viernes, 5 de septiembre de 2025

El tapiz de Malacia - Brian Aldiss

Título: El tapiz de Malacia                                                                                            Autor: Brian Aldiss

Páginas: 384

Editorial: MInotauro

Precio: 8 euros

Año de edición: 2003

El tapiz de Malacia (1976) es quizá la novela más desconcertante e inclasificable de Brian Aldiss. No pertenece al campo de la ciencia ficción. Se trata de una novela fantástica en el más amplio sentido. El universo en el que transcurre no es igual al nuestro. Cierto que se le parece, pero no del todo. Sus habitantes obedecen a pasiones humanas reconocibles. Sin embargo, en ese mundo existen fieras antediluvianas como mito originario, la magia es omnipresente y cierta raza de hombres tiene la capacidad de volar.

En realidad, el autor combina muchas cosas en su libro: aventuras, erotismo, cacerías, duelos e intrigas. Un personaje singular es el eje alrededor del cual gira la narración. El tapiz de Malacia es una novela larga que nunca se hace aburrida. Es admirable la facilidad de Aldiss para tejer pacientemente sus entretenidas y laberínticas historias bizantinas. 

Malacia es una ciudad-estado que recuerda a las urbes del renacimiento italiano. O quizá a la gran ciudad mercantil de Ragusa, hoy la croata Dubrovnik. El gobierno está dominado por una élite aristocrática. En la longeva Malacia se ha conseguido algo portentoso: detener el tiempo. El cambio está prohibido. Es la herejía máxima. Malacia brilla como un insecto dentro de una piedra de ámbar. Fuera de sus muros se suceden los cambios. 

Pero Malacia no es una ciudad muerta. Aunque la envuelve una atmósfera de decadencia, sus calles rebosan de gente, en los mercados se compran y venden los productos más exóticos, el puerto recibe naves de lugares remotos y la nobleza promueve las artes y las letras. No se admiten las novedades que puedan trastocar su delicado equilibrio social. Malacia fue, es y será siempre igual a sí misma. Sus tradiciones son eternas. Parece una ciudad ideada por Parménides, el filósofo de la estabilidad y la permanencia, frente a Heráclito, cuyo lema era panta rei, todo fluye. 

Por las callejas de Malacia deambula Perian de Chirolo, un actor joven, guapo, enamoradizo, frívolo, hedonista, incapaz de concentrarse en una tarea seria, aficionado a las fiestas, despreocupado por la política y con vocación de advenedizo. La existencia de Perian consiste en enamorarse y desenamorarse. Es un saltimbanqui simpático rodeado de otros artistas tan inútiles como él. Su padre es un serio erudito preocupado por investigar nimiedades en viejos y polvorientos legajos que nadie lee. Para Perian, en cambio, la vida es una interminable búsqueda de aventuras. Su alegría es la del instante. En su vida superficial no hay lugar para el sufrimiento. La felicidad no va más allá del placer que proporciona una noche de amor, la poesía o la ebriedad. 

Así que las aventuras amorosas de Perian constituyen la espina dorsal de la narración. A partir de ellas se ramifican otras historias siempre interesantes y llenas de encanto. Asistiremos, por ejemplo, a un viaje en globo con el propósito de escarmentar a los turcos que han puesto cerco a la ciudad. A un encuentro con un artista tan rematadamente perfeccionista que prefiere que su familia se muera de hambre a renunciar a la parsimonia con la que pinta. En otra maravillosa aventura, Perian se enfrentará, disfrazado con atuendo de cazador y montado en un jamelgo famélico, a una bestia de varios metros. 

En los salones de la nobleza de Malacia se baila, conversa y conspira. De mañana, el río que cruza la ciudad arrastra el cuerpo de alguien degollado por la noche. Así se solucionan los problemas más graves. En Malacia la muerte es hermana del amor. Las damas de la ciudad son rubias o morenas, de ojos rasgados, fascinantes y traicioneras. Les gusta el teatro, cantan y tienen un gusto exquisito. 

No todos en Malacia están de acuerdo con la parálisis de la ciudad. El inventor de una nueva forma de fijar las imágenes en el teatro es un revolucionario. Quiere cambios. Las clases bajas de Malacia están explotadas. Algunos no soportan las injusticias sociales. Lentamente se van abriendo grietas en la fortaleza de la ciudad y por ellas se desliza el aroma tentador de las novedades. 

El tapiz de Malacia es una novela insólita. Muchas de sus páginas recuerdan los cuentos de Lord Dunsany. Aldiss entreteje varias historias cuya moraleja, si la hay, es la maduración de la personalidad de Perian de Chirolo. Así que estamos ante una singular novela de formación. Para el ilustrado Aldiss resulta imposible detener el cambio. Siempre se abrirá camino de una u otra manera. La transformación es un reto peligroso e ineludible. El hombre se abre camino entre sus miedos. Le impulsa el deseo de conocer. El conocimiento es el motor del progreso. Malacia llegará a su cita con la historia. Una novela excelente. 

Brian Aldiss

Brian W. Aldiss (1925-2019) fue un escritor inglés nacido en el condado de Norfolk. A los tres añitos ya escribía cuentos que su madre conservaba religiosamente. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial peleó contra los nipones en Birmania y Sumatra. Leyó desde joven mucha ciencia ficción. En los años 50 comenzó su carrera literaria, convirtiéndose en uno de los grandes del género dentro de la llamada «Nueva ola» (junto con autores como su amigo J. G. Ballard).

Sus aportaciones han tenido una gran importancia en el desarrollo de la literatura fantástica. Aldiss se ha ocupado de viajes interestelares, futuros remotos o cercanos, paradojas temporales, catástrofes medioambientales, la inteligencia artificial y la evolución humana desde la caverna hasta el cosmos. En algunos de sus libros homenajea a clásicos como Drácula, Frankenstein o el doctor Moreau. Autor prolífico y popular, Murió en su casa de Oxford tras cumplir 92 años. 

Publicado por Alberto.

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