres una octavilla con el siguiente epitafio: «fue simpatizante del pobre, del miserable, y del oprimido; y con su muerte, el mundo ha perdido a uno de los más grandes escritores ingleses».
   
Fué un escritor tremendamente popular en vida, que influyó poderosamente en generaciones enteras de autores. Se han hecho más de 180 películas basadas en alguna de sus obras, además de piezas de teatro, adaptaciones, comics, etcétera. Clásico entre los clásicos, pocos autores tienen un adjetivo (dickensiano) que describe su mundo.
  
 
Charles Dickens en 1868

Hay varias ediciones disponibles de este libro, algunas muy baratas. Mencionaremos la curiosa traducción que hizo en 1922 Ortega y Gasset, tiene gracia lo del serio filósofo vertiendo este divertido texto al español, y la espléndida traducción realizada por José María Valverde, que suele ir acompañada de las magníficas ilustraciones de la época de los dibujantes Robert Seymour y Phiz. Hoy ha publicado Benjamín Prado en EL PAÍS un fantástico artículo sobre la actualidad de este cronista londinense.

Uno de los grandes, un escritor apropiado para cualquier momento, accesible para todo tipo de lectores y a la vez, uno de los autores que redacta en un inglés más exquisito y florido. Imprescindible. Todos deberíamos leer más a Dickens.

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

1 comentario:

  1. No sé por qué este libro no es más conocido, pero lo recuerdo como una obra maestra. Ideal además como libro de cabecera, para leer capítulo a capítulo, como El Quijote español.

    ResponderEliminar