viernes, 4 de diciembre de 2020

El Periquillo Sarniento - José Joaquín Fernández de Lizardi

 
Título: El Periquillo Sarniento                                                                                            Autor: José Joaquín Fernández de Lizardi 

Páginas: 654

Editorial: Porrúa
 
Precio: 9,95 euros  

Año de edición: 2007 (30ª edición)

Publicada por primera vez en 1816 por entregas, ésta es la primera novela escrita en el continente americano por alguien nacido allí. Todo un clásico, que se convirtió muy pronto en un superventas. Consta de tres libros, de 21, 18 y 23 capítulos respectivamente, en los que se censuraron los pasajes en los que se criticaba la esclavitud. 

Cuenta la vida y milagros del imaginario Pedro Sarmiento, bautizado en el colegio con mucho humor como «Periquillo Sarniento», contados por él mismo en primera persona en unos cuadernos que deja a sus hijos en su lecho de muerte, para que aprendan de sus errores y de todo lo que vió y vivió en su ajetreada vida.

Se trata de una novela picaresca, con influencias cervantinas, profusión de refranes y poemas del mismo autor, algo sentenciosa y moralista, satírica y divertida, con un sentido del humor muy especial, escrita con amenidad y un estilo algo anticuado de frases largas y ceremoniosas que tiene su gracia y no se hace pesado.

El protagonista se supone que nació en la ciudad de México en 1772 (en la misma época que el autor) y nada más empezar critica a las madres que dejan a sus retoños en brazos de una nodriza, a los padres que miman a sus hijos, luego a los maestros sin vocación, al sistema educativo atrasado e ineficaz, el vicio del juego, los hospitales, las prisiones, los escribanos, el sistema judicial... así hasta no dejar títere con cabeza, dando razones y con intención reformadora, por lo que se puede considerar a esta obra multifacética también como hija de la ilustración. 

Está trufada de citas (de Horacio, Cervantes, San Pablo, Ovidio, Virgilio, Cicerón... y hasta de Newton) y de historias dentro de la historia general, entre las que hay que destacar la titulada «Prólogo en traje de cuento» con que arranca el segundo libro. En ese prólogo, se la aparece al autor nada menos que el Conocimiento y ambos comentan lo que opinan los lectores del primer libro.

Nuestro pícaro, una vez que fallecen sus padres siendo él muy joven, se ve obligado a probar las más diversas ocupaciones, como fraile, ayudante de botica, médico, escribano, sacristán, oficial de la justicia, asistente de un coronel y mil ocupaciones más. Se casa dos veces, viaja hasta Manila, naufraga, se intenta suicidar,  le meten en prisión y el pobre vive aventuras y calamidades sin cuento, en una narración que suele achacar casi todos sus males a deficiencias de la sociedad, que hay que reformar.

Los títulos de los capítulos son una breve descripción y síntesis de su contenido, como los de las novelas de Julio Verne, por lo que el índice tiene el aspecto de un resumen del libro. Para muestra, baste un ejemplo: el capítulo VIII del libro 3º se titula En el que nuestro Perico cuenta cómo quiso ahorcarse; el motivo porque no lo hizo; la ingratitud que experimentó con un amigo; el espanto que sufrió en un velorio; su salida de esta capital, y otras cosillas.

Para acabar la obra y después de la  muerte del pobre Periquillo, que en algún capítulo una feliz errata denomina el «Perrillo Sarniento», toma el autor las riendas de narrador con la excusa de haber recibido los cuadernos con las memorias de nuestro pícaro, cuenta su entierro y cierra la obra con unos cuantos poemas y sonetos, algunos de verdadero mérito.

Hay una edición publicada por la Ediciones Cátedra en 2008, a 20,30 euros, de formato más pequeño y con 960 páginas, que incluye una biografía del autor y un estudio previo de Carmen Ruiz Barrionuevo, catedrática de filología de la Universidad de Salamanca. Yo he tenido la suerte de poder leer la edición publicada por la mítica editorial mexicana Librería Porrúa, fundada en 1900 por tres hermanos asturianos, José, Indalecio y Francisco Porrúa, que con el lema «Cultura al alcance de todos» lanzaron colecciones en rústica a bajo precio que sirvieron para poner miles de títulos a disposición de todos. Precisamente, su colección más famosa, titulada «Sepan cuántos...» se inició en 1959 con esta obra, «El Periquillo Sarniento», que va ya por la edición 30ª.

En fin, una obra heterogénea y poliédrica donde las haya, picaresca, cervantina, ilustrada, satírica, humorística, moralizante, prolija y muy divertida, que ofrece de propina un retrato de las costumbres y usos mexicanos de finales del XVIII y principios del XIX, por lo que además de lo dicho, es costumbrista.

Un clásico hispanoamericano que vale la pena conocer. Es una lástima que las grandes obras del otro lado del océano no sean más conocidas y populares en España, porque así nos perdemos obras curiosísimas, como ésta, y se nos sustrae la posibilidad de comprobar su influencia en nuestra literatura. Muy recomendable.

   
José Joaquín Fernández de Lizardi (Ciudad de México, 1776-1827) fué un escritor novohispano (es decir nacido en el Virreinato de Nueva España, el actual México). Hijo de un médico mexicano y una española, empezó a estudiar latín, filosofía y retórica en la Universidad Nacional, pero la muerte de su padre cuando él tenía 22 años le obligó a ingresar como magistrado menor en Taxco. En 1810 fué destituido y desposeído de sus bienes por colaborar con los insurgentes de Hidalgo y comenzó su carrera periodística. En 1811 publicó en prensa unas letrillas satíricas contra el virreinato, por las que fué encarcelado siete meses, en 1822 fue excomulgado por la Iglesia Católica por defender la masonería, visitó la prisión varias veces más por sus escritos y siempre fué un pensador crítico y un escritor satírico. Murió en la ciudad de México de tuberculosis.
 
Fué un gran novelista y en 1812 fundó el periódico más importante de la época, El Pensador Mexicano, motivo por el que el público le empezó a llamar así, el Pensador Mexicano. En ese diario denunciaba las injusticias del virreinato, la mala distribución de la riqueza, la baja calidad de la educación y los privilegios de unos pocos. Tuvo problemas con el poder, la todavía activa Inquisición, la censura y finalmente, Fernando VII cerró el diario en 1814, a la vez que la Constitución de Cádiz.

Al encontrar tantas dificultades, decidió cambiar de género y comenzó a escribir su famosa obra El Periquillo Sarniento, en la que, de manera más velada y menos obvia, siguió criticando y satirizando los vicios y defectos de la sociedad. Luego vendrían tres novelas más, La Quijotita y su prima (1818), El triste de Altamirano (1822) y Vida y hechos del famoso caballero Don Catrín de la Fachenda (1832), y una autobiografía titulada Noches tristes y día alegre (1818).
 
José Joaquín Fernándo de Lizardi

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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