sábado, 13 de septiembre de 2025

Mademoiselle de Daupin: mezzosoprano y espadachina

Las dos caras de Mademoiselle de Daupin

Julie d'Aubigny (1670-1707), más conocida como Mademosiselle de Maupin, fue un fascinante personaje del París del siglo XVII. Se hizo famosa por su maravillosa voz de mezzosoprano, con la que triunfó en la ópera, y por su habilidad con la espada, que le permitió salir airosa de numerosos duelos contra hombres y despachar a más de uno.

Hija única del secretario del conde de Armagnac, fue la esposa efímera del señor de Maupin, del que tomó el nombre y se separó poco después de la boda. Parece que era mucha mujer para la mayoría de hombres. Su educación había sido muy peculiar, porque incluyó la esgrima y el canto. 

Debutó con éxito en la Ópera de París a los 20 años. Una diferencia de criterio con el lugarteniente de la policía de la capital la obligó a huir a Marsella en compañía de su amante. La pareja empezó a ganarse la vida con espectáculos de esgrima basados en la fórmula: hombre lucha contra mujer vestida de caballero. Logró volver a cantar en la ópera de la ciudad, pero ¡ay! allí se enamoró de una jovencita, a la que sus padres ingresaron en un convento para salvar el honor de la familia. Nuestra heroína, ni corta ni perezosa, se disfrazó de hombre, saco a su amada del convento a la fuerza y se fugó con ella a París, donde retomó su brillante carrera como cantante de ópera, con una voz, grave, cálida, rotunda y muy versátil, que llegaba hasta el registro más agudo de una soprano.   

Sus tórridos romances tanto con hombres como con mujeres, su belleza y su maravillosa voz, sus frecuentes apariciones ataviada como un varón y su carácter pendenciero, que la llevaron a batirse en duelo en incontables ocasiones, hicieron que fuera un personaje famoso y la comidilla de toda la sociedad. Se dice que dio boleto a más de diez hombres. Después de matar a un noble en duelo, tuvo que huir a Bruselas hasta que se enfriaran las cosas. Allí fue protegida por el elector Maximilien-Emmanuel de Bavière y triunfó en la Opéra du Quai au Foin. Pasado un tiempo, volvió a la capital francesa y a actuar en su teatro de la ópera. Después de muchas aventuras, murió joven, a los 37 años, de enfermedad y tristeza, recluida en un convento por propia voluntad después de haber perdido a la que parece que fue la mujer de su vida, su amante la marquesa de Florensac.

Su vida inspiró novelas, obras de teatro y operetas, entre las que destaca la novela Mademoiselle de Maupin (1835) de Théophile Gautier, en la que se exageran los rasgos románticos de su vida. Aunque me parece que dejó poco margen para la exageración, porque en su caso, como tantas otras veces, parece que la realidad supera a la ficción.

Retrato de Mademoiselle de Daupin

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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